31 de Enero de 2011.
Sería posible quemar más materia de origen vegetal en las centrales térmicas, en vez de carbón, si la biomasa, un combustible verde, fuese sometida previamente a un proceso de torrefacción comparable al usado para el café, según muestran los resultados de una investigación en la que ya se ha trabajado para hacer real esta posibilidad.
Miscanthus.
En el Reino Unido, donde los investigadores, de la Universidad de Leeds, han llevado a cabo su estudio, muchas centrales eléctricas queman ahora biomasa además de carbón, en un intento de reducir el uso de este último y mitigar así los perniciosos efectos de su combustión sobre el medio ambiente. A diferencia de los combustibles fósiles, los árboles como el álamo o el sauce, o las hierbas como la Miscanthus, son una fuente de energía que virtualmente no aporta nada de carbono extra a la atmósfera, en el sentido de que la cantidad de dióxido de carbono que emiten durante su combustión es la misma que absorbieron de la atmósfera mediante la fotosíntesis durante su crecimiento.
Pero los beneficios medioambientales de la biomasa están contrarrestados por algunos problemas prácticos y económicos, debido a los cuales estas centrales eléctricas térmicas se ven forzadas a restringir la cantidad de biomasa empleada. La biomasa es húmeda y voluminosa, su transporte es relativamente caro, y resulta difícil almacenarla durante largos períodos de tiempo sin que se vuelva mohosa. Además, la materia de las plantas fibrosas es sumamente difícil de procesar en los molinos que se usan para convertir en polvo los bloques secos de carbón antes de quemarlos.
Un proceso de tostado conocido como torrefacción es la solución, según la opinión de Jenny Jones, profesora de energías sostenibles, y sus colegas, de la Universidad de Leeds. Este proceso, que consiste en calentar el material a unos 300 grados centígrados en un recipiente sin aire, transforma la voluminosa biomasa en un combustible seco, energéticamente rico, que es más barato y más fácil de transportar, y que se mantiene en buenas condiciones durante bastante más tiempo.
Un análisis de dos cultivos bioenergéticos comunes, el sauce y la Miscanthus, ha mostrado también que cuando la biomasa es sometida a un proceso de torrefacción se la puede luego moler hasta convertirla en polvo, tan fácilmente como puede hacerse con algunos carbones de buena calidad. Así resulta mucho más práctico y rentable reemplazar en las centrales térmicas el carbón por materia vegetal procesada.
Un proceso de tostado conocido como torrefacción es la solución, según la opinión de Jenny Jones, profesora de energías sostenibles, y sus colegas, de la Universidad de Leeds. Este proceso, que consiste en calentar el material a unos 300 grados centígrados en un recipiente sin aire, transforma la voluminosa biomasa en un combustible seco, energéticamente rico, que es más barato y más fácil de transportar, y que se mantiene en buenas condiciones durante bastante más tiempo.
Un análisis de dos cultivos bioenergéticos comunes, el sauce y la Miscanthus, ha mostrado también que cuando la biomasa es sometida a un proceso de torrefacción se la puede luego moler hasta convertirla en polvo, tan fácilmente como puede hacerse con algunos carbones de buena calidad. Así resulta mucho más práctico y rentable reemplazar en las centrales térmicas el carbón por materia vegetal procesada.
Fuente: Amazings, Scitech News.
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