17 de mayo de 2010.
Científicos del SIA están explorando la bioquímica de uno de los insectos plagas más devastadores con el objetivo de desarrollar un agente de biocontrol que podría eliminar la plaga de los jardines y las granjas.
Los pulgones transmiten enfermedades que les cuestan a los granjeros y los jardineros cientos de millones de dólares cada año. Algunos de los insecticidas actualmente disponibles no son amigables con el medio ambiente, y porque los pulgones están desarrollando resistencia a los insecticidas, algunos cultivadores tienen que usar más los productos químicos.
R. J. Nachman, quien es químico, está estudiando las señales químicas llamadas neuropéptidos, los cuales son usados por pulgones y otros organismos para controlar y regular una gama amplia de funciones corporales, tales como digestión, respiración, el consumo de agua, y excreciones.
El efecto provocado por la señal química normalmente está apagado cuando enzimas en el cuerpo descomponen el neuropéptido. Nachman está desarrollando imitadores de neuropéptidos, llamados análogos, con estructuras moleculares un poco alteradas que no se descomponen. El objetivo de Nachman es matar la plaga por medio de trastorno de la digestión, el consumo de agua o otras funciones biológicas del insecto.
Nachman, en colaboración con Guy Smaggh y otros colegas, mezcló cinco análogos candidatos en soluciones dietéticas y alimentó 20 ninfas del pulgón del guisante (Acyrthosiphon pisum) con cada una de las soluciones. Los científicos descubrieron que una de las formulaciones mató del 90 por ciento al 100 por ciento de los pulgones dentro de tres días, mostrando una potencia comparable a la de los insecticidas ahora disponibles comercialmente. Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista científica 'Peptides' (Péptidos).
Cualquier agente de biocontrol tiene que pasar por muchas pruebas antes de aprobación para utilización comercial. Nachman está continuando las pruebas y la evaluación de los análogos. Pero él dice que las estructuras moleculares de la clase de neuropéptidos en su estudio, llamados quininas de insectos, son tan únicos que no es probable que ellos tengan cualquier efecto en los seres humanos, las plantas u otros tipos de organismos.
Fuente: ars.usda.gov
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