08-07-10
Si bien el suelo es parte del problema del cambio climático también puede ser parte de la solución, el cuadro general es claro, a través de la adopción de la correcta gestión de prácticas de manejo del suelo que garanticen el mantenimiento de carbono en el suelo, se podría contribuir a compensar en parte las emisiones de los combustibles fósiles.
El suelo es un recurso natural que a menudo se olvida porque no se dimensiona la importancia que este tiene para el ecosistema y la economía. La comida que comemos, la ropa que usamos, el agua que bebemos, todos ellos están relacionados con la capacidad del suelo para realizar sus funciones fundamentales. Cuando los suelos se degradan, esta capacidad se ve seriamente afectada. Por otra parte, cuando la degradación alcanza niveles graves, puede dar lugar a fenómenos de desertificación. Además de sus funciones relacionadas con la biomasa y la producción de fibra, el reciclaje de nutrientes y la filtración del agua, el patrimonio genético etc., el suelo juega un papel crucial en el ciclo global del carbono. La exploración de ese papel debe ser objetivo del área suelos del INTA en el próximo trienio.
La clave en la relación entre el suelo y el cambio climático es la materia orgánica del suelo. La materia orgánica está relacionada con la fertilidad del suelo es el fundamento de la vida, especialmente la vida vegetal, ya que a través de ella se unen los nutrientes a suelo, garantizando así su disponibilidad para las plantas. Es el hogar para los organismos terrestres, desde las bacterias a los gusanos y los insectos, y les permite transformar los residuos vegetales, y proveer los nutrientes que puede ser absorbido por las plantas y los cultivos. Asimismo, mantiene la estructura del suelo, mejorando así la infiltración del agua, la disminución de la evaporación, aumentando la capacidad de retención de agua y evitar la compactación del suelo. Además, la materia orgánica acelera la descomposición de los contaminantes que puede fijarse a sus partículas, reduciendo así el riesgo de contaminación de aguas.
La materia orgánica del suelo es la segunda reserva de carbono más grande del planeta después de los océanos, si se liberara a la atmósfera sólo una pequeña fracción de esa cantidad se correría el riesgo de acabar con todos los ahorros que otros sectores de la economía mundial están logrando con el objetivo de contener las emisiones del hombre de los gases de efecto invernadero. Desafortunadamente, esto no es sólo un escenario teórico.
Si bien el suelo es parte del problema del cambio climático también puede ser parte de la solución, el cuadro general es claro, a través de la adopción de la correcta de gestión de prácticas de manejo del suelo que garanticen el mantenimiento de carbono en el suelo, se podría contribuir a compensar en parte las emisiones de los combustibles fósiles.
La intensificación de la agricultura y la incorporación de nuevas tierras a la agricultura, en general no siempre vinculadas con una buena gestión del recurso suelo, han jugado un papel central en el incremento de la producción de granos. Ahora todos los estudios indican que se está produciendo una lenta y gradual reducción de materia orgánica del suelo, sin una evaluación completa a nivel regional. Estas pérdidas pueden ser muy significativas cuando se las toma en su conjunto en términos de emisiones de carbono.
Los cambios en los patrones de precipitaciones y el aumento de las temperaturas medias por el cambio climático también están desempeñando jugando un rol importante en este sentido. Un aumento en la temperatura global acelera las pérdidas de carbono de los suelos, lo que eleva la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Los cambios en los patrones de lluvia contribuyen a un aumento de la erosión en suelos vulnerables, que a menudo ya sufren de bajo contenido de materia orgánica. El cambio climático pondrá más presión sobre la calidad del suelo y aumentara el riesgo de la desertificación y de degradación de los suelos, esto ya está afectando varias regiones de nuestro país y se espera que se en el futuro cercano estas se intensifiquen.
El verdadero reto es asegurar que la gestión de materia orgánica del suelo y su potencial para prevenir la desertificación, la degradación de suelos contribuya a la mitigación del cambio climático. Esto debe convocar la atención de los usuarios del suelo y a los responsables políticos, para que puedan considerar ese factor en sus actividades diarias y en el desarrollo de políticas, respectivamente.
Propuesta del INTA
- El suelo es parte tanto del problema como de la solución del cambio climático. Es indispensable apoyar las prácticas de manejo sustentable del suelo que ayuden a mantener y en lo posible, aumentar la materia orgánica del suelo.
- La degradación del suelo tiene repercusiones globales, por lo que resulta necesario descubrir donde se están produciendo pérdidas de materia orgánica del suelo y se evalúen esas pérdidas
- Está claro que la Argentina tiene que adaptarse al cambio climático y que el suelo desempeña un papel crucial para garantizar la producción de alimentos y servicios frente a condiciones climáticas adversas
- La creación de una Red INTA de Información de Suelo será en el futuro cercano, una de las bases de datos de Argentina que proveerá información para la aplicación y el seguimiento de la futura estrategia temática para la protección de nuestro suelo.
Fuente: INTA Balcarcehttp://balcarce.inta.gov.ar/ , ecoportal.net
Si bien el suelo es parte del problema del cambio climático también puede ser parte de la solución, el cuadro general es claro, a través de la adopción de la correcta gestión de prácticas de manejo del suelo que garanticen el mantenimiento de carbono en el suelo, se podría contribuir a compensar en parte las emisiones de los combustibles fósiles.
El suelo es un recurso natural que a menudo se olvida porque no se dimensiona la importancia que este tiene para el ecosistema y la economía. La comida que comemos, la ropa que usamos, el agua que bebemos, todos ellos están relacionados con la capacidad del suelo para realizar sus funciones fundamentales. Cuando los suelos se degradan, esta capacidad se ve seriamente afectada. Por otra parte, cuando la degradación alcanza niveles graves, puede dar lugar a fenómenos de desertificación. Además de sus funciones relacionadas con la biomasa y la producción de fibra, el reciclaje de nutrientes y la filtración del agua, el patrimonio genético etc., el suelo juega un papel crucial en el ciclo global del carbono. La exploración de ese papel debe ser objetivo del área suelos del INTA en el próximo trienio.
La clave en la relación entre el suelo y el cambio climático es la materia orgánica del suelo. La materia orgánica está relacionada con la fertilidad del suelo es el fundamento de la vida, especialmente la vida vegetal, ya que a través de ella se unen los nutrientes a suelo, garantizando así su disponibilidad para las plantas. Es el hogar para los organismos terrestres, desde las bacterias a los gusanos y los insectos, y les permite transformar los residuos vegetales, y proveer los nutrientes que puede ser absorbido por las plantas y los cultivos. Asimismo, mantiene la estructura del suelo, mejorando así la infiltración del agua, la disminución de la evaporación, aumentando la capacidad de retención de agua y evitar la compactación del suelo. Además, la materia orgánica acelera la descomposición de los contaminantes que puede fijarse a sus partículas, reduciendo así el riesgo de contaminación de aguas.
La materia orgánica del suelo es la segunda reserva de carbono más grande del planeta después de los océanos, si se liberara a la atmósfera sólo una pequeña fracción de esa cantidad se correría el riesgo de acabar con todos los ahorros que otros sectores de la economía mundial están logrando con el objetivo de contener las emisiones del hombre de los gases de efecto invernadero. Desafortunadamente, esto no es sólo un escenario teórico.
Si bien el suelo es parte del problema del cambio climático también puede ser parte de la solución, el cuadro general es claro, a través de la adopción de la correcta de gestión de prácticas de manejo del suelo que garanticen el mantenimiento de carbono en el suelo, se podría contribuir a compensar en parte las emisiones de los combustibles fósiles.
La intensificación de la agricultura y la incorporación de nuevas tierras a la agricultura, en general no siempre vinculadas con una buena gestión del recurso suelo, han jugado un papel central en el incremento de la producción de granos. Ahora todos los estudios indican que se está produciendo una lenta y gradual reducción de materia orgánica del suelo, sin una evaluación completa a nivel regional. Estas pérdidas pueden ser muy significativas cuando se las toma en su conjunto en términos de emisiones de carbono.
Los cambios en los patrones de precipitaciones y el aumento de las temperaturas medias por el cambio climático también están desempeñando jugando un rol importante en este sentido. Un aumento en la temperatura global acelera las pérdidas de carbono de los suelos, lo que eleva la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Los cambios en los patrones de lluvia contribuyen a un aumento de la erosión en suelos vulnerables, que a menudo ya sufren de bajo contenido de materia orgánica. El cambio climático pondrá más presión sobre la calidad del suelo y aumentara el riesgo de la desertificación y de degradación de los suelos, esto ya está afectando varias regiones de nuestro país y se espera que se en el futuro cercano estas se intensifiquen.
El verdadero reto es asegurar que la gestión de materia orgánica del suelo y su potencial para prevenir la desertificación, la degradación de suelos contribuya a la mitigación del cambio climático. Esto debe convocar la atención de los usuarios del suelo y a los responsables políticos, para que puedan considerar ese factor en sus actividades diarias y en el desarrollo de políticas, respectivamente.
Propuesta del INTA
- El suelo es parte tanto del problema como de la solución del cambio climático. Es indispensable apoyar las prácticas de manejo sustentable del suelo que ayuden a mantener y en lo posible, aumentar la materia orgánica del suelo.
- La degradación del suelo tiene repercusiones globales, por lo que resulta necesario descubrir donde se están produciendo pérdidas de materia orgánica del suelo y se evalúen esas pérdidas
- Está claro que la Argentina tiene que adaptarse al cambio climático y que el suelo desempeña un papel crucial para garantizar la producción de alimentos y servicios frente a condiciones climáticas adversas
- La creación de una Red INTA de Información de Suelo será en el futuro cercano, una de las bases de datos de Argentina que proveerá información para la aplicación y el seguimiento de la futura estrategia temática para la protección de nuestro suelo.
Fuente: INTA Balcarcehttp://balcarce.inta.gov.ar/ , ecoportal.net
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