11 Agosto de 2012.
Por:Carlos Javier Cuervo O, Unimedios
Con mejores niveles de productividad, las
variedades sureña y alcalá de esta legumbre superan en calidad comercial
y nutricional a las ya existentes. Además, su resistencia a
enfermedades causadas por el hongo Fusarium oxysporum es una
significativa contribución a la protección ambiental, pues permite
disminuir las aspersiones de químicos sintéticos.
Nariño será uno de los primeros departamentos en sembrar las nuevas variedades de arveja de la UN. Foto: archivo particular |
En Colombia, la arveja alcanza las 30.000 hectáreas (ha) de cultivo
por año. El 60% del área corresponde a siembras en los departamentos de
Cundinamarca y Boyacá. Por su valor nutricional, es muy apreciada en la
dieta humana y se ha convertido en una alternativa provechosa junto con
otras especies de alto consumo, como la papa y el maíz.
Con el fin de atender los mercados actuales y potenciales de leguminosas comestibles, investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá desarrollaron cruces entre variedades disponibles en los cultivos agrícolas y colecciones de germoplasma nacionales. El resultado: dos nuevas variedades, la sureña y la alcalá.
La agricultura de estas arvejas es más limpia y se espera que su costo para los consumidores sea menor. Asimismo, permitirán incrementar la productividad de una especie que ha disminuido su rendimiento por los altos costos de siembra relacionados con la incidencia de plagas y enfermedades.
“A estas les incorporamos materiales con fenotipos (rasgos físicos y de desarrollo) de mayor resistencia y rendimiento”, asegura el profesor Gustavo Ligarreto Moreno, doctor en Ciencias Agropecuarias.
Frente a los sembradíos comerciales más comunes, los nuevos tipos presentan un notable rendimiento: maduran diez días más rápido que la variedad santa Isabel –la más comercializada en el país–. Igualmente, muestran una resistencia absoluta frente a enfermedades limitantes, como amarillamiento por el hongo Fusarium oxysporum f. sp. pisi y el complejo Ascochytasp.
Además, las líneas de arveja con mayor potencial genético que identificaron los investigadores producen entre 5 y 7 granos por vaina, tienen un peso de entre 56 y 63 gramos (en cien granos) y exhiben un rendimiento promedio de entre 7.078 y 8.621,6 kg/ha, superior a la media nacional (4.000 kg/ha).
Con el fin de atender los mercados actuales y potenciales de leguminosas comestibles, investigadores de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá desarrollaron cruces entre variedades disponibles en los cultivos agrícolas y colecciones de germoplasma nacionales. El resultado: dos nuevas variedades, la sureña y la alcalá.
La agricultura de estas arvejas es más limpia y se espera que su costo para los consumidores sea menor. Asimismo, permitirán incrementar la productividad de una especie que ha disminuido su rendimiento por los altos costos de siembra relacionados con la incidencia de plagas y enfermedades.
“A estas les incorporamos materiales con fenotipos (rasgos físicos y de desarrollo) de mayor resistencia y rendimiento”, asegura el profesor Gustavo Ligarreto Moreno, doctor en Ciencias Agropecuarias.
Frente a los sembradíos comerciales más comunes, los nuevos tipos presentan un notable rendimiento: maduran diez días más rápido que la variedad santa Isabel –la más comercializada en el país–. Igualmente, muestran una resistencia absoluta frente a enfermedades limitantes, como amarillamiento por el hongo Fusarium oxysporum f. sp. pisi y el complejo Ascochytasp.
Además, las líneas de arveja con mayor potencial genético que identificaron los investigadores producen entre 5 y 7 granos por vaina, tienen un peso de entre 56 y 63 gramos (en cien granos) y exhiben un rendimiento promedio de entre 7.078 y 8.621,6 kg/ha, superior a la media nacional (4.000 kg/ha).
Alto potencial
Esta leguminosa es básica para la economía campesina de pequeños y medianos productores, que la siembran en sistemas de monocultivo para autoconsumo y comercialización en mercados locales y centrales de abastos.
En la actualidad, su producción ha perdido competitividad debido a la disminución de rendimiento y a los altos costos relacionados con la incidencia de plagas y enfermedades, que –en su gran mayoría– se le atribuyen a los hongos que atacan a la planta.
“Ahora se requieren alimentos de más trazabilidad y producción rápida. Se necesitan arvejas de buen rendimiento, resistentes y que su sabor sea bueno”, asegura el profesor Ligarreto.
El grupo de investigación en Horticultura de la UN efectuó pruebas de evaluación agronómica mediante la selección de progenitores del programa de fitomejoramiento de esta legumbre (creación de mejores variedades). Dado que la arveja santa Isabel es la predominante en el mercado nacional, los investigadores la seleccionaron como el fenotipo por mejorar, aunque algunas otras (como Australia 26, Alemania 23, new season y san Isidro) sirvieron para los experimentos.
Basados en esto, establecieron líneas experimentales, obtenidas mediante emasculaciones manuales (retiro de los órganos reproductores masculinos), para obtener cruzamientos simples. Luego, distribuyeron el material experimental en parcelas de avance para generaciones filiales (las que surgen del cruzamiento genético).
Esta leguminosa es básica para la economía campesina de pequeños y medianos productores, que la siembran en sistemas de monocultivo para autoconsumo y comercialización en mercados locales y centrales de abastos.
En la actualidad, su producción ha perdido competitividad debido a la disminución de rendimiento y a los altos costos relacionados con la incidencia de plagas y enfermedades, que –en su gran mayoría– se le atribuyen a los hongos que atacan a la planta.
“Ahora se requieren alimentos de más trazabilidad y producción rápida. Se necesitan arvejas de buen rendimiento, resistentes y que su sabor sea bueno”, asegura el profesor Ligarreto.
El grupo de investigación en Horticultura de la UN efectuó pruebas de evaluación agronómica mediante la selección de progenitores del programa de fitomejoramiento de esta legumbre (creación de mejores variedades). Dado que la arveja santa Isabel es la predominante en el mercado nacional, los investigadores la seleccionaron como el fenotipo por mejorar, aunque algunas otras (como Australia 26, Alemania 23, new season y san Isidro) sirvieron para los experimentos.
Basados en esto, establecieron líneas experimentales, obtenidas mediante emasculaciones manuales (retiro de los órganos reproductores masculinos), para obtener cruzamientos simples. Luego, distribuyeron el material experimental en parcelas de avance para generaciones filiales (las que surgen del cruzamiento genético).
Para los cruces
mantuvieron el fenotipo del tipo santa Isabel e introdujeron genes
donantes de resistencia a enfermedades con mayor potencial de
rendimiento en la producción de nuevas líneas experimentales.
Posteriormente, sembraron y evaluaron los genotipos y su generación filial en fincas productoras de los municipios de Madrid y Facatativa (Cundinamarca) y del departamento de Boyacá. Finalmente, llevaron a cabo el avance genético en los invernaderos de la Facultad de Agronomía de la UN.
“Tuvimos acceso al banco de germoplasma del ICA, y ese material resistente lo cruzamos con las variedades que teníamos a través de un proceso de ‘piramidación’, en el que varias filiaciones son mezcladas hasta alcanzar el tipo más resistente”, asegura el profesor Ligarreto.
Una vez que las líneas experimentales se consideraron genéticamente estables, se hicieron ensayos bajo una cubierta plástica en una parcela de 18 m2, con el fin de medir el rendimiento del grano en seco.
Estos nuevos tipos aparecen como una nueva alternativa para fomentar en el sur del departamento de Nariño y se adaptan a alturas comprendidas entre los 2.100 y 2.900 metros de altura.Con esta clase de trabajos científicos, la UN busca entregar a la sociedad soluciones agrícolas de alto impacto, para que los campesinos puedan acceder a mejoramientos genéticos certificados de sus productos y así competir exitosamente en un sector cada vez más globalizado.
Posteriormente, sembraron y evaluaron los genotipos y su generación filial en fincas productoras de los municipios de Madrid y Facatativa (Cundinamarca) y del departamento de Boyacá. Finalmente, llevaron a cabo el avance genético en los invernaderos de la Facultad de Agronomía de la UN.
“Tuvimos acceso al banco de germoplasma del ICA, y ese material resistente lo cruzamos con las variedades que teníamos a través de un proceso de ‘piramidación’, en el que varias filiaciones son mezcladas hasta alcanzar el tipo más resistente”, asegura el profesor Ligarreto.
Una vez que las líneas experimentales se consideraron genéticamente estables, se hicieron ensayos bajo una cubierta plástica en una parcela de 18 m2, con el fin de medir el rendimiento del grano en seco.
Estos nuevos tipos aparecen como una nueva alternativa para fomentar en el sur del departamento de Nariño y se adaptan a alturas comprendidas entre los 2.100 y 2.900 metros de altura.Con esta clase de trabajos científicos, la UN busca entregar a la sociedad soluciones agrícolas de alto impacto, para que los campesinos puedan acceder a mejoramientos genéticos certificados de sus productos y así competir exitosamente en un sector cada vez más globalizado.
Fuente: UN PERIODICO. EDICIÓN 158. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.
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