La falta de saneamiento y el hambre tienen consecuencias desastrosas en los países en vías de desarrollo. Sin embargo, la orina y las heces constituyen unos fertilizantes muy eficaces en la agricultura y pueden ayudar a mejorar la seguridad alimentaria en estos países. Las historias de éxito provenientes del mundo entero muestran cómo el saneamiento ecológico puede ayudar a mitigar la pobreza y a reemplazar los fertilizantes químicos en la agricultura.
En 2009 se llevó a cabo un proyecto piloto en la provincia de Aguié, en el sur de Nigeria, que pretendía involucrar a los 700 hogares de ocho aldeas en el reciclaje de nutrientes y materia orgánica mediante una serie de cuartos de baño de compostaje sencillos de instalar y económicos. El programa, que forma parte de una colaboración internacional para aliviar la pobreza, fomentar la higiene a través del saneamiento y mejorar la seguridad alimentaria, está siendo llevado a cabo por el Instituto de Medioambiente de Estocolmo (SEI). Este organismo promueve el saneamiento sostenible en diversas áreas de Asia, África y Latinoamérica.
El objetivo del proyecto piloto era lograr la aceptación del reciclaje de nutrientes para la agricultura como medida natural de mejora del rendimiento de los cultivos tanto en la comunidad piloto como en las adyacentes, por contagio. Además de empezar a reutilizar un material tratado normalmente como un desecho, el programa ayuda a mejorar la sanidad en las aldeas donde se lleva a cabo. El éxito de la iniciativa fue considerable, ya que los habitantes de las aldeas donde se llevó a cabo se mostraron muy contentos con la mejora de sus cosechas y con la sencillez del manejo de los residuos.
Para iniciar el proyecto, en la primera aldea fue necesario impartir cursos previos de sensibilización y concienciación sobre las medidas higiénicas del mismo, ya que la barrera cultural podría suponer un grave inconveniente. Sin embargo, los habitantes de las aldeas colindantes asistieron al avance del proyecto y comprobaron con sus propios ojos los resultados.
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La revolución amarilla en Nigeria
El cuerpo humano solamente retiene una pequeña parte de los nutrientes de las plantas que ingiere. El resto se expulsa en forma de orina y heces que, mediante un sencillo manejo sanitario, pueden devolverse al sustrato para fertilizar los cultivos.
En la provincia de Aguié, en el sur de Nigeria, más de 700 hogares recogen y utilizan orina como fertilizante agrícola. Esta “revolución amarilla” comenzó en 2009 con la demostración a los habitantes de ocho aldeas de los efectos positivos de utilizar la orina como fertilizante para el cultivo de cereales y hortalizas.
Los fertilizantes químicos son muy caros, y normalmente de mala calidad. Buscando alternativas, se estimó que la cantidad anual de nutrientes vegetales en la orina y las heces que podían recogerse de una familia media en Aguié (nueve personas) era el equivalente aproximado de una bolsa de urea (50 kg) y una bolsa de NPK (50 kg). Dichas bolsas cuestan unos 80 dólares en el mercado local, un precio inalcanzable para la mayoría de las familias de la zona.
En este contexto, el fondo internacional para el desarrollo agrícola (IFAD) autorizó al instituto sueco SEI y sus colaboradores el desarrollo de un proyecto piloto en el que se ensayaría el uso de la orina como fertilizante. Además, el proyecto incluía la formación de los habitantes de la zona para que pudieran construir instalaciones sanitarias equipadas para la recuperación de nutrientes.
Al final del proyecto, el buen rendimiento de los cultivos y la mejora sanitaria de los hogares han logrado un enorme aumento de la demanda de este tipo de instalaciones. El instituto sueco SEI ha creado un manual de instrucciones para el saneamiento ecológico que pueden descargarse a través de su página web.
Instrucciones sobre cómo montar y utilizar un cuarto de baño para la producción de abono seco (Taki Busasché) y fertilizante líquido (Takin Ruwa).
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El proyecto llevado a cabo por el instituto sueco (SEI) no es único: en el mundo existen diversas organizaciones que se dedican al estudio y la implantación de técnicas y sistemas sanitarios en estas regiones. SuSanA, una asociación que engloba a 125 organizaciones en 45 países, se ha encargado de realizar una guía que explica paso a paso, con base científica, la correcta instalación de un sistema sanitario que recoja de forma adecuada y aséptica la orina y la aplique en forma de fertilizante agrícola.
El manual “Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura” es el resultado de la colaboración del Grupo de Trabajo 05 sobre Seguridad Alimentaria y Sistemas Sanitarios Productivos, de la Alianza de Saneamiento Sostenible (SuSanA), con el liderazgo de la organización sueca Instituto de Medioambiente en Estocolmo para su autoría.
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Un estudio realizado en tierras agrícolas de Burkina Faso demostró que la orina de una persona durante un año es suficiente para fertilizar 300-400 m2 de cultivo. El valor económico de este fertilizante natural puede calcularse comparando sus resultados con los del fertilizante mineral que se encuentra en el mercado local. Basándose en esta estimación, en Burkina Faso el valor de 20l de orina podría equivaler a unos 25 céntimos de dólar. Una persona produce 500 litros de orina al año, lo que corresponde a 6-7 dólares. El aumento de productividad del cultivo derivado del uso de este fertilizante se estima en otros 50 dólares.
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El manual “Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura” muestra paso a paso la aplicación de este fertilizante natural en los cultivos de alimentos, pasando por la tecnología de saneamiento sostenible, la forma de recoger la orina y la prevención de riesgos.
Esta guía ofrece información práctica para el uso de orina en la producción agrícola como componente vital de un cultivo y un sistema sanitario sostenible. También ofrece una guía de cómo iniciar actividades que facilitarán la introducción de los nuevos fertilizantes a la comunidad agrícola, y pretende servir de conexión entre la investigación y los profesionales interesados en implementar un sistema sanitario sostenible. Además, los autores están convencidos de que serviría de gran ayuda si lo utilizaran los profesionales de los recursos hídricos, los sistemas sanitarios, la planificación y el medioambiente, ya que el uso de orina engloba varios de estos sectores al mismo tiempo.
Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura
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La orina es un fertilizante perfecto para la producción ecológica, que no permite el uso de fertilizantes sintéticos minerales. Sin embargo, existen ciertas barreras para su uso en los sistemas de producción, especialmente a la hora de certificar la producción ecológica. Estas barreras se expresan por ejemplo en las normativas de la Unión Europea. La agricultura ecológica se rige por la normativa de la Unión Europea (EEG) 2092/91, lo que se aplica a toda la agricultura ecológica de Europa. Esta normativa regula, entre otros detalles, los fertilizantes que se permiten en la agricultura ecológica. La orina humana de momento no se encuentra incluida como fertilizante en la normativa de la UE, lo que hace difícil su uso para los agricultores ecológicos en Europa y aquellos que exportan sus mercancías a la Unión. El organismo certificador sueco de agricultura ecológica, KRAV, ha logrado una exención para aquellos agricultores que venden sus productos en circuitos de proximidad.
Fuente: Ladyverd.com
En 2009 se llevó a cabo un proyecto piloto en la provincia de Aguié, en el sur de Nigeria, que pretendía involucrar a los 700 hogares de ocho aldeas en el reciclaje de nutrientes y materia orgánica mediante una serie de cuartos de baño de compostaje sencillos de instalar y económicos. El programa, que forma parte de una colaboración internacional para aliviar la pobreza, fomentar la higiene a través del saneamiento y mejorar la seguridad alimentaria, está siendo llevado a cabo por el Instituto de Medioambiente de Estocolmo (SEI). Este organismo promueve el saneamiento sostenible en diversas áreas de Asia, África y Latinoamérica.
El objetivo del proyecto piloto era lograr la aceptación del reciclaje de nutrientes para la agricultura como medida natural de mejora del rendimiento de los cultivos tanto en la comunidad piloto como en las adyacentes, por contagio. Además de empezar a reutilizar un material tratado normalmente como un desecho, el programa ayuda a mejorar la sanidad en las aldeas donde se lleva a cabo. El éxito de la iniciativa fue considerable, ya que los habitantes de las aldeas donde se llevó a cabo se mostraron muy contentos con la mejora de sus cosechas y con la sencillez del manejo de los residuos.
Para iniciar el proyecto, en la primera aldea fue necesario impartir cursos previos de sensibilización y concienciación sobre las medidas higiénicas del mismo, ya que la barrera cultural podría suponer un grave inconveniente. Sin embargo, los habitantes de las aldeas colindantes asistieron al avance del proyecto y comprobaron con sus propios ojos los resultados.
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La revolución amarilla en Nigeria
El cuerpo humano solamente retiene una pequeña parte de los nutrientes de las plantas que ingiere. El resto se expulsa en forma de orina y heces que, mediante un sencillo manejo sanitario, pueden devolverse al sustrato para fertilizar los cultivos.
En la provincia de Aguié, en el sur de Nigeria, más de 700 hogares recogen y utilizan orina como fertilizante agrícola. Esta “revolución amarilla” comenzó en 2009 con la demostración a los habitantes de ocho aldeas de los efectos positivos de utilizar la orina como fertilizante para el cultivo de cereales y hortalizas.
Los fertilizantes químicos son muy caros, y normalmente de mala calidad. Buscando alternativas, se estimó que la cantidad anual de nutrientes vegetales en la orina y las heces que podían recogerse de una familia media en Aguié (nueve personas) era el equivalente aproximado de una bolsa de urea (50 kg) y una bolsa de NPK (50 kg). Dichas bolsas cuestan unos 80 dólares en el mercado local, un precio inalcanzable para la mayoría de las familias de la zona.
En este contexto, el fondo internacional para el desarrollo agrícola (IFAD) autorizó al instituto sueco SEI y sus colaboradores el desarrollo de un proyecto piloto en el que se ensayaría el uso de la orina como fertilizante. Además, el proyecto incluía la formación de los habitantes de la zona para que pudieran construir instalaciones sanitarias equipadas para la recuperación de nutrientes.
Al final del proyecto, el buen rendimiento de los cultivos y la mejora sanitaria de los hogares han logrado un enorme aumento de la demanda de este tipo de instalaciones. El instituto sueco SEI ha creado un manual de instrucciones para el saneamiento ecológico que pueden descargarse a través de su página web.
Instrucciones sobre cómo montar y utilizar un cuarto de baño para la producción de abono seco (Taki Busasché) y fertilizante líquido (Takin Ruwa).
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El proyecto llevado a cabo por el instituto sueco (SEI) no es único: en el mundo existen diversas organizaciones que se dedican al estudio y la implantación de técnicas y sistemas sanitarios en estas regiones. SuSanA, una asociación que engloba a 125 organizaciones en 45 países, se ha encargado de realizar una guía que explica paso a paso, con base científica, la correcta instalación de un sistema sanitario que recoja de forma adecuada y aséptica la orina y la aplique en forma de fertilizante agrícola.
El manual “Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura” es el resultado de la colaboración del Grupo de Trabajo 05 sobre Seguridad Alimentaria y Sistemas Sanitarios Productivos, de la Alianza de Saneamiento Sostenible (SuSanA), con el liderazgo de la organización sueca Instituto de Medioambiente en Estocolmo para su autoría.
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Un estudio realizado en tierras agrícolas de Burkina Faso demostró que la orina de una persona durante un año es suficiente para fertilizar 300-400 m2 de cultivo. El valor económico de este fertilizante natural puede calcularse comparando sus resultados con los del fertilizante mineral que se encuentra en el mercado local. Basándose en esta estimación, en Burkina Faso el valor de 20l de orina podría equivaler a unos 25 céntimos de dólar. Una persona produce 500 litros de orina al año, lo que corresponde a 6-7 dólares. El aumento de productividad del cultivo derivado del uso de este fertilizante se estima en otros 50 dólares.
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El manual “Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura” muestra paso a paso la aplicación de este fertilizante natural en los cultivos de alimentos, pasando por la tecnología de saneamiento sostenible, la forma de recoger la orina y la prevención de riesgos.
Esta guía ofrece información práctica para el uso de orina en la producción agrícola como componente vital de un cultivo y un sistema sanitario sostenible. También ofrece una guía de cómo iniciar actividades que facilitarán la introducción de los nuevos fertilizantes a la comunidad agrícola, y pretende servir de conexión entre la investigación y los profesionales interesados en implementar un sistema sanitario sostenible. Además, los autores están convencidos de que serviría de gran ayuda si lo utilizaran los profesionales de los recursos hídricos, los sistemas sanitarios, la planificación y el medioambiente, ya que el uso de orina engloba varios de estos sectores al mismo tiempo.
Guía Práctica del Uso de Orina en la Agricultura
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La orina es un fertilizante perfecto para la producción ecológica, que no permite el uso de fertilizantes sintéticos minerales. Sin embargo, existen ciertas barreras para su uso en los sistemas de producción, especialmente a la hora de certificar la producción ecológica. Estas barreras se expresan por ejemplo en las normativas de la Unión Europea. La agricultura ecológica se rige por la normativa de la Unión Europea (EEG) 2092/91, lo que se aplica a toda la agricultura ecológica de Europa. Esta normativa regula, entre otros detalles, los fertilizantes que se permiten en la agricultura ecológica. La orina humana de momento no se encuentra incluida como fertilizante en la normativa de la UE, lo que hace difícil su uso para los agricultores ecológicos en Europa y aquellos que exportan sus mercancías a la Unión. El organismo certificador sueco de agricultura ecológica, KRAV, ha logrado una exención para aquellos agricultores que venden sus productos en circuitos de proximidad.
Fuente: Ladyverd.com
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