8 de octubre de 2010.
Algunos de los pescados más populares—el salmón y el atún de albacora—son ricos en compuestos naturales sanos llamados los ácidos grasos omega-3. Estudios en curso por el químico D. S. Kelley y sus colegas con el SIA están ayudando a revelar nuevos detalles sobre cómo estos componentes del aceite de pez ayudan a proteger a los seres humanos contra las enfermedades crónicas.
En un estudio previo con ratones de laboratorio, Kelley y sus colegas investigaron las interacciones entre dos ácidos grasos omega-3 del aceite de pez—el DHA (ácido docosahexaenoico) y el EPA (ácido eicosapentanóico)—y un tercero ácido graso, el CLA (como trans-10, cis-12 CLA), el cual se incluye en algunos suplementos dietéticos.
Los resultados de las pruebas por Kelley con 50 ratones de laboratorio por ocho semanas indicaron que el DHA protegió los animales contra dos efectos secundarios del CLA: la resistencia a la insulina inducida por el CLA, y la enfermedad de hígado graso no alcohólico inducida por CLA. Por contraste, el EPA ofreció solamente una protección parcial contra la enfermedad de hígado graso no alcohólico inducida por CLA, y no ofreció ninguna protección contra la resistencia a la insulina.
Sin tratamiento, la resistencia a la insulina puede llevar a la diabetes. De 36 millones a 57 millones de estadounidenses tienen resistencia a la insulina. La enfermedad de hígado graso puede llevar a la cirrosis del hígado o el cáncer del hígado. Resultados de este estudio fueron publicados en la revista 'Metabolic Syndrome and Related Disorders' (Síndrome Metabólico y Desórdenes Relacionados).
En un estudio relacionado, con resultados publicados en la revista 'Current Opinion in Clinical Nutrition and Metabolic Care' (Opinión Actual sobre la Nutrición Clínica y el Cuidado Metabólico), Kelley examinó los resultados de varias docenas de estudios sobre EPA y DHA. Kelley y Fedor indicaron que los hallazgos reportados durante la última década han sido inconsecuentes con respecto a los efectos de EPA y DHA en la resistencia a la insulina en los voluntarios humanos.
Su examen subraya la necesidad de nuevas investigaciones con más voluntarios. Por ejemplo, Kelley quiere determinar si el DHA puede mejorar la capacidad de voluntarios adultos prediabéticos de utilizar eficazmente la insulina, y de este modo puede ayudar a retardar el comienzo de la diabetes. Tales investigaciones podrían revelar más sobre los mecanismos de acción utilizados por el DHA y el EPA en el cuerpo humano, los sitios en el cuerpo donde actúan los ácidos grasos, y los genes que controlan estos mecanismos.
Fuenete: ars.usda.org
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