13/05/12.
Por: Carmelo Ruiz Marrero.
Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más 
ni para ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos 
tóxicos. La mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, 
producto de la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como
 cultivos Roundup Ready. Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas
 Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que
 podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, 
genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, 
segun Seralini.
Los cultivos y alimentos transgénicos (genéticamente modificados) son 
objeto de intensa controversia alrededor del mundo. En esta controversia
 participan desde doctores y científicos hasta movimientos campesinos, 
organismos internacionales y líderes políticos, y ha llegado al punto de
 arrestos, violenta represión y la persecución de científicos que han 
tenido la osadía de contradecir el discurso oficialista sobre la 
biotecnología. Este debate ha producido numerosos libros, reportajes de 
prensa y televisión, documentales de corto y largo metraje, simposios 
científicos, contenciosas negociaciones internacionales, y hasta marchas
 de protesta y desobediencia civil.
Entiéndase por transgénico un organismo a cuyo código genético se le han
 insertado genes de otra especie mediante ingeniería genética o 
transgénesis. La ingeniería genética derriba barreras celulares para 
hacer combinaciones genéticas que nunca pudieron haberse dado en la 
naturaleza, y se usa en la agricultura y alimentos desde la década de 
los 90. Actualmente hay decenas de millones de hectáreas sembradas de 
cultivos transgénicos en el mundo, la gran mayoría de ellos en cuatro 
países de nuestro hemisferio americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y
 Argentina. Al añadir los de Uruguay, Paraguay y Bolivia, tenemos ahí 
casi la totalidad de los cultivos transgénicos del mundo. Casi todos son
 de soya y maíz, y el resto es mayormente algodón y canola (colza).
 
 
Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más ni para
 ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La 
mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, producto de 
la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como cultivos 
Roundup Ready. Los demás producen su propio pesticida, y se les llama 
cultivos Bt. Esta soya y maíz se utiliza para hacer, entre otras cosas, 
harina, almidón, aceite de cocinar, endulzadores, biocombustibles, y 
comida para alimentar los animales de finca que nos dan carne, lácteos y
 huevos.
Ese herbicida, ¿es seguro?
De más está decir que los alimentos derivados de cultivos Roundup Ready 
deben tener trazas sustanciales de Roundup. ¿Cuán seguro es ese 
herbicida para consumo humano?
En 2010 la revista científica Chemical Research in Toxicology publicó un
 estudio revisado por los pares, escrito por el embriólogo argentino 
Andrés Carrasco, investigador principal del Consejo Nacional de 
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del 
Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, 
que determina que el glifosato, ingrediente activo del Roundup, es 
extremadamente tóxico a embriones de anfibios aún en dosis mucho menores
 (hasta 1.540 veces menores) que las utilizadas en las fumigaciones 
agrícolas. 
En 2008 esa misma revista había publicado un estudio del francés 
Giles-Eric Seralini, especialista en biología molecular y docente de la 
Universidad de Caen, que indica que el Roundup es letal para células 
humanas. Según su investigación, dosis muy por debajo de las utilizadas 
en los cultivos de soya provocan la muerte celular en pocas horas.
“Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la 
muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar 
malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de 
reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, dijo Seralini al 
diario argentino Página 12.
En el ejemplar de marzo 2012 de Ecological Applications el biólogo Rick 
Relyea, profesor de la Universidad de Pittsburgh, publicó un estudio que
 indica que dosis subletales de Roundup pueden cambiar la morfología de 
anfibios. “Los herbicidas no están diseñados para afectar a animales, 
pero estamos aprendiendo que éstos pueden tener una amplia gama de 
efectos sorprendentes al alterar cómo funcionan las hormonas”, dijo 
Relyea. “Esto es importante porque los anfibios no sólo sirven como 
barómetros de la salud de ecosistemas, sino también como indicadores de 
peligros potenciales a otras especies en la cadena alimentaria, 
incluyendo humanos.” 
 
 
 Plantas insecticidas
Las compañías de biotecnología nos aseguran que la toxina insecticida 
presente en los cultivos Bt es inofensiva a los seres humanos y que se 
disuelve en nuestro sistema digestivo. Hoy sabemos que eso no es cierto.
Doctores en el hospital universitario de Sherbrooke en Quebec, Canadá, 
hallaron la toxina Bt en la sangre de mujeres embarazadas y sus fetos, 
al igual que en mujeres no embarazadas. Específicamente, el estudio 
encontró la toxina en 93% de 30 mujeres embarazadas, y en la sangre 
umbilical de 80% de los fetos, y 67% de 39 mujeres no embarazadas.
En 2008 una investigación subvencionada por el Gobierno de Italia 
encontró que ratones alimentados con el maíz Bt de Monsanto tuvieron 
anticuerpos IgG e IgE elevados, algo típicamente asociado a alergias e 
infecciones. Tenían además, índices anormalmente elevados de 
interleukinas, lo cual está asociado a varias enfermedades en humanos, 
desde artritis reumatoidea y osteoporosis hasta esclerosis múltiple y la
 enfermedad de Lou Gehrig. Los ratones tenían además, niveles elevados 
de células T gamma delta, que están asociados con asma, alergias a 
alimentos y artritis juvenil.
En la India hay miles de trabajadores agrícolas que trabajan con plantas
 de algodón transgénico Bt que “según reportes y expedientes de 
doctores, hospitales y farmacias, al igual que numerosos reportajes 
investigativos y estudios de caso, constantemente luchan contra piquiñas
 y erupciones en la piel; algunos toman antihistamínicos todos los días 
para poder ir a trabajar”, según el investigador Jeffrey Smith, autor de
 Seeds of deception.
Cito a Smit de nuevo: “Cuando dejaron al ganado pastando en plantas de 
algodón Bt, tras la cosecha, miles de ovejas, cabras y búfalos murieron.
 Otros numerosos se enfermaron. Visité una aldea donde por siete u ocho 
años habían dejado a su ganado pastar plantas naturales de algodón sin 
incidente. Pero el 3 de enero de 2008 permitieron a sus 13 búfalos 
pastar plantas de algodón Bt por primera vez. Después de una exposición 
de solo un día murieron todos. La aldea perdió también 26 cabras y 
ovejas. Un pequeño estudio en Andhra Pradesh reportó que todas las seis 
ovejas que pastaron en plantas de algodón Bt murieron en un mes, 
mientras que tres controles que fueron alimentados con plantas de 
algodón natural no mostraron síntomas adversos.”
Este no ha sido más que un brevísimo compendio de los riesgos a la salud
 causados por los productos transgénicos que compañías como Monsanto, 
Dupont y Syngenta están desarrollando y comercializando en América 
Latina. Para más recursos, acudan a la página web de la Red por una 
América Latina Libre de Transgénicos: http://www.rallt.org/
Fuente: Ecoportal.
 
 
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