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martes, 20 de abril de 2010

CIENTIFICOS DEL SIA ESTUDIAN LA CAMELINA COMO UN NUEVO CULTIVO PARA BIOCOMBUSTIBLES.


Por: Stephanie Yao.
13 de abril de 2010.
Los científicos del SIA están realizando estudios a largo plazo para examinar el potencial de la camelina como un cultivo de bioenergía para la producción de combustible a chorro para los militares y el sector de aviación.

La Camelina (Camelina sativa) es originaria de Europa y es un miembro de la familia vegetal Brassicaceae. Esta planta se ha cultivada por muchos siglos como combustible para lámparas, entre otros usos. El contenido alto de aceite en las semillas de camelina aumenta el potencial de esta planta como una nueva fuente de biocombustible.

Científicos del SIA están estudiando el potencial de la camelina como una fuente del combustible a chorro. Foto cortesía de Robert Evans del SIA.

Desde el 2006, los investigadores del SIA han sido examinando cómo se puede incorporar la camelina y otros cultivos de semillas oleaginosas en sistemas existentes de producción agrícola. Los resultados preliminares de los estudios, sugieren que las variedades actuales de camelina usan una cantidad de agua igual de la cantidad necesitada para el trigo de primavera. Esto significa que los cultivadores todavía tendrán de dejar los campos en barbecho en años alternos para acumular suficiente agua, o tolerar pérdidas posibles de rendimientos del cultivo de trigo en rotación.
Sin embargo, con la crianza apropiada y la selección de plantas que ofrecen características agronómicas deseables y una calidad alta de aceite, la camelina tiene potencial como un buen cultivo oleaginoso para cultivar en los años de barbecho.
También, científicos con el SIA, han identificado varias líneas de germoplasma de la colección de camelina mantenida por el SIA que son apropiadas para producción en rotación con el algodón. Las investigaciones del SIA sobre la camelina se enfocan en la identificación de líneas que producirán rendimientos altos. El sector de cultivos oleaginosos podrían utilizar estas líneas en el desarrollo de nuevos cultivares apropiados para las condiciones ambientales en diferentes partes.

La colección de germoplasma de camelina mantenida por el SIA, contiene 85 accesiones de siete especies de camelina de todas partes del mundo, y está disponible a investigadores de todas partes.
Fuente: Servicio de Investigación Agrícola. SIA.

EL NUEVO ALIADO DE LAS UVAS: Muscodor albus.

La bacteria Muscodor albus puede combatir el moho gris Botrytis cinerea, el cual estropea las uvas frescas de mesa, según los resultados de investigaciones por científicos del SIA y sus colaboradores. 

Por Marcia Wood.
16 de abril de 2010.
Experimentos realizados durante los últimos años por el patólogo de plantas J. L. Smilanick con el SIA (=ARS) y sus colegas han mostrado que la bacteria benefica Muscodor albus puede combatir Botrytis cinerea, el cual es el organismo que causa el moho gris en las uvas de mesa.
El moho gris puede estropear el sabor y el aspecto de las uvas del mercado fresco, según Smilanick.
Para los productores orgánicos, Botrytis es especialmente problemático porque estos productores no pueden utilizar el tratamiento típico—el dióxido de azufre—para combatirlo. Por consiguiente, si se comercializa, M. albus podría beneficiar a tanto los productores orgánicos como los productores convencionales.
Smilanick, colaboró en experimentos sobre Muscodor con el microbiólogo Monir Mansour y el científico visitante Franka M. Gabler y con colegas del sector de uvas.
Muscodor funciona como un fumigante natural emitiendo compuestos que son inocuos a los seres humanos y los animales, pero que pueden matar o inhibir por extensión a otros microbios, tales como B. cinerea. Por ejemplo, en experimentos con uvas Thompson Seedless en embalaje, Smilanick y sus colaboradores descubrieron que Muscodor redujo la incidencia de infección por Botrytis en las uvas por hasta el 85 por ciento.
Los hallazgos de esta investigación fueron publicados en la revista 'Plant Disease' (Enfermedades de Plantas) en 2009.

Fuente: Servicio de Investigación Agrícola, SIA.

LA IMPORTANCIA DEL TAMAÑO DE LAS GOTAS DE INSECTICIDA EN COMBATIR EL GUSANO ELOTERO DEL MAÍZ.

Tasas más altas de pulverización con gotas más grandes aumentan la probabilidad de éxito de los insecticidas orgánicos para controlar los gusanos eloteros en el maíz dulce.
Por Dennis O'Brien.
12 de abril de 2010.
Científicos con el SIA (=ARS) están estudiando cómo el tamaño de las gotitas de insecticida puede afectar el control del gusano elotero del maíz y también aumentar el atractivo visual del maíz dulce.
Bradley Fritz, quien es ingeniero agrícola, descubrió en un estudio aéreo que las tasas de pulverización y el tamaño de las gotitas pueden tener un impacto significativo en la capacidad de los insecticidas de llegar al objetivo—la seda del maíz—y controlar los gusanos eloteros.
El maíz dulce cultivado en EE.UU. se vende como un producto para el mercado fresco. Por consiguiente, el maíz tiene que tener un atractivo visual para atraer los compradores. Los gusanos eloteros del maíz pueden devastar tanto los rendimientos como el aspecto de la mazorca de maíz. Algunos cultivadores realizan aplicaciones aéreas tan frecuentemente como cada cuatro días para controlar el gusano elotero.
Los adultos del gusano elotero ponen sus huevos en la seda del maíz y encima de las hojas y el tallo de la planta cerca de la seda. Las larvas que emergen de los huevos se mueven por la seda del maíz para alimentarse en los granos donde ellos son protegidos por las hojas. Para ser eficaz, los insecticidas tienen que penetrar en el dosel de las plantas y llegan a la seda donde las larvas comienzan a alimentarse muy pronto después de su surgimiento de los huevos.
Fritz y sus colegas con el SIA rociaron tres parcelas experimentales tres veces con insecticidas aprobados para utilización en operaciones orgánicas, y luego colectaron la seda de las mazorcas de maíz para evaluar la cantidad de insecticida que llegó a la seda. Los investigadores trataron algunas parcelas con gotitas de 400 micras y otras con gotitas de 220 micras. Los insecticidas se mezclaron con agua en los niveles recomendados en la etiqueta del producto, y se rociaron en tasas de 5 galones por acre o 9 galones por acre.
Los resultados fueron publicados en la revista 'International Agricultural Engineering Journal' (Revista Internacional de la Ingeniería Agrícola). El estudio mostró que una tasa más alta de pulverización con gotitas más grandes fue más eficaz en asegurar que el insecticida llega a la seda del maíz. Estos resultados proveen información útil para las operaciones de pulverización del futuro para controlar el gusano elotero del maíz, y los métodos podrían ser utilizados en estudios adicionales de las tasas de pulverización para controlar otras plagas de cultivos.
Fuente: ars.usda.gov

viernes, 16 de abril de 2010

MODELO PREDICE CAMBIOS EN LA ABSORCIÓN DE CARBONO POR LOS DOSELES DE LOS ÁRBOLES.

Un científico del SIA recientemente ayudó a afinar los modelos de computadora que pueden indicar cuando los bosques que normalmente absorben el carbono atmosférico se convierten en generadores del carbono como resultado de defoliación por las polillas gitanas u otras plagas. Foto cortesía de NRCS/USDA.
Por Ann Perry.
31 de marzo de 2010.
Un científico del SIA (=ARS) participó en un proyecto para afinar los modelos de computadora que pueden indicar cuando los bosques que normalmente absorben el carbono atmosférico en cambio se convierten en generadores del carbono. Estos resultados pueden establecer con exactitud la eficacia de los árboles en compensar por las emisiones de carbono que contribuyen a las temperaturas atmosféricas más altas y el cambio climático global.
El fisiólogo de plantas E. Hamerlynck, la bióloga Karina Schafer, Kenneth Clark y Nicholas Skowronski. para calibrar el modelo de la Asimilación de Carbono Limitado por la Conductancia del Dosel (4C-A). Éste es un programa de computadora que genera calculaciones sobre la cantidad de carbono en los doseles de bosques.
Durante el verano del 2006, el grupo midió el flujo de savia y el cambio de gases de fotosíntesis en las hojas en diferentes niveles del dosel en un grupo de robles y pinos en los bosques de pinos. Estos datos se usaron para calibrar el modelo 4C-A para simular la cantidad de carbono absorbido por el dosel de los árboles y emitido a la atmósfera por los procesos de fotosíntesis y respiración.
Los resultados del modelo calibrado—los cuales fueron dentro del 15 por ciento de las estimaciones de tres otras técnicas—indicaron que la absorción estacional media de carbono de los árboles fue aproximadamente 1.240 gramos de carbono por metro cuadrado del área de dosel.
Los científicos luego usaron el modelo 4C-A para estimar la tasa de cambio estacional del carbono durante el 2007, cuando los mismos árboles fueron sin hojas por dos o tres semanas después de una infestación de las polillas gitanas. Esta infestación ocurrió cuando los arboles fueron absorbiendo la cantidad máxima estacional de carbono.
El modelo mostró que, después de la infestación de las polillas gitanas, la tasa media de absorción de carbono se redujo por el 25 por ciento a aproximadamente 940 gramos de carbono por metro cuadrado del área de dosel. Esta disminución significó que en vez de ayudar a absorber el carbono atmosférico, los árboles emitieron más carbono a la atmósfera.
Según el Servicio Forestal, los bosques estadounidenses absorben y almacenan casi 705 millones de toneladas métricas del dióxido de carbono cada año. El manejo de los recursos forestales para optimizar el secuestro del carbono es esencial en mitigar los efectos del cambio climático global.
Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista 'Global Change Biology' (Biología del Cambio Global).
Fuente:ars.usda.gov

EXTENDIENDO LA VIDA DE LAS FLORES Y PLANTAS.

Científicos han descubierto que tratamiento con una concentración bajo del compuesto tidiazuran puede extender la vida de estante (florero) de las hojas y flores de algunas plantas de maceta tales como este ciclamen (izquierda).
Por Marcia Wood.
2 de abril de 2010.
Los ramos fragantes y las vistosas plantas de maceta algún día podrían durar por más tiempo, gracias a las investigaciones de fisiólogo de plantas Cai-Zhong Jiang con el SIA. Sus investigaciones podrían extender la “vida de estante” de las flores cortadas y las plantas en maceta.
En estudios en curso, Jiang, su colega Michael S. Reid con UCD y otros investigadores han mostrado que rociar una concentración baja de un compuesto llamado tidiazuron (TDZ) tiene efectos significativos y algunas veces espectaculares en extender la vida de las hojas y flores de las plantas en maceta. Por ejemplo, en pruebas con plantas de ciclamen cultivadas en invernaderos, las plantas tratadas con TDZ tuvieron una vida significativamente más larga que las plantas sin tratamiento, según Jiang. Las hojas de los ciclámenes tratados duraron por más tiempo antes de ponerse amarillo y caerse, comparadas con las hojas de plantas sin tratamiento.
El TDZ, el cual es una versión sintética de un compuesto vegetal conocido como una citokinina, no es nuevo. Pero estudios preliminares con flores cortadas, con resultados reportados por Reid y sus colaboradores en el 2000, fueron los primeros en demostrar el valor del TDZ para una especies floral comercial—es ese caso, alstroemeria. Los experimentos con ciclamen realizados por Jiang y sus colaboradores son los primeros en mostrar la capacidad del TDZ de prolongar la vida de las flores y las hojas de plantas en maceta.
Jiang y sus colegas informaron sobre algunos de sus hallazgos en la revista 'Postharvest Biology and Technology' (Biología y Tecnológica Postcosecha) este año, y en la revista 'Acta Horticulturae' en el 2009.
Aunque el uso comercial del TDZ en las flores cortadas y las plantas en maceta parece ser prometedor, el interés más profundo de los investigadores es determinar precisamente cómo el TDZ afecta los genes y las proteínas dentro de las plantas.
Lea más sobre esta investigación en la revista 'Agricultural Research' de abril del 2010.
Fuente: ars.usda.gov

COLECCIÓN DE LA HIERBA DE SAN JUAN (Hypericum) EVALUADA POR SU VALOR MEDICINAL.

El SIA tiene una colección única de tipos diversos de la hierba de San Juan para utilización en investigaciones científicas sobre el potencial medicinal de esta planta. Foto cortesía de Norman E. Rees con el ARS.
Por Jan Suszkiw.
30 de marzo de 2010.
Una colección única de la hierba de San Juan (Hypericum) mantenida por científicos del SIA (=ARS), está proveyendo fuentes genéticamente diversas y bien documentadas de esta planta a investigadores universitarios para estudios del potencial medicinal de las plantas.
En colaboración con M. Widrlechner, se esta evaluando 180 accesiones de germoplasma de la hierba de San Juan para descubrir compuestos biológicamente activos. Algunas de las plantas podrían merecer evaluación adicional por su potencial de combatir infecciones virales, reducir inflamación o mejorar la salud del aparato digestivo del cuerpo humano.
Establecido en el 1948, el banco de genes en Ames tiene más de 50.000 accesiones de plantas ornamentales, maíz, semillas oleaginosas, hortalizas y otros cultivos, y las provee a investigadores por muchos usos. Las accesiones con valor medicinal o nutracéutico incluyen Echinacea, Hypericum, Prunella y Acteae racemosa. El horticultor Luping Qu mantiene la colección, y Widrlechner coordina el uso de la colección para las investigaciones del 2005 al 2010.
La colección de Hypericum en Ames fue establecida en los años noventa y ahora incluye casi 60 especies colectadas de todas partes del mundo. Esta diversidad hace posible investigaciones de los factores genéticos, ambientales y del desarrollo que afectan la cantidad y la calidad de los compuestos bioactivos, así como su medios de acción.
Hay un interés particular en la interacción de los compuestos, y si esas interacciones son críticas en términos de los beneficios posibles a la salud humana. En un número reciente de la revista 'Pharmaceutical Biology' (Biología Farmacéutica), los investigadores notaron que combinaciones de cuatro compuestos de la hierba de San Juan (amentoflavone, ácido clorogénico, quercetina, y pseudohipericina) fueron más eficaces en reducir inflamación en pruebas con macrófagos de ratón comparadas con el uso separado de cada uno de los compuestos.
Fuente: ars.usda.gov

EL NUEVO (DES)ORDEN ALIMENTARIO INTERNACIONAL.

13-04-10.
Por Agustín Morán.
En los países desarrollados, los problemas alimentarios dejan de estar ligados a la escasez de alimentos, para depender de su exceso y nocividad. Esta transformación se produce a través del cambio forzado de la dieta, cada vez más lejos de las necesidades biológicas de las personas y de las tradiciones alimentarias de los pueblos y más cerca de los intereses de las multinacionales. El “nuevo orden” de la alimentación globalizada presenta perfiles paradójicos: nunca ha habido tanta información alimentaria, ni tantas políticas contra el hambre y sin embargo, nunca ha habido tanta inseguridad alimentaria. De esta paradoja se deriva una pregunta radical ¿Por qué el hambre, la obesidad y las epidemias parecen tan negativos como inevitables?
A partir de 1960 la “modernización” de la economía española propició modificaciones sustanciales en nuestro modelo alimentario y nuestras pautas de consumo. El tránsito entre la escasez de la postguerra civil (1939 – 1960) y la posterior “satisfacción” por una comida abundante mercantilizada, industrializada y globalizada, se inscribe en un proceso de transformaciones económicas, políticas y culturales cuyos rasgos principales son:
1. Apertura de la economía y la agricultura española a la “economía mundo” de la mano de EEUU, “la revolución verde” y la industrialización.
2. Destrucción competitiva de la pequeña explotación rural y el pequeño comercio, a manos de la producción a gran escala, la distribución de masas para los mercados internacionales y el consumismo.
3. Sustitución progresiva del campesino por el empresario agrícola, cuyo producto por excelencia ya no son alimentos sanos y suficientes para la propia población, sino mercancías alimentarias para los mercados.
4. Vaciamiento del campo y urbanización patológica con la aparición de problemas insolubles en el orden territorial, ambiental y social.
5. Implantación del consumo de masas por la reducción del precio de los alimentos en origen y el aumento de los salarios reales.
6. Emergencia de la figura del consumidor.
7. Compromiso del Estado -tanto el franquista como la monarquía parlamentaria que le sucedió- con la dinámica de las instituciones alimentarias del capitalismo internacional (GATT–OMC; C.E.E.–U.E.; FAO, OMS, etc).
La modernización alimentaria, basada en la gran producción industrial y el “libre comercio” de alimentos, produce hambre en los países pobres, pero también enfermedades alimentarias en los países ricos y epidemias de virus mutantes, cuyo origen es la producción industrial globalizada de animales (peste porcina, vacas locas, dioxinas en los pollos, gripe aviar, gripe porcina-A)
En los países desarrollados, los problemas alimentarios dejan de estar ligados a la escasez de alimentos, para depender de su exceso y nocividad. Esta transformación se produce a través del cambio forzado de la dieta, cada vez más lejos de las necesidades biológicas de las personas y de las tradiciones alimentarias de los pueblos y más cerca de los intereses de las multinacionales. El “nuevo orden” de la alimentación globalizada presenta perfiles paradójicos: nunca ha habido tanta información alimentaria, ni tantas políticas contra el hambre y sin embargo, nunca ha habido tanta inseguridad alimentaria. De esta paradoja se deriva una pregunta radical ¿Por qué el hambre, la obesidad y las epidemias parecen tan negativos como inevitables?
Una teoría crítica sobre la contraposición entre alimentación y salud debe superar las causas de su actual impotencia. Necesitamos centrar nuestra atención en los procesos históricos -y no sólo en la foto fija del presente– para comprender cómo hemos llegado al actual genocidio alimentario. Hay que estudiar los actores del mercado alimentario, pero también las relaciones de dominio y explotación que se establecen entre ellos.
El trato instrumental entre agricultores y consumidor@s aumenta la brecha entre el campo y la ciudad. El respeto a los derechos sociales y a los límites de la naturaleza, exige privar a las multinacionales de su libertad para atentar contra la seguridad alimentaria de tod@s. No se pueden acometer cambios en la producción sin cambios simultáneos en el comercio y el consumo de alimentos. Viceversa, no se pueden realizar cambios en los hábitos alimentarios de la sociedad sin contar con los agricultores que tienen que dejar de producir los alimentos globalizados actuales y producir alimentos ecológicos para sus conciudadanos.
Es imposible cambiar los modos de producción, distribución y consumo, sin contar con los poderes públicos, hoy cómplices necesarios de los homicidios alimentarios en serie. Pero los políticos no cambiarán sin una fuerza que les obligue. Esa fuerza solo puede surgir de la organización de los perjudicados: productores y consumidor@s, a su vez partícipes “voluntarios” de los modelos de alimentación dominantes.
Es urgente descifrar el enigma de una cadena de subordinaciones criminales: el valor nutritivo de la comida está sometido a su valor dinerario (precio), el campo, sometido a la ciudad, las mujeres sometidas a los hombres y los derechos humanos al crecimiento económico. Este enigma no se explica al margen de las políticas que permiten su funcionamiento. La impunidad de los poderosos y la sumisión de las víctimas no son hechos naturales, sino producto de relaciones de poder de los de arriba sobre los de abajo y de los de abajo entre sí. El desprecio a los derechos sociales y el incumplimiento de las leyes protectoras de la salud y la vida, sería imposible sin el consentimiento de ciudadanos y consumidor@s. Los aspectos materiales de la globalización alimentaria son inseparables de los inmateriales (individualismo, deseos compulsivos implantados por la publicidad y la construcción social de un individuo individualista, oportunista y sumiso).
Esta cadena de subordinaciones se basa en la desigualdad y la coerción. Aunque aparece como democrática y pacífica, es producto de una enorme violencia social. La complicidad individualista con los poderosos, la queja y el descompromiso político, son la forma en la que, hoy, se expresan los daños alimentarios. Ante este aparente “callejón sin salida”, cualquier medida que no aborde la crítica de la mercantilización y la industrialización de los alimentos, así como el enfrentamiento con sus actor@s, es pura retórica. Nuestras críticas ecológicas y alimentarias suelen ser remiendos de “final de cañería”. Su resultado es poco más que culpabilidad moral para un sector de las clases medias sin consecuencias políticas. Pero también puestos de trabajo y de liderazgo en la “izquierda plural” para profesores, líderes sociales modernizados, ONGs, consultorías, profesionales progres y jóvenes doctorandos.
En el primer mundo amenazado por las epidemias alimentarias, (obesidad, cáncer, alergias, diabetes, trastornos circulatorios, óseos digestivos y autoinmunes), abundan los consejos para introducir cambios individuales en la dieta, pero escasean las iniciativas dispuestas a construir el sujeto colectivo capaz de realizar dichos cambios. Los intentos de expresar y organizar políticamente la inseguridad alimentaria, aparecen como propósitos totalitarios frente a un orden alimentario que se presenta como espontáneo, democrático y progresista.
Las soluciones existentes se concentran en los efectos ignorando las causas y desatienden la organización popular. Por eso carecen de fuerza y pasan a formar parte del problema. El carácter testimonial de las muestras festivas de desacuerdo, ha naturalizado los crímenes contra la seguridad alimentaria de la mayoría de la humanidad y contra la soberanía alimentaria de los pueblos. Este fracaso, análogo al de otros movimientos sociales, nos lleva al salto compulsivo de moda en moda, de franquicia en franquicia, de subvención en subvención y de campaña en campaña, lo que hace imposible nuestra propia memoria histórica y cualquier proceso de acumulación de fuerzas.
Una verdadera crítica del actual modelo alimentario, además de investigar la génesis, las relaciones sociales y los actores de la tragedia alimentaria actual, exige apuntar a su interrupción. Pero esto no será posible sin miles de procesos de producción, distribución y consumo que, en los márgenes del mercado, demuestren que es posible otra forma de producir y consumir alimentos. Desde el lado de l@s consumidor@s responsables, construir cien, mil, diez mil colectivos de consumo agroecológico confederados, es la consigna.
Crisis económica e inseguridad alimentaria. Problemas y alternativas.
Los problemas y sus excesos.
La crisis económica está agravando los problemas alimentarios a escala mundial. A la espera de mejores expectativas de rentabilidad, los dueños del capital hacen huelga de inversiones produciendo efectos devastadores para la economía y la sociedad. Los bancos escatiman los créditos y las empresas despiden trabajadores y aumentan la explotación. El derecho del capital a “crear riqueza” privada se convierte, paradójicamente, en derecho a destruir riqueza social y recursos naturales, atentando contra la seguridad alimentaria de la humanidad (millones de muertos anuales por hambre y por enfermedades alimentarias). La libertad de empresa se impone sobre los derechos humanos y las libertades de la mayoría de la población. Todo ello consentido por los poderes públicos.
Las grandes superficies parecen solidarizarse con l@s parad@s, bajando los precios de los alimentos. Esta acción “filantrópica” esta financiada por la extorsión a l@s agricultor@s, la explotación de sus emplead@s y la degradación de la comida que nos venden. Una comida tóxica y enfermante, activa un nuevo mercado de alimentos “funcionales” y remedios contra las enfermedades alimentarias “de la opulencia”: diarrea, estreñimiento, gases, hemorroides, acidez de estómago, alergias, caries, hipertensión, colesterol, obesidad, osteoporosis, etc.
El descenso de la actividad económica y el paro reducen los ingresos fiscales y aumentan los gastos del Estado, poniendo en cuestión la sostenibilidad de la protección social y los programas de lucha contra el hambre. Para la mitad de la humanidad en los países empobrecidos, el resultado es peor: hambrunas, enfermedades, guerras, sequías, inundaciones, tempestades y migraciones masivas, colocan la esperanza de vida de quinientos millones de personas del África Subsahariana en 49 años, diez menos que en 1990.
Las alternativas y sus límites.
Consumidor@s.
Más de una década de ensayos militantes con abundancia de palabras y escasez de hechos arrojan un triste resultado para el consumo responsable en el Estado Español. Su componente fundamental es el consumo biológico de un sector de las clases pudientes ilustradas. Este consumo, individual, despolitizado y dependiente de las grandes superficies, tiende a convertirse en un nicho del mercado global controlado por las multinacionales alimentarias. Este mercado está regido por la misma lógica de competitividad, explotación del trabajo, aumento de la escala productiva y distribución mundial que el mercado convencional de alimentos sólo que, hasta ahora, sin productos químicos. Esto explica por qué, hoy, la agroecología es inviable al margen de la exportación, las subvenciones y las grandes superficies.
Las experiencias colectivas de consumo responsable autogestionado, tan cargadas de ideología como faltas de compromiso, se instalan en una marginalidad autocomplaciente que dificulta el crecimiento de las redes de consumidor@s organizad@s. El subdesarrollo del consumo responsable es simétrico al desarrollo del consumismo globalizado causante de las epidemias alimentarias, el hambre y las dificultades de los productores agroecológicos.
Ante las tragedias y las nuevas amenazas alimentarias, l@s consumidor@s responsables debemos redoblar nuestra actividad. Una alimentación abundante en verduras y frutas de temporada, legumbres, cereales integrales y agua, además de ser más barata y solidaria, nos librará de muchas enfermedades. Pero eso supone tomar distancia con la alimentación globalizada (carne, azúcar refinado, grasas de origen animal, refrescos carbonatados, alcohol, café y tabaco). El exceso de estos alimentos produce obesidad y otras enfermedades que constituyen grupos de riesgo frente a las epidemias de virus mutantes.
Volver los ojos hacia la dieta mediterránea está a favor de la razón y de la vida, pero en contra del adoctrinamiento televisivo. Requiere valor porque, en las democracias de mercado, la televisión impone el lenguaje y los deseos de los “ciudadanos libres”. No comprar lo que se anuncia, no entrar en las grandes superficies y sostener el residual comercio tradicional, aparece como un comportamiento lunático y retrógrado. Sin embargo, quien lo hace está madur@ para dar un paso más: dedicar tiempo y energía al consumo responsable organizado. La recompensa a este esfuerzo es el bienestar físico y social. Gracias a nuestra actividad, los agricultores ecológicos, contraparte necesaria para el crecimiento del consumo responsable, tendrán más comprador@s movilizados a favor de una alimentación comprometida con las personas y la naturaleza, no con el mercado.
Agricultor@s.
Los agricultores ecológicos también deberían revisar sus prioridades. No es responsable una producción alimentaria basada en la exportación, el “libre comercio” mundial, la venta a través de grandes superficies y las subvenciones de los gobiernos globalizadores.
Los sindicatos agrarios apuestan por la industrialización y la globalización alimentaria, al tiempo que sostienen sectores agroecológicos decorativos. Esta ambigüedad favorece el desconcierto de los agricultores ecológicos que acuden a mercados biológicos donde nadie se plantea el enfrentamiento con la producción y distribución global de los alimentos. En esos mercados se encuentran consumidor@s y agricultor@s, preocupados cada uno por “lo suyo” e indiferentes a los problemas “del otro”. Desaparece la sustancia del apoyo mutuo, que es la unidad contra un modo de producción alimentaria que produce mercancías para el mercado mundial, pero también agricultor@s y consumidor@s individualistas y despolitizados. La “ilusión” de conseguir muchos consumidores ecológicos individuales o asociados en grupitos autoreferentes, se refuerza en jornadas y debates donde l@s agricultor@s comparten discurso con alternativas de consumo marginales y demagógicas, sostenidas por la izquierda “alterglobalizadora” y sus intelectuales de guardia.
En la agricultura ecológica también se producen prácticas comerciales poco edificantes. Por ejemplo, individualismo en su versión mística o competitiva que genera deslealtad entre agricultores. Tirar los precios en grandes superficies o ferias, dejando en mal lugar a colectivos, pequeñas tiendas de alimentos ecológicos o cooperativas de consumo que, sin más afán económico que su propia supervivencia, cargan un porcentaje a sus precios de compra.
Agricultor@s y consumidor@s.
Partimos de una realidad muy negativa, incluyendo nuestros propios comportamientos. Sin embargo, agricultores y consumidores responsables podemos aprender de nuestros errores y aumentar nuestra cooperación. Para empezar, debemos evitar las “buenas intenciones” verbales y huir del doble lenguaje. Esto requiere definir bien los problemas, sus causas y sus causantes. Si la realidad es catastrófica hay que tomar partido a favor de las soluciones y en contra de los problemas. Esto supone evitar el “buen rollo” de llevarse bien con todo el mundo mientras que cada uno realmente va a lo suyo. Para hacer una tortilla hay que cascar los huevos. Al salir de tan abajo –y precisamente por ello- nuestros hechos deben estar cargados de convicción. Si las dificultades son grandes, también debe serlo nuestra decisión para superarlas. Disponemos de experiencia y entusiasmo. Nuestros proyectos contienen un enorme potencial de desarrollo porque apuntan a problemas de la mayoría. Frente al hambre y la comida basura, la derecha y la izquierda globalizadoras no tienen soluciones, sino parches que forman parte del problema. Los consumidores no podemos hacerlo sin los agricultores. Ni ellos sin nosotros.
Debemos extraer lo positivo de más de una década de fracasos. Aprender de lo negativo, no para perfeccionarlo haciéndolo más negativo, sino para evitarlo. No debemos convertir a quienes criticamos en nuestros maestros ni aceptarles como nuestros protectores. Una larga experiencia de fracasos nos coloca en una posición más favorable para construir un movimiento social de consumidores responsables en defensa de la seguridad alimentaría. Un movimiento estudioso, participativo, organizado, territorializado, confederado y con vocación de crecer con los agricultores ecológicos.
Ni todo ideología, ni todo calidad-precio, ni todo “come-sano”. No sólo hablamos de problemas, también construimos soluciones, superando la desconfianza y el miedo, la cultura de la queja y el desencanto, el individualismo, el esquirolaje y la parálisis intelectual. No sólo para el día de mañana, sino también aquí y ahora. Un movimiento con dimensión teórica, política, comunicativa y empresarial. No regido por el lucro, sino por la lucha decidida contra el hambre, la comida basura y las epidemias. Una modesta, pero real alternativa al desorden alimentario internacional defendida por la participación popular. La condición para todo esto es un movimiento organizado al margen de las redes clientelares de la izquierda capitalista.
Al intentar comer sano, con precios justos para los agricultores y asequibles para todos los consumidores, elaborando y difundiendo cultura alimentaria, construimos una realidad económica, cultural y política. Un movimiento de consumidores responsables agroecológico, autogestionado, participativo y popular, autónomo del poder económico, político y mediático. Un contrapoder a la globalización capitalista de los alimentos, causante del hambre y las enfermedades alimentarias.
A pesar de las dificultades, investigamos, ensayamos y construimos nuevas formas de alimentación, comunicación y movilización social.
Agustín Morán, Grupo de Estudios de Consumo Responsable Agroecologico.
Fuente: ecoportal.net