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lunes, 13 de septiembre de 2010

UNILIVER ENCUENTRA UNA ALTERNATIVA EN LAS ALGAS.

Unilever ha lanzado una inversión multimillonaria en una compañía que produce aceite de algas.

Su idea es reemplazar el aceite de palma, un ingrediente clave, pero cuya extracción es criticada por ecologistas.

Por: Paul Sonne.
The Wall Street Journal.

Londres—En momentos en que las empresas de alimentos y productos de consumo enfrentan problemas para obtener aceite de palma sin dañar el medio ambiente, Unilever apuesta a una alternativa prometedora al ingrediente clave: las algas.

Unilever, con sede en Londres, que depende del aceite de palma para fabricar su jabón Dove, crema Vaseline y helado Magnum, tiene previsto anunciar hoy una inversión multimillonaria en Solazyme Inc., una empresa de California que cosecha aceite de algas, un líquido que puede reemplazar al de palma en alimentos, jabones y lociones así como servir de combustible biodiésel para aviones.

La inversión de Unilever se produce en momentos en que grandes empresas de alimentos se encuentran bajo presión por parte de defensores del medio ambiente para poner un límite al uso de aceite de palma, cuya cosecha ha ocasionado deforestación en Indonesia y Malasia, y dañado el hábitat de orangutanes.

Usar aceite de algas en cremas o alimentos podría ayudar a las empresas alimentarias a elevar su reputación "verde" y reducir al mismo tiempo su exposición a mercados volátiles de commodities como los aceites de palma, de soya y de almendra. El aceite de algas puede fabricarse sin causar deforestación ni usar tierra arable valiosa.

De todos modos, es bastante improbable que el aceite de algas reemplace a los aceites naturales en el corto plazo. El tema principal aquí es si el aceite de algas puede ser producido en cantidades suficientes a un costo competitivo para cosechar aceites de forma natural. Además, los productos de aceite de palma deberán atravesar rondas de pruebas con consumidores antes de que los fabricantes puedan comercializar artículos.

Unilever probó durante varios meses con éxito el aceite de algas de Solazyme en jabones y cremas, pero afirma que aún pasarán entre tres y siete años antes de que lance el aceite de algas como ingrediente. Entre tanto, la empresa sigue desarrollando una cadena de suministro y probando los productos. Aun así, el gigante de productos de consumo tiene confianza en que Solazyme puede producir el aceite en la escala justa, al costo adecuado, para convertirse en un proveedor confiable. Las empresas prefirieron no especificar la magnitud de la inversión de Unilever, que es parte de una ronda de financiación de US$60 millones proveniente de varias fuentes.

"No se trata sólo de un nicho", sostiene Phil Giesler, director de innovación de una división de Unilever que invierte en nuevas tecnologías. "Creemos que esto tiene una capacidad tremenda".

Solazyme, fundada en 2003, es una de varias compañías de biotecnología que usan algas para producir aceites.

La inversión de Unilever en parte busca evitar incidentes como el de 2008, cuando activistas vestidos como orangutanes llegaron a la sede central de Unilever en Londres para denunciar la destrucción de selvas tropicales. Nestlé SA, que usa aceite de palma en sus chocolates Kit Kat, ha enfrentado protestas similares, así como PT Sinar Mas Agro Resources & Technology, un importante proveedor de aceite de palma para Nestlé, Unilever y Kraft Foods Inc., entre otros. Las tres empresas han dejado de trabajar con PT Smart, aunque la compañía indonesa rechaza las críticas de los grupos ecologistas, incluido Greenpeace.

Nestlé anunció este año una política de "cero deforestación". La empresa no quiere revelar si está haciendo pruebas con aceite de algas. Kraft dice que está buscando alternativas al aceite de palma, pero que es muy pronto para dar detalles. El gigante Procter & Gamble Co. señala que aunque está comprometido con los recursos sostenibles, no apunta al aceite de alga en este momento.

Unilever es el mayor comprador mundial de aceite de palma y abarca entre 3% y 4% del mercado global, según la empresa. Unilever y Nestlé se han comprometido a adquirir todo su aceite de palma de fuentes sostenibles certificadas para 2015.

Paul Polman, quien se convirtió en presidente ejecutivo de Unilever el año pasado, ha impulsado iniciativas verdes, con la intención de duplicar las ventas y a la vez reducir el impacto medioambiental de la empresa, en parte a través de nuevas tecnologías en áreas como empaquetamiento y refrigeración. La inversión en Solazyme es una señal de que el aceite de algas —que hace poco fue aprobado como ingrediente alimentario en la Unión Europea— podría ser parte de la ecuación también.

"El potencial es enorme, pero hasta hace dos o tres años (el aceite de algas) había sido completamente ignorado", señala Alison Smith, profesor de ciencias en la Universidad de Cambridge, en Gran Bretaña.

La importancia del aceite de algas para productos de consumo se ha visto opacada por su uso como una fuente de combustible alternativa. La petrolera Chevron Corp., por ejemplo, ha invertido en Solazyme.

"Hemos hecho toda clase de productos alimenticios", dice el cofundador y presidente ejecutivo de Solazyme, Jonathan Wolfson. "Hemos hecho mayonesas, helados. Y dan resultado, saben bien y son funcionales". También han producido cremas faciales con buenos resultados en pruebas, asegura.

Fuente: WSj.com

martes, 7 de septiembre de 2010

"AGUA QUE NO HAS DE BEBER": ¿EL AGUA TAPA OTROS INTERESES?









23-08-10.
Por: Federico G. Sequeira.
En muchos lugares del mundo la explotación minera avanza a ritmo vertiginoso. Esto implica un consumo desmesurado de agua, además del saldo de un territorio arrasado. Las mineras nunca (o casi nunca) son locales. Se trata de firmas de capitales estadounidenses o canadienses, principalmente, para el caso de América Latina, o de capitales europeos. Cabría preguntarse: ¿por qué, aún siendo originarias de los países militar y económicamente más poderosos, y que son los más injerencia tienen en ellos, los organismos multilaterales, como el BM, no advierten los riesgos de la actividad minera para el agua, un bien que al mismo tiempo denuncian que marcha rumbo a la escasez?
El diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia Española, ofrece la siguiente definición: “Agua: (Del lat. aqua). Sustancia cuyas moléculas están formadas por la combinación de un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, líquida, inodora, insípida e incolora. Es el componente más abundante de la superficie terrestre y, más o menos puro, forma la lluvia, las fuentes, los ríos y los mares; es parte constituyente de todos los organismos vivos y aparece en compuestos naturales”.

Quedémonos con estos tres términos: inodora, insípida e incolora. Es decir, a través de ella podría verse perfectamente. Sin embargo, parece ser que el actual debate en torno al agua, en realidad, sirve para ocultar otros recursos naturales de interés. Podría decirse así que la repentina “apertura de la canilla” del debate sobre el futuro del agua, sirvió para inundarlo todo, y tapar otros intereses.

Es cierto que “el agua potable es un bien escaso, que sólo constituye el 2,5 por ciento del total del agua del mundo; mientras que el 97,5 por ciento restante lo encontramos en mares y océanos”, como lo señala la profesora de Historia, especialista en geopolítica, y defensa nacional, Elsa Bruzzone. La frase pertenece al libro de Bruzzone, quien también es asesora ad honorem del Congreso Nacional argentino, “Las Guerras del Agua”.

También es cierto que, como señala la autora en la misma página, “la tecnología para desalinizar agua de mar existe, pero representa problemas: es cara porque requiere mucha energía, y aún no se ha encontrado el método de deshacerse de la salmuera que queda del proceso y de los elementos químicos que se utilizan en el mismo”.

Hasta allí, todo contribuye a abonar la teoría de que, ante un futuro con problemas de acceso al agua en buena parte del planeta, este elemento vital será objeto de conflictos. Razones para suponerlo no faltan, porque lo que abundan son antecedentes que dan cuenta de esa estrategia de los países militar y económicamente más poderosos, para doblegar a los más débiles.

Temas para pensar

Como contracara surgen algunos aparentes absurdos en esta mirada. Por un lado, las reservas de agua subterránea del planeta son más que abundantes, y son muy superiores al agua en superficie, lo que permitiría a la humanidad toda una larga y próspera supervivencia. Está claro que el agua no está equitativamente distribuída a lo largo del globo, y que estos acuíferos o reservorios subterráneos están en estado virginal (o casi), en los continentes militar y económicamente menos poderosos, como África y América del Sur y Central, o algunas zonas de Asia.

Con sólo escribirlo, ya es posible imaginar el escenario: una América del Norte o una Europa sedientas, recurriendo al uso de la fuerza para saciar su sed en las fuentes de agua de sus vecinos más débiles. Una imagen admisible, pero… ¿lógica?

En el peor de los escenarios, con un desembarco militar en América del Sur y África para el “robo” sistemático del agua, basta con tratar de imaginar los costos astronómicos que tendría trasladar el líquido vital hasta los sitios de consumo. ¿Cuánto costaría, entonces, regar cultivos, o dar de beber a los animales de la actividad ganadera? Y eso si el enfoque se orienta sólo hacia la cuestión productiva. Podría plantearse el interrogante respecto a ¿cuáles serán los costos de una ducha?, o incluso, los del baño para una mascota. En el otro supuesto, el de una invasión acompañada por un progresivo traslado poblacional, hay aún menos sustento lógico.

El agua no se termina gota a gota…

En los años ’90, en Argentina, el modelo neoliberal que llegó para privatizar todos los servicios, y entre ellos el del agua, instaló una campaña “de concientización”, decían, pero que tenía un trasfondo comunicacional alarmista. Entre muchas otras consignas, había un slogan bastante simple, pero pegadizo: “gota a gota, el agua se agota”.

Desde la reestatización del servicio en el área metropolitana en torno a la capital argentina, el lenguaje amenazador se retrajo en forma considerable. Si bien siempre resultan insuficientes, hay en marcha obras tendientes a extender las redes de agua potable en forma legal, lo cual evitar que mediante conexiones precarias se produzcan pérdidas de ese líquido vital.

Sin embargo, aunque es muchas veces uno de los temas por el que los organismos internacionales ponen el grito en el cielo, la destrucción del agua potable tiene otros caminos, que son verdaderas autopistas, si se traza un paralelo con la velocidad del daño. En Argentina, y en América Latina, pero también en muchos otros lugares del mundo (por caso grave y poco conocido: Mongolia), la explotación minera avanza a ritmo vertiginoso. Ese avance implica un consumo desmesurado de agua, además del saldo de un territorio arrasado. Singularmente, las mineras nunca (o casi nunca) son locales. Se trata de firmas de capitales estadounidenses o canadienses, principalmente, para el caso de América Latina, o de capitales europeos.

Y los mismos organismos que muestran tanta preocupación por la pinchadura de una conexión clandestina de agua en un domicilio, con una manguera de media pulgada, como el Banco Mundial (BM), por ejemplo, nada dicen de la actividad minera.

El dato lo aporta el portal de OPI Santa Cruz, de la provincia argentina de Santa Cruz: “El yacimiento de oro de Santa Cruz, Cerro Vanguardia, tiene una demanda mensual de agua que oscila entre los 90 y 110 mil m3 por mes (para convertir a litros multiplicar por mil), utilizada para el proceso de explotación minera. Río Gallegos, según datos oficiales recabados en SPSE (Servicios Públicos Sociedad del Estado) demanda alrededor de 36.000m3 a lo largo del mes”.

Haciendo uso de la lógica, tan caída en desuso por estos días, cabría preguntarse: ¿por qué, aún siendo originarias de los países militar y económicamente más poderosos, y que son los más injerencia tienen en ellos, los organismos multilaterales, como el BM, no advierten los riesgos de la actividad minera para el agua, un bien que al mismo tiempo denuncian que marcha rumbo a la escasez? Aún cuando se esboce la más conspirativa de las teorías conspirativas, no parece tener sentido que con el fin de preservarla para futuras supuestas invasiones de los países poderosos, los organismos multilaterales no lances advertencias contra la minería a cielo abierto.

¿Evo tenía razón?

Mientras se escribía esta segunda entrega del Informe, el 29 de julio último, el diario estatal boliviano Cambio publicó una extensa nota, bajo el título “ONU declara acceso al agua como un derecho humano para la vida”. La nota comenzaba diciendo que la aprobación había tenido lugar un día antes, en el marco del sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, y planteaba que “a iniciativa de Bolivia”, la ONU “reconoce (tras la decisión) al agua potable y al saneamiento básico como derechos humanos universales”. Eso, seguía el artículo, “coronó una intensa campaña internacional liderada por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma”. Ciento veintidós países votaron a favor, cuarenta y uno se abstuvieron. Y tras quince años de debates, la mayoría dio el sí a una resolución de compromiso redactada por Bolivia que consagra los derechos al agua y al saneamiento básico”.

Quienes sigan aunque más no sea superficialmente la política internacional no podrán menos que admitir que los tomó por sorpresa el aval a una propuesta de Evo Morales, y más a una propuesta en esa línea. Y no porque el proyecto presentado no tuviera buenas intenciones, sino por el tipo de calificativos con que suelen alfombrarle el camino al presidente boliviano en no pocos lugares del mundo.

Como fundamentos de la propuesta, y de su aval, se mencionaron además de varias declaraciones previas, datos de extrema actualidad: las 884 millones de personas que carecen de acceso al agua potable y las más de 2.600 millones de personas no tienen acceso al saneamiento básico, o los 1,5 millones de niños menores de 5 años que mueren cada año, o los 443 millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento.

En el punto 2 de la Declaración, la ONU “exhorta a los Estados y las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y el saneamiento”. Y es en ese punto donde se instala nuevamente el interrogante. Interrogante respecto a la forma en que se entenderán, en cada país, y de la mano de cada gobierno de los países con menos recursos, la “asistencia” y la “cooperación” internacionales.

Federico Gabriel Sequeira, Argentina - Agosto de 2010 - Los Lanzallamas http://textosincendiarios.blogspot.com

Fuentes:

Fuente: ecoportal.net

viernes, 3 de septiembre de 2010

PLÁSTICOS A BASE DE MAÍZ QUE PUEDEN RESISTIR EL CALOR.

El químico William Orts del SIA trabaja con los colaboradores A. Flynn y L. Torres de Lapol LLC en moldear por extrusión los polímeros a base de maíz para hacer productos amigables con el medio ambiente.

Las tapas en las tazas plásticas para prevenir que el café caliente salpique, algún día podrían ser hechas de plástico biodegradable a base de maíz. Científicos del SIA están produciendo los plásticos a base de maíz que pueden resistir el calor. Este proyecto esta entre las prioridades más altas de investigaciones cooperativas en curso desde el 2007.
Los químico W. J. Orts, trabaja con los investigadores A. Flynn y L. T. Torres, para aumentar la gama de usos para los plásticos a base de maíz.

La asociación es parte de un acuerdo de investigación y desarrollo cooperativo, con el objetivo de producir los plásticos a base de maíz como una alternativa a los productos derivados del petróleo.

Bioplásticos ofrecen algunas ventajas.

Plásticos a base de maíz y otros recursos naturales renovables son generalmente biodegradables. Aunque los plásticos a base de petroquímicos pueden ser biodegradables, son derivados de una fuente finita y no renovable: el petróleo.

Además, la producción de plásticos a base de maíz normalmente causa menos contaminación, incluyendo menos emisiones de gases de efecto invernadero que la producción de plásticos a base de petróleo.

Los plásticos a base de maíz se producen fermentando el azúcar de maíz para hacer ácido láctico. Luego, el ácido láctico se usa para formar un bioplástico llamado ácido poliláctico, o PLA. Pero PLA tiene menos tolerancia al calor que algunos plásticos a base de petróleo. "Esto significa que no podemos usar PLA. en algunas aplicaciones", dice Flynn.

En el sector de plásticos, se llama la temperatura más alta cuando la PLA podría deformarse "la temperatura de la desviación del calor".

Para superar este problema, Flynn, Torres y Orts están desarrollando un nuevo producto. Conocido como un "modificador de la temperatura de la desviación del calor", este producto se puede mezclar con PLA para aumentar la tolerancia del PLA al calor. El modificador es más del 90 por ciento a base de maíz y es completamente biodegradable, según Flynn.

Pruebas preliminares en laboratorio han mostrado que, cuando mezclado con PLA, el modificador puede aumentar la temperatura de la desviación del calor de PLA por lo menos 50 grados Fahrenheit. Con más investigaciones y desarrollo, el modificador podría hacer posible la fabricación de cientos de productos a base del bioplástico PLA.

Los productos del futuro podrían incluir no sólo tapas para las tazas plásticas, sino también botellas u otros recipientes de comidas y bebidas que están 'hot-filled'–es decir, recipientes llenados con contenidos calientes durante el proceso de pasteurización. Ejemplos incluyen catsup de tomate o algunos tipos de jugos de fruta. Actualmente PLA no puede tolerar el calor de 'hot-filling'.

El SIA y Lapol están solicitando un patente sobre su invención.

"Actualmente no hay modificadores de la temperatura de la desviación del calor para PLA que están disponibles comercialmente", dice Randall A. Smith, director de operaciones de Lapol. "Es un mercado emergente".

Los resultados preliminares son prometedores para el modificador de la temperatura de la desviación del calor sugieren que habrá nuevas oportunidades para PLA en el futuro.

Por: Marcia Wood.

Fuente: ars.usda.gov


PRODUCTO PARA PROTEGER EL MANÍ Y EL MAÍZ.

Investigadores del SIA han descubierto que un agente de control biológico llamado Afla-Guard®, el cual fue desarrollado por el SIA para controlar los hongos que causan la producción de aflatoxina en los cacahuetes, también puede ayudar a proteger el maíz.
Por: Sharon Durham.
3 de septiembre de 2010.

El producto Afla-Guard®, el cual es un agente de control biológico usado para prevenir el crecimiento de hongos perjudiciales en los cacahuetes, también puede ser usado para proteger el cultivo del maíz, según los resultados de un estudio por científicos del SIA que ayudaron a desarrollar el producto.

Después de estudios extensos y pruebas de campo, Afla-Guard® fue aprobado por la EPA (Agencia de Protección Amibiental) de EE.UU. para utilización en el cultivo de maíz comenzando en el 2009.

El Microbiólogo J. Dorner, ayudó a desarrollar Afla-Guard®, el cual ayuda a controlar los hongos Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus que producen las aflatoxinas que contaminan los cacahuetes.

A. flavus y A. parasiticus viven en el suelo y pueden invadir cultivos de alimento y de pienso, contaminandolos con aflatoxinas. Las aflatoxinas son toxinas cancerígenas naturalmente producidas por los hongos, y son tóxicas a las mascotas, el ganado, y la fauna silvestre.

Afla-Guard® está compuesto de la cebada cubierta de esporas de una cepa no tóxica de A. flavus. Esta cepa compite exitosamente contra las especies tóxicas de Aspergillus para la cantidad limitada de espacio y nutrientes necesitados por todas las especies para crecer y medrar. En los cacahuetes de la granja, Afla-Guard® redujo las aflatoxinas por el 85 por ciento por término medio, y por hasta el 97 por ciento en los cacahuetes descascarados de grado comestible.

Teniendo en cuenta este éxito, Dorner y otros científicos del SIA realizaron un estudio de dos años con Afla-Guard® en el maíz. Ellos descubrieron que el producto fue eficaz en reducir los niveles de aflatoxina, con una reducción total del 85 por ciento comparado con los resultados en el maíz cultivado en campos sin tratamiento con Afla-Guard®.

Los investigadores aplicaron Afla-Guard® al cultivo del maíz en varias maneras: al suelo cuando las plantas tuvieron una altura de menos de un metro; a las plantas antes de la formación de las borlas, y con rociadas múltiples durante la formación de la seda del maíz.

Los resultados de esta investigación también fueron publicados en la revista 'Journal of Food Protection' (Revista de Protección de Alimento).

Fuente: ars.usda.gov