13 de Octubre de 2012.
Por:Jeinst Campo Rivera, Unimedios
En los platanales del país se puede reducir en un
30% el uso de químicos dañinos para el ambiente, mediante una técnica de
control biológico de los patógenos diseñada por científicos de la UN en
Palmira y del CIAT. Es una alternativa prometedora para miles de
familias dedicadas a este cultivo.
Foto: Jeinst Campo/Unimedios |
El plátano es uno de los cultivos más importantes del mundo. Junto
con el arroz, el trigo y el maíz, es la base de la alimentación diaria
de millones de personas, así como un eslabón significativo de las
economías de varios países.
Según la Federación Nacional de Productores de Plátano (Fedeplátano), ha sido un sector de gran relevancia socioeconómica para la seguridad alimentaria y la generación de empleo en el campo, pues unas 57 mil familias viven de este.
Datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) indican que, de 395.431 hectáreas sembradas durante el 2002, 13.899 (el 3,5%) correspondieron a siembras para exportación y el resto (el 96,4%), a cultivos para consumo interno. Su rendimiento promedio es de 7,8 toneladas por hectárea. Y hay un total de producción de 2.994.022 toneladas.
Problemas de sanidad
Pese a su productividad, las dificultades fitosanitarias y los bajos niveles de inversión en el cultivo afectan su rendimiento y comercialización. “La falta de adecuación de las fincas, el tipo de renovación y la actual forma de fertilización ocasionan pérdida de competitividad en los mercados internacionales”, afirma Silverio González, de Fedeplátano.
Estos obstáculos pueden comprometer la meta de aumentar la eficiencia de los plantíos, pues enfermedades como la sigatoka negra (causada por el hongo Mycosphaerella fijiensis) y el moko (provocado por la bacteria Ralstonia solanacearum) han destruido un 50% del área sembrada. Esto ha aumentado el costo de producción por hectárea de 1,5 millones de pesos a 6 millones.
Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira estiman que entre el 60% y el 70% de los productores en el país no aplican ningún control; mientras que otros, principalmente los tecnificados, recurren a químicos extremadamente tóxicos que desequilibran la microflora y la fauna del suelo.
“Estos reducen su fertilidad y aumentan la probabilidad de reincidencia de las enfermedades, debido a que eliminan organismos protectores nativos del suelo. Además, los agentes patógenos pueden desarrollar resistencia a los químicos”, señala la profesora Elena Velásquez, de la sede.
Según la Federación Nacional de Productores de Plátano (Fedeplátano), ha sido un sector de gran relevancia socioeconómica para la seguridad alimentaria y la generación de empleo en el campo, pues unas 57 mil familias viven de este.
Datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) indican que, de 395.431 hectáreas sembradas durante el 2002, 13.899 (el 3,5%) correspondieron a siembras para exportación y el resto (el 96,4%), a cultivos para consumo interno. Su rendimiento promedio es de 7,8 toneladas por hectárea. Y hay un total de producción de 2.994.022 toneladas.
Problemas de sanidad
Pese a su productividad, las dificultades fitosanitarias y los bajos niveles de inversión en el cultivo afectan su rendimiento y comercialización. “La falta de adecuación de las fincas, el tipo de renovación y la actual forma de fertilización ocasionan pérdida de competitividad en los mercados internacionales”, afirma Silverio González, de Fedeplátano.
Estos obstáculos pueden comprometer la meta de aumentar la eficiencia de los plantíos, pues enfermedades como la sigatoka negra (causada por el hongo Mycosphaerella fijiensis) y el moko (provocado por la bacteria Ralstonia solanacearum) han destruido un 50% del área sembrada. Esto ha aumentado el costo de producción por hectárea de 1,5 millones de pesos a 6 millones.
Investigadores de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira estiman que entre el 60% y el 70% de los productores en el país no aplican ningún control; mientras que otros, principalmente los tecnificados, recurren a químicos extremadamente tóxicos que desequilibran la microflora y la fauna del suelo.
“Estos reducen su fertilidad y aumentan la probabilidad de reincidencia de las enfermedades, debido a que eliminan organismos protectores nativos del suelo. Además, los agentes patógenos pueden desarrollar resistencia a los químicos”, señala la profesora Elena Velásquez, de la sede.
Por
eso, científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical
(CIAT) y de la UN en Palmira evaluaron la fertilización biorgánica
(FBO), práctica agrícola que usa métodos preventivos biológicos para
limitar la aparición de enfermedades y plagas.
“Quisimos favorecer la prevención, dando información precisa sobre las condiciones socioeconómicas en los sistemas de producción; ofrecer alternativas de control basadas en la gestión de residuos orgánicos y la biodiversidad; y proponer una evaluación económica y medioambiental para asegurar la apropiación por parte de los agricultores”, asegura el profesor Patrick Lavelle, del CIAT.
Alternativas
El método utiliza dos tipos de material orgánico: uno de lenta descomposición –especies forrajeras arbóreas de la región– y otro de rápida –el estiércol proveniente de la producción ganadera–. Finalmente, se introducen lombrices nativas de tierra, que son robustas, muy fecundas y crecen rápido.
“Quisimos favorecer la prevención, dando información precisa sobre las condiciones socioeconómicas en los sistemas de producción; ofrecer alternativas de control basadas en la gestión de residuos orgánicos y la biodiversidad; y proponer una evaluación económica y medioambiental para asegurar la apropiación por parte de los agricultores”, asegura el profesor Patrick Lavelle, del CIAT.
Alternativas
El método utiliza dos tipos de material orgánico: uno de lenta descomposición –especies forrajeras arbóreas de la región– y otro de rápida –el estiércol proveniente de la producción ganadera–. Finalmente, se introducen lombrices nativas de tierra, que son robustas, muy fecundas y crecen rápido.
Los expertos tomaron como base 62 fincas dedicadas al cultivo de
plátano, en los departamentos de Quindío y Risaralda. Evaluaron la
calidad del suelo, la biodiversidad (macrofauna, hojarasca y micorrizas
–hongos de raíces–) y el estado de salud (fitosanitario) de las
plantaciones.
Luego de los análisis de laboratorio, propusieron cinco tratamientos para aplicar en condiciones naturales sobre plantas recién fijadas en lugares donde había presencia de enfermedades y parásitos.
“Evaluamos la micorrización de plantas, aplicación de fluidos del raquis (tallo) del plátano, introducción de plantas fijadoras de nitrógeno, aplicación de lombricompost y el uso del método FBO”, afirma la profesora Velásquez.
Reducción significativa
Según Fedeplátano, este tipo de biofertilización redujo en un 30% el uso de fertilizantes de síntesis química y nematicidas (que eliminan nematodos patógenos, unos pequeños gusanos). Asimismo, los investigadores constataron un incremento de la diversidad de la macrofauna de 600 a 2.600 el número de individuos por metro cuadrado. Así, mejoraron la calidad física, química y biológica del suelo.
“Con los tratamientos se estableció un posible equilibrio entre poblaciones de nematodos fitoparásitos y saprofitos (que se alimentan de material muerto); estos últimos contribuyen a regular la presencia de los primeros, lo que permite inferir que si se promueve la actividad biológica del suelo, los problemas causados por los fitoparásitos podrán ser menores. Esto es importante pues las plantas pueda resistir el ataque de estos miorganismos”, asegura Lavelle.
Se comprobó, además, que el uso de lombricompost, como fuente de materia orgánica, incrementa las micorrizas y mejora el equilibrio de la comunidad de nematodos.
Dados estos resultados, Fedeplatano promueve el método desarrollado por la UN y el CIAT entre los cultivadores de plátano del país. “Su adopción permitirá reducir costos en las 40 mil hectáreas de plátano en el país, minimizar la contaminación ambiental y contribuir a la seguridad alimentaria del planeta”, manifiesta Silverio González.
Luego de los análisis de laboratorio, propusieron cinco tratamientos para aplicar en condiciones naturales sobre plantas recién fijadas en lugares donde había presencia de enfermedades y parásitos.
“Evaluamos la micorrización de plantas, aplicación de fluidos del raquis (tallo) del plátano, introducción de plantas fijadoras de nitrógeno, aplicación de lombricompost y el uso del método FBO”, afirma la profesora Velásquez.
Reducción significativa
Según Fedeplátano, este tipo de biofertilización redujo en un 30% el uso de fertilizantes de síntesis química y nematicidas (que eliminan nematodos patógenos, unos pequeños gusanos). Asimismo, los investigadores constataron un incremento de la diversidad de la macrofauna de 600 a 2.600 el número de individuos por metro cuadrado. Así, mejoraron la calidad física, química y biológica del suelo.
“Con los tratamientos se estableció un posible equilibrio entre poblaciones de nematodos fitoparásitos y saprofitos (que se alimentan de material muerto); estos últimos contribuyen a regular la presencia de los primeros, lo que permite inferir que si se promueve la actividad biológica del suelo, los problemas causados por los fitoparásitos podrán ser menores. Esto es importante pues las plantas pueda resistir el ataque de estos miorganismos”, asegura Lavelle.
Se comprobó, además, que el uso de lombricompost, como fuente de materia orgánica, incrementa las micorrizas y mejora el equilibrio de la comunidad de nematodos.
Dados estos resultados, Fedeplatano promueve el método desarrollado por la UN y el CIAT entre los cultivadores de plátano del país. “Su adopción permitirá reducir costos en las 40 mil hectáreas de plátano en el país, minimizar la contaminación ambiental y contribuir a la seguridad alimentaria del planeta”, manifiesta Silverio González.
Fuente: UN PERIODICO. EDICIÓN 160. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.
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