Bogotá D.C.
01 de Marzo de 2012.
Agencia de Noticias UN.
Las tierras que tienen algún potencial agrícola en el país están bajo
amenaza: ocho millones de hectáreas se encuentran tituladas o fueron
entregadas en concesión para múltiples propósitos.
Las tierras, que se extienden desde el sur de
la Guajira hasta Putumayo, están en peligro. Así lo aseguró Darío
Fajardo Montaña, antropólogo de la UN y profesor de la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Externado de Colombia, en la segunda
sesión de la Cátedra Mutis de este semestre: Seguridad alimentaria: un
enfoque interdisciplinario.
Aníbal Orlando Herrera Arévalo (izq.), Darío Fajardo Montaña, Albert Berry y Carlos Mario Perea. |
Fajardo planteó que en la línea de política
agraria que conforma el plan de desarrollo actual hay un sesgo
anticampesino. El profesor expuso que, con la eliminación de la Unidad
Agrícola Familiar (UAF), desapareció la posibilidad para los
agricultores de ser beneficiarios de la titulación de tierras. El
problema se agrava porque, a pesar de la actual ley de restitución, se
registran ataques, asesinatos y amenazas a los líderes campesinos que
fueron desplazados y que hoy reclaman la devolución de sus tierras.
“Inquieta que la nueva frontera de la
agricultura colombiana es la que está representada en los ‘proyectos de
la altillanura’: al extinguirse la UAF se establece la modalidad de la
‘empresarización’, que son asociaciones entre multinacionales y
campesinos, y la extranjerización de las tierras, que favorece la
titulación a las grandes empresas”, explicó el profesor Fajardo.
Dijo, además, que otro de los retos que afrontan los campesinos es el embate de la locomotora minera.
Crisis alimentaria mundial
Fajardo advirtió que existen elementos del
panorama internacional que afectan directamente a Colombia, como el
incremento de precios de los alimentos básicos.
“Colombia pasó de ser un país autosostenible a un país que depende en un 50% de las importaciones de alimentos”, destacó el profesor Fajardo. |
Pero lo que más le preocupa al profesor es la
coincidencia del comportamiento de los precios de los alimentos con los
del petróleo. La relación que se establece entre estos precios se debe
al desarrollo tecnológico de la agricultura. Este jueves un barril de
petróleo se cotizó en la bolsa de Nueva York a $USD 106,56, mientras que
una tonelada de azúcar (con el que se hace etanol) estuvo en $USD
547,84.
“Los aumentos en la producción y la
productividad de los alimentos ocurren por la manipulación genética y la
utilización de insumos agroquímicos sustentados en derivados del
petróleo. Es decir, el alza de los precios del combustible los
arrastra”, afirmó.
Productos básicos como el arroz, el frijol, el
maíz y la panela, agregó el profesor, están ajustados a la tendencia
internacional: su costo incide en el comportamiento de los índices de
precios al consumidor.
El segundo elemento es el cambio climático,
aunque Fajardo precisó que la tendencia al alza de los precios de los
alimentos viene de antes. En Colombia la emergencia invernal afectó
cerca de 1,3 millones de hectáreas del área agrícola cultivada.
Reforma agraria y pequeños productores
Albert Berry, economista canadiense y profesor
emérito de la Universidad de Toronto, también participó en la sesión de
la cátedra y se refirió al tema de la seguridad alimentaria.
El profesor resaltó la necesidad de que el
sistema político reconozca las ventajas del sector de los pequeños
agricultores porque, además de darle vitalidad a la economía, las
unidades familiares pueden aportar a la seguridad alimentaria al tener
las familias campesinas la capacidad de producir sus propios alimentos.
“Las familias no tienen acceso a los alimentos
no por falta de producción de estos, sino por un problema en la
distribución y la carencia de recursos económicos”, aseguró.
Aunque Colombia pasó de ser un país
autosostenible a depender en un 50% de las importaciones de alimentos,
el profesor Fajardo aseguró que no todo está perdido y que las
asociaciones entre pequeñas y grandes empresas tienen sentido si las
decisiones políticas no están en las manos de los poderosos.
“Es muy importante que nosotros como
consumidores nos expresemos frente a la posibilidad, que se nos quiere
negar, de producir nuestros propios recursos. Es doloroso constatar lo
que le ha costado a Colombia cerrarle el paso a la reforma agraria. Lo
estamos pagando a unos costos increíbles y, desafortunadamente, lo vamos
a seguir haciendo. Y si en el país se llega de nuevo a un proceso de
negociación del conflicto armado, la reforma va a volver a pedalear”,
concluyó Fajardo.
Fuente: Agencia de Noticias UN.- Universidad Nacional de Colombia.
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