10 de Marzo de 2012.
Por: Jeinst Campo Rivera, Unimedios
Dos tipos de artrópodos parásitos causan pérdidas
de hasta 40% a los citricultores. La manera de controlarlos está en la
misma naturaleza, a través de un grupo de ácaros benéficos, enemigos
naturales de los nocivos Phyllocoptruta oleivora y Polyphagotarsonemus
latus.
La naranja es uno de los cítricos más
importantes de la canasta familiar de los colombianos. Durante el 2010,
se produjeron 474.313 toneladas en las 36.943 hectáreas sembradas en
todo el territorio nacional.
El Departamento del Valle del Cauca es el principal productor con 4.835 hectáreas, de donde se extrajeron 219.557 toneladas en 2010. Pese a estas cifras, en la actualidad el sector enfrenta pérdidas hasta del 40% por la mala calidad del fruto, a causa de dos dañinos parásitos.
Se trata del ácaro tostador (Phyllocoptruta oleivora) y el ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus), de los cuales no se sabía lo suficiente hasta hace poco; se ignoraba, por ejemplo, cuándo afectaban a la naranja y en qué momento era adecuado establecer un control.
El Departamento del Valle del Cauca es el principal productor con 4.835 hectáreas, de donde se extrajeron 219.557 toneladas en 2010. Pese a estas cifras, en la actualidad el sector enfrenta pérdidas hasta del 40% por la mala calidad del fruto, a causa de dos dañinos parásitos.
Se trata del ácaro tostador (Phyllocoptruta oleivora) y el ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus), de los cuales no se sabía lo suficiente hasta hace poco; se ignoraba, por ejemplo, cuándo afectaban a la naranja y en qué momento era adecuado establecer un control.
Fotos: Cortesía Grupo de Investigación en Acarología. |
Científicos del Grupo de Investigación en
Acarología (GA), de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira,
estudian la biología de estos artrópodos e identifican cómo actúan y de
qué modo se expanden en los naranjales. Para su sorpresa, durante las
indagaciones hallaron una gran diversidad de ácaros benéficos que se
alimentan de los perjudiciales, lo que significa una buena noticia para
establecer un control biológico natural.
Diminutos, pero terribles
En primer lugar, los expertos analizaron el desarrollo del fruto, según el clima y el ciclo de vida, como parte de un proyecto financiado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. El trabajo se realizó durante dos años en fincas productoras de naranja Valencia localizadas en Caicedonia (Valle del Cauca) y Támesis (Antioquia).
"Los agricultores cuentan con poca asistencia técnica calificada; se caracterizan por hacer un manejo tradicional del cultivo con la aplicación de acaricidas químicos sin tener en cuenta los niveles de infestación, así como un mínimo uso de alternativas de control biológico", afirma la profesora Nora Cristina Mesa, directora del GA.
Se colectaron muestras de hojas, ramas y frutas, aparentemente afectadas por los ácaros, para ser analizadas en laboratorio e identificar el daño, las especies, su importancia económica, la distribución por zonas y la fauna parásita benéfica asociada.
"Identificamos que el ácaro blanco tiene un ciclo de vida de 3,1 días (mínimo 2,75 y máximo 4,74 días) durante el que puede infestar las hojas nuevas de los brotes, las cuales se decoloran, presentan bronceado del envés (parte inferior de la hoja), se vuelven estrechas y rígidas ocasionando problemas severos y deformaciones", asegura Isaura Viviana Rodríguez.
Este artrópodo pasa a los frutos recién formados y atrofia su crecimiento. "El deterioro se caracteriza por el levantamiento de la capa superficial de la epidermis, la cual queda adherida como una película fina de coloración gris plateada en la cáscara, fácilmente removible; es tan severo que con tan solo 30 ácaros se puede presentar 100% de daño en el fruto y su momificación en dos semanas", agrega Rodríguez.
Los científicos encontraron que el ácaro es más letal a mayor humedad relativa. La profesora Mesa afirma que "en Caicedonia, donde se supera el 80% de humedad, se presentan picos poblacionales del diminuto animal durante todo el año. Allí, el ácaro blanco afecta a la naranja en sus primeros estados de formación y la perjudica hasta en 100%". Si continúa su desarrollo, llega a cosecha con daños cosméticos en la epidermis de hasta 40%.
No obstante, el ácaro tostador (P. oleivora) es la especie más nociva entre los Eriophyidae que afectan a los cítricos. A pesar de las consecuencias en la producción nacional, hasta el momento no existían reportes sobre la magnitud de la afectación, debido a su tamaño minúsculo y a la dificultad para observarlos.
Isaura Rodríguez explica sus efectos: la lesión se produce por la inserción de los estiletes quelicerales (las patas en forma de daga o cuchillo), los cuales penetran las células epidérmicas; cuando el artrópodo extrae el contenido celular del fruto se produce el bronceado en hojas y cáscara; las células perforadas cicatrizan por la presencia de una sustancia llamada lignina (un polímero), encargada de que aparezca ese color leñoso característico en la corteza de las naranjas dañadas.
A diferencia del ácaro blanco, el tostador requiere menor humedad relativa y condiciones de verano que lo favorezcan, por lo cual tiene una mayor incidencia en la zona de Támesis (Antioquia).
"En naranjas que tienen entre 4 y 6 meses de maduración, la infestación se produce entre 28 y 38 días; es posible hallar entre 100 y 500 ácaros adultos en una sola fruta. Por otra parte, la aparición del bronceado fue significativamente más rápida en las que tenían 4 meses de desarrollo, contagiadas con entre 300 y 500 bichos; estas muestras evidenciaron que la epidermis se afecta a los 37 días", sostiene Rodríguez.
El contraataque
En la búsqueda se logró identificar un grupo de ácaros fitoseídos que actúan como enemigos naturales de los ácaros fitófagos perjudiciales. Fue así como en un proyecto de maestría, el estudiante Karol Imbachí estableció crías masivas de las especies benéficas e hizo liberaciones en cultivos de naranja; luego, evaluó el impacto sobre los ácaros blanco y tostador.
"Evaluamos el efecto del abamectina, un acaricida químico biológico a base de Paecilomyces fumosoroseus, que contiene además un aceite agrícola. Obtuvimos una reducción del 25% del nivel de daño", asegura el investigador.
El estudiante sostiene que todavía faltan análisis para ratificar el efecto positivo de estas alternativas de control biológico; dice también que su trabajo "sienta un precedente importante a nivel científico para continuar con los estudios de manejo integrado de la plaga".
La profesora Mesa concluye: "La información fue divulgada a los citricultores del país y se entregaron cartillas informativas que abarcan los principales resultados de la investigación; esto les permitirá conocer algunos aspectos básicos sobre el comportamiento y los daños que causan en los cultivos".
Diminutos, pero terribles
En primer lugar, los expertos analizaron el desarrollo del fruto, según el clima y el ciclo de vida, como parte de un proyecto financiado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. El trabajo se realizó durante dos años en fincas productoras de naranja Valencia localizadas en Caicedonia (Valle del Cauca) y Támesis (Antioquia).
"Los agricultores cuentan con poca asistencia técnica calificada; se caracterizan por hacer un manejo tradicional del cultivo con la aplicación de acaricidas químicos sin tener en cuenta los niveles de infestación, así como un mínimo uso de alternativas de control biológico", afirma la profesora Nora Cristina Mesa, directora del GA.
Se colectaron muestras de hojas, ramas y frutas, aparentemente afectadas por los ácaros, para ser analizadas en laboratorio e identificar el daño, las especies, su importancia económica, la distribución por zonas y la fauna parásita benéfica asociada.
"Identificamos que el ácaro blanco tiene un ciclo de vida de 3,1 días (mínimo 2,75 y máximo 4,74 días) durante el que puede infestar las hojas nuevas de los brotes, las cuales se decoloran, presentan bronceado del envés (parte inferior de la hoja), se vuelven estrechas y rígidas ocasionando problemas severos y deformaciones", asegura Isaura Viviana Rodríguez.
Este artrópodo pasa a los frutos recién formados y atrofia su crecimiento. "El deterioro se caracteriza por el levantamiento de la capa superficial de la epidermis, la cual queda adherida como una película fina de coloración gris plateada en la cáscara, fácilmente removible; es tan severo que con tan solo 30 ácaros se puede presentar 100% de daño en el fruto y su momificación en dos semanas", agrega Rodríguez.
Los científicos encontraron que el ácaro es más letal a mayor humedad relativa. La profesora Mesa afirma que "en Caicedonia, donde se supera el 80% de humedad, se presentan picos poblacionales del diminuto animal durante todo el año. Allí, el ácaro blanco afecta a la naranja en sus primeros estados de formación y la perjudica hasta en 100%". Si continúa su desarrollo, llega a cosecha con daños cosméticos en la epidermis de hasta 40%.
No obstante, el ácaro tostador (P. oleivora) es la especie más nociva entre los Eriophyidae que afectan a los cítricos. A pesar de las consecuencias en la producción nacional, hasta el momento no existían reportes sobre la magnitud de la afectación, debido a su tamaño minúsculo y a la dificultad para observarlos.
Isaura Rodríguez explica sus efectos: la lesión se produce por la inserción de los estiletes quelicerales (las patas en forma de daga o cuchillo), los cuales penetran las células epidérmicas; cuando el artrópodo extrae el contenido celular del fruto se produce el bronceado en hojas y cáscara; las células perforadas cicatrizan por la presencia de una sustancia llamada lignina (un polímero), encargada de que aparezca ese color leñoso característico en la corteza de las naranjas dañadas.
A diferencia del ácaro blanco, el tostador requiere menor humedad relativa y condiciones de verano que lo favorezcan, por lo cual tiene una mayor incidencia en la zona de Támesis (Antioquia).
"En naranjas que tienen entre 4 y 6 meses de maduración, la infestación se produce entre 28 y 38 días; es posible hallar entre 100 y 500 ácaros adultos en una sola fruta. Por otra parte, la aparición del bronceado fue significativamente más rápida en las que tenían 4 meses de desarrollo, contagiadas con entre 300 y 500 bichos; estas muestras evidenciaron que la epidermis se afecta a los 37 días", sostiene Rodríguez.
El contraataque
En la búsqueda se logró identificar un grupo de ácaros fitoseídos que actúan como enemigos naturales de los ácaros fitófagos perjudiciales. Fue así como en un proyecto de maestría, el estudiante Karol Imbachí estableció crías masivas de las especies benéficas e hizo liberaciones en cultivos de naranja; luego, evaluó el impacto sobre los ácaros blanco y tostador.
"Evaluamos el efecto del abamectina, un acaricida químico biológico a base de Paecilomyces fumosoroseus, que contiene además un aceite agrícola. Obtuvimos una reducción del 25% del nivel de daño", asegura el investigador.
El estudiante sostiene que todavía faltan análisis para ratificar el efecto positivo de estas alternativas de control biológico; dice también que su trabajo "sienta un precedente importante a nivel científico para continuar con los estudios de manejo integrado de la plaga".
La profesora Mesa concluye: "La información fue divulgada a los citricultores del país y se entregaron cartillas informativas que abarcan los principales resultados de la investigación; esto les permitirá conocer algunos aspectos básicos sobre el comportamiento y los daños que causan en los cultivos".
Fuente: UN PERIODICO. Edición 153. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.
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