4 de Enero de 2012.
No
es novedad decir que el incremento de la productividad agropecuaria se
ha conseguido a expensas de la REDUCCIÓN GRADUAL DE LA MATERIA ORGÁNICA y
con ello la fertilidad y el deterioro de la estructura del suelo, lo
cual lo ha vuelto más propenso a la compactación y a la erosión.
DESCENSO DEL PORCENTAJE DE MATERIA ORGÁNICA EN LA REGIÓN PAMPEANA
Fuente: INTA Castelar
Tampoco es novedad que decir que
existen procesos de desertización, salinización, alcalinización y
contaminación de las napas subterráneas con plaguicidas, metales pesados
y fertilizantes...
Paralelamente, por cada punto
porcentual de pérdida de materia orgánica se pierden anualmente unos
1.200 kg de nitrógeno, 120 kg de fósforo y 80 kg de azufre por hectárea
(fuente: INTA 9 de julio), entre otros nutrientes, y cerca de 5.000 a
10.000 kg de suelo por hectárea debido a erosión hídrica y eólica, lo
que nos debería hacer replantear seriamente qué estamos haciendo mal y
pensar cómo evitar semejante degradación. Pero también debemos
preguntarnos cómo hacer para recuperar los niveles de fertilidad
originales de suelo y hacer sustentable la producción, ya que, de otra
manera, vamos a estar siempre en el límite y gastando toneladas de
agroquímicos de más, con todo el perjuicio que conlleva...
Si bien la siembra directa ha
sido hasta el momento una excelente herramienta para evitar en parte
continuar deteriorando el suelo, sabemos que no es suficiente para
recuperar toda la fertilidad perdida.
Este informe intenta explicar
someramente las principales razones técnicas de tal degradación, el
verdadero impacto que genera en la producción y la manera de recuperar y
mejorar esos suelos en un tiempo razonablemente aceptable. Es
importante aclarar que si se dejara actuar sola a la naturaleza, y las
condiciones climáticas acompañaran, llevaría décadas volver al estado
inicial. Pero existen actualmente algunas técnicas de incorporación al
suelo y a la planta de asociaciones microbianas específicas
con las que venimos trabajando que lo logran en tiempos record: de 2 a 4
años. Si bien hace pocos años que lo estamos probando en Argentina, ya
en el mundo se viene estudiando desde hace más de 20 años.
¿Qué contiene la materia orgánica que la hace tan relevante para el cultivo?
Algunos tips para tener en cuenta:
1. Cerca del 50% de materia
orgánica edáfica está compuesta por los rastrojos del cultivo antecesor,
lo que demuestra la relevancia que tiene la práctica de incorporar los
restos vegetales al suelo.
2. Además de nutrientes
esenciales, la materia orgánica provee energía al suelo gracias a la
gran cantidad de carbono que contiene (alrededor del 50% de sus átomos
son C).
3. Cerca de la mitad de la
materia orgánica está formada por microorganismos muertos, los que, de
esta manera le devuelven nutrientes al medio, tal como lo hace el
rastrojo.
4. Hay dos tipos de materia
orgánica: una joven, fácilmente mineralizable, y otra antigua, menos
lábil, que actúa más como una "reserva".
5. Las distintas rotaciones de cultivos aporta más o menos carbono al medio. Un ejemplo de ello:
Fuente: INTA 9 de julio
MODELO PRODUCTIVO | APORTE DE CARBONO | NECESIDAD DE CARBONO | BALANCE | |
TRIGO-SOJA-MAÍZ | (3x2) | 6.584 | 5.300 | +500 |
TRIGO-SOJA | monocultivo | 5.612 | 6.700 | -1.240 |
SOJA-SOJA | monocultivo | 3.650 | 5.300 | -2.080 |
Nota: Los valores de necesidad de
carbono son aproximados pero dan una idea de la magnitud. Véase la
enorme pérdida de kg/ha de C que se genera cada año haciendo un
monocultivo de soja.
¿Por qué al bajar la materia orgánica se generan tantos problemas?
Se calcula que en 1 gramo de horizonte
superficial de un muy buen suelo agrícola puede haber cerca de
1.000.000.000 de microorganismos. Lo que llevado a peso rondaría los
10.000 kg/ha de estos seres minúsculos (!). Al tomar conciencia de
ello, uno debería comenzar a ver al suelo como un verdadero organismo
vivo, ya que la cantidad y variedad de interacciones que se producen en
él son inimaginables y de muchísimo más impacto en la producción
agropecuaria de lo que creemos.
Esto significa, también, que hay un "ejército" de seres vivos invisibles que se nutren, obtienen energía y toman agua gracias a la materia orgánica.
Si uno se detuviera aquí en el
razonamiento, podría llegar a la conclusión errónea de que los
microorganismos son grandes competidores de los cultivos y que por lo
tanto deberíamos tratar de eliminarlos del sistema para evitar altísimos
costos de fertilizantes y de energía.
Lo cierto es que, lejos de perjudicar
al productor, los microorganismos son un factor clave, aunque poco
conocido, para obtener cultivos saludables y vigorosos y para lograr la
sustentabilidad real del negocio agropecuario.
Un ejemplo conceptual del ciclo de la producción agrícola sin suficiente materia orgánica, sería:
¿Hay microorganismos buenos y malos?
Si bien uno podría hacer una gran
división entre "patógenos" y "benéficos", la realidad es menos lineal y
depende del punto de vista con que se mire. Cabe aclarar que siempre
que hablamos de uno u otro nos referimos al efecto que puede generar en
nuestros cultivos y no porque sean malos y buenos per se.
Generalmente los patógenos son
anaerobios (no utilizan el oxígeno del aire para respirar sino moléculas
tales como NO3, CO3 o SO4), en cambio los benéficos son aerobios.
Un ejemplo de cómo varían las bacterias en función de la riqueza orgánica del suelo:
CANTIDAD (en %)
|
||
MATERIA ORGÁNICA (%)
|
BACTERIAS AEROBIAS (benéficas)
|
BACTERIAS ANAEROBIAS (patógenas)
|
8
|
99,3
|
0,7
|
3
|
98,5
|
1,5
|
2
|
83
|
17
|
Cuando nos referimos a los
microorganismos benéficos, no sólo hablamos de los famosos PGPR (plant
growth-promoting rhizobacteria), como el Azospirillum, la Pseudomonas,
el Azotobacter o el Bradyrhizobium, que actúan en la rizósfera, sino
también a muchos otros que habitan el suelo y que degradan lignina y
celulosa o que detoxifican o que segregan alelosustancias, etc. Pero el
suelo no es el único sitio en donde hay microbios benéficos
específicos, los hay también en la hoja y en la semilla.
En general es muy poco lo que conoce el
productor (y los técnicos) al respecto, teniendo en cuenta la enorme
implicancia que tiene para la agricultura.
En un suelo "óptimo" todos los
microorganismos (patógenos, deletéreos, neutros y benéficos) conviven en
un estado de equilibrio dinámico, por lo que se infiere que sólo un
patógeno actuará como tal cuando exista algún tipo de desequilibrio,
como por ejemplo:
- Falta de oxígeno (compactación de suelos): Esto provoca que se desarrollen más los patógenos en general por ser anaerobios.
- Acidificación del medio: Hace que muchas bacterias no puedan desarrollarse, pero sí los hongos patógenos ya que tienen mayor resistencia al pH bajo.
- Modificación química del suelo: Los agroquímicos pueden alterar sensiblemente la cantidad y variedad de especies microbianas generando resistencia y crecimiento de algunos patógenos.
¿Qué aportan los microorganismos benéficos al sistema?
Es importante comprender que la materia
orgánica en sí no puede alimentar a las plantas; debe sufrir una serie
de transformaciones antes para llegar a estar disponible. Es aquí donde
los microorganismos comienzan a posicionarse como esenciales ya que son
ellos quienes cumplen esa función primordial: la mineralización.
O sea que, cuantos más microorganismos benéficos haya en el suelo, más
fertilidad natural tendrá. Esta es una de las principales acciones de
la microflora benéfica: la MINERALIZACIÓN DE LA MATERIA ORGÁNICA.
Otra función para destacar es la de
formación de estructura edáfica. Los microorganismos benéficos, tal
como se mencionara, son en general, aerobios. Por esa razón es que
deben acumular grandes cantidades de oxígeno para sobrevivir, y lo hacen
de una manera curiosa: construyendo reservorios hechos de "piedra" y
"cemento"; dicho en términos más técnicos, minerales y mucílagos o
glomalinas. Las cavernas así construidas, denominadas poros
por los Agrónomos, forman una estructura de agregados bien sólida, capaz
de resistir el embate del viento y la lluvia y de dar sustento mecánico
al cultivo, además de aprovecharlos para acumular agua, aire y
nutrientes. Al igual que en el punto anterior podemos decir que cuanto
más microorganismos benéficos haya en el suelo mayor será su porosidad y
solidez estructural. Por lo tanto, la otra función básica de los
microorganismos benéficos es la: FORMACIÓN DE ESTRUCTURA.
Apenas aparecida la raíz en la semilla
comienza a exudar al suelo una serie de sustancias que son "señales"
químicas cuya finalidad es la de avisar a los microorganismos existentes
que hay una planta. Se calcula que cerca del 40% de los fostosintatos
producidos en un vegetal son segregados por la raíz hacia el suelo.
Este enorme gasto de energía lo hace con el único objetivo de atraer a
la mayor cantidad de microbios benéficos posible, dado que son los
únicos que le pueden entregar en forma simbiótica determinadas
sustancias nutritivas que de otro modo no las obtendrían; por ejemplo: aminoácidos, enzimas, hormonas, antioxidantes y ácidos orgánicos.
Es decir que, cuantos más microorganismos benéficos contenga el suelo,
más de estas sustancias esenciales obtendrá la planta. Entonces podemos
decir que la tercera función básica es: ENTREGA DE SUSTANCIAS ESENCIALES A LA PLANTA.
¿Qué sucede cuando se altera este delicado equilibrio biológico?
Es bien sabido que a medida que un ser
vivo es menos complejo estructuralmente, aumenta su sensibilidad al
medio ambiente. O sea que un microorganismo sufre mucho más las
variaciones del medio que una planta y a su vez una planta se ve
afectada más que un animal. Es por ello que cualquier alteración del
medio, sea o no por mal manejo, afecta severamente a la microbiota. Por
ejemplo:
- la alteración mecánica por arada del suelo elimina gran parte de los microorganismos benéficos,
- el uso excesivo o indiscriminado de agroquímicos modifica la relación entre patógenos y benéficos,
- el cultivo con baja dotación de rastrojos tiene baja concentración de microorganismos benéficos.
- el monocultivo disminuye la biodiversidad edáfica.
Nótese la diferencia en la variedad
(bio-diversidad) de colonias microbianas entre ambos suelos. A mayor
bio-diversidad habrá mayor equilibrio en el sistema.
Pero también existe un importante efecto colateral que producen todas estas "malas praxis": el stress. Y este efecto tiene serias implicancias en la planta, como lo son:
PROTEÓLISIS: El stress genera la
ruptura de las moléculas de proteína que pone disponibles en forma
soluble a sus aminoácidos que se traslocan por la planta "atrayendo" a
insectos, hongos y bacterias quienes así pueden disponer fácilmente de
estos nutrientes. De acuerdo con la ley del menor esfuerzo, es mucho
más fácil obtener aminoácidos libres que tener que desdoblar las
proteínas...
DISMINUCIÓN DE LA FOTOSÍNTESIS:
Cualquier situación de stress severo provoca una merma en la producción
de fotosintatos haciendo que la planta envíe menos de estas sustancias a
la raíz provocando una merma de microorganismos benéficos, además del
propio perjuicio a la planta por ese déficit fotosintético.
AUMENTO EN EL CONSUMO DE AGUA,
NUTRIENTES Y ENERGÍA: La planta estresada requiere más energía,
nutrientes y agua para lograr el mismo resultado, siendo poco eficiente
en su utilización.
"Es por ello que una planta estresada no puede expresar todo su potencial genético".
CONCLUSIONES
A medida que aumenta el nivel
de stress por manejos agronómicos "inadecuados", aumentan las
enfermedades en el cultivo y bajan los rindes por la alteración
indirecta de la microflora edáfica.
Y las consecuencias para el
productor son, principalmente, económicas, ya que al bajar el rinde lo
primero que hace es intentar compensarlo aumentando los niveles de
fertilización química, sin saber que así puede estar alterando aún más
el bio-sistema edáfico y haciendo que la planta esté más susceptible a
plagas y enfermedades, por lo que termina usando más plaguicidas que
incrementan todavía más esa alteración generando un círculo vicioso que
sólo le hace perder más y más dinero cada año, empobreciendo su suelo y
su bolsillo...
Tal como dijera el investigador Howard en el año 1890: "En un suelo sano la planta es sana".
Entonces, la conclusión más importante sería que, cuanto
mayor es la concentración y diversidad de microorganismos benéficos por
gramo de suelo, mayor será el impacto positivo en el cultivo.
Dicho de manera más específica, los efectos más visibles al aumentar
natural o artificialmente la proporción de microorganismos benéficos en
el suelo son:
En definitiva, aumentar la cantidad y
diversidad de microorganismos conlleva a poder transformar ese círculo
vicioso en uno virtuoso que baja el stress del sistema, haciendo
verdaderamente sustentable la producción y rentable el negocio
agropecuario.
Lo mejor que puede hacer el productor
hoy es capacitarse en el manejo biológico del suelo, ya que está
comprobado que agregar microorganismos benéficos al sistema provoca la
mejor relación COSTO-BENEFICIO del negocio agropecuario.
Buenos Aires, Argentina.
Fuente: Engormix
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