Medellín.
06 de Febrero de 2012.
Agencia de Noticias UN.
Un grupo de estudiantes de la UN en Medellín aprovecha los residuos en
abandono de los cultivos de hongos comestibles, para formar un tipo de
icopor biodegradable para uso comercial.
Los investigadores descubrieron que los
residuos que se utilizan para los sembrados de hongos, tales como
aserrín, pasto, hojas de plátano, desechos de café, entre otros, se
compactan una vez mezclados con el micelio, semilla que hace que se
reproduzcan; además, estos tienen una cualidad de ensamble que permite
generar un elemento similar al icopor.
Muestra de los residuos de hongos, luego de su conversión a “Icoplan”. |
El proceso consiste en recaudar los desechos o
unidades que quedan después de la cosecha de los hongos, y luego hacer
“un estandarizado para darles un tamaño homogéneo a todos (equivalente a
1 y 2 kilogramos); esto se lleva a cabo con una prensa hidráulica
manual para minimizar el gasto energético, las emisiones y el consumo de
agua”, según explicó Laura Soto, estudiante de Ingeniería Industrial de
la Facultad de Minas.
Luego de tener el material seleccionado, se
utiliza otra máquina manual para lograr la forma de los embalajes que
optaron por utilizar, entre otros, para vasos, velas, botellas de vino y
otros accesorios de ese estilo; se finaliza con el horneado y
evaporación del producto, que ayuda a eliminar toda la humedad para
poder hacer la distribución final del icopor.
Según los estudiantes, el proyecto será presentado a empresarios para lograr impacto comercial y beneficio ambiental. |
Para la fabricación del material que emula el
icopor tradicional, se sustraen los desechos de cultivos de hongos
comestibles como orellana, ganoderma y shiitake, con el propósito de
evitar contaminación en las personas. Los estudiantes de la UN consiguen
este tipo de insumos a través de productores antioqueños que,
generalmente, no le dan un uso adecuado a los desechos de los cultivos.
La iniciativa de los alumnos es amigable con el
entorno, pues además de reciclar el material de los cultivos de hongos,
este tiene una vida útil entre 6 y 12 meses después de su
procesamiento, sin ninguna complicación ambiental. Al concluirse este
ciclo, el producto se puede botar en un lugar natural y se degrada sin
afectar el medioambiente.
Laura Soto afirmó que el modelo que impulsan
solo se utiliza en Estados Unidos y que, en Colombia, únicamente se
trabaja la generación de plástico biodegradable a partir de sustancias
de las flores. La estudiante dice que esta propuesta se convierte en una
estrategia de bajo costo y biosostenible, pues las ganancias de la
producción tienen una rentabilidad de 0,7% sobre la inversión.
Con el nombre de “Icoplan”, la propuesta
tecnológica ha tenido muy buena recepción por parte del Sena, entidad
que ha apoyado la idea de los seis futuros ingenieros de la Sede
Medellín.
Fuente: Agencia de Noticias UN. Universidad Nacional de Colombia.
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