Se incluyen algunas estimaciones de cuánto combustible fósil podemos usar y se hace una petición a una moratoria global sobre nuevas prospecciones.
Los dos artículos sobre emisiones de carbono publicados en Nature la semana pasada eran innovadores: nos enseñaban cuánto dióxido de carbono podemos producir para tener una posibilidad razonable de impedir dos grados de calentamiento global. Es un enfoque totalmente diferente del de la ONU y los gobiernos nacionales. Estos establecen objetivos de reducción para una determinada fecha, pero no dicen nada sobre la cantidad total de carbono que podemos soltar.
Uno de los artículos, de Myles Allen y otros (1), sugiere que como máximo podemos quemar otros 400-500 billones de toneladas de carbono entre el momento actual y la extinción de la humanidad si queremos evitar dos grados de calentamiento. El segundo, de Malte Meinshausen y otros(2), sugiere que producir 1.000 billones de toneladas de CO2 en el período 2000-2050 nos daría un 25% de probabilidades de superar los dos grados. Eso es mucho menos que la estimación de Allen, pues una tonelada de carbono produce 3.667 toneladas de CO2 cuado se quema: 1.000 billones de toneladas de CO2 surgen de 273 billones de toneladas de carbono.
Pero vamos a equivocarnos en el lado del valor y usemos las cifras de Allen. Además, vamos a olvidarnos de todos los demás gases de efecto invernadero (que según sugiere él reducirían el presupuesto total de CO2 a menos de 400 billones de toneladas). ¿Cómo se compara esta tolerancia máxima del carbono con las reservas conocidas de combustible fósil?
Pero permítanme aclarar dos cosas antes de hacer este cálculo. En primer lugar, las reservas no son siempre las mismas. Un recurso es la cantidad total de un mineral que se encuentra en la corteza terrestre. Una reserva es la parte del recurso que se ha identificado, cuantificado y cuya explotación es rentable. En la mayoría de los casos, probablemente sea un pequeño porcentaje del recurso total.
En segundo lugar, hay cierta controversia sobre las cifras oficiales de reservas de combustible fósil. Lo es así especialmente en el caso del petróleo, pues los miembros de la OPEP llevan muy en secreto la cantidad que poseen. Pero en beneficio del argumento, consideremos que es el valor conocido.
De acuerdo con el Consejo Mundial de la Energía:
- las reservas globales de carbón se estiman en 848 billones de toneladas (3).
- las reservas globales de gas natural se estiman en 177.000 billones de metros cúbicos (4).
- las reservas globales de petróleo sin refinar se estiman en 162 billones de toneladas (5).
Como los cálculos son mucho más difíciles y las cantidades implicadas menos ciertas, estoy ignorando las fuentes no convencionales de combustible fósil, como arenas con alquitrán, esquitos bituminosos, bituminosos e hidratos de metano, así como los recursos de gas natural líquido.
Por término medio, una tonelada de carbón contiene 746 kg de carbono (6).
Un metro cúbico de gas natural contiene 0,49 kg de carbono (7).
La cifra para el petróleo es menos exacta, pues no se queman todos sus productos de refinería. Pero estos cálculos aproximados (8) sugieren que el uso de un barril de petróleo libera 317 kg de CO2. Dependiendo de la densidad del petróleo, son 7 barriles por tonelada, lo que nos lleva a una aproximación de 2219 kg CO2 o 605 kg de carbono.
Por tanto, el contenido de carbono de las reservas oficiales conocidas de carbón, gas y petróleo asciende a:
848 x 0,746 = 633+177.000 x 0,00049 = 87+162 x 0,605 = 98
Por tanto, las reservas totales de combustible fósil convencional contienen 818 billones de toneladas de carbono.
Incluso ignorando todas las fuentes no convencionales y todos los demás gases de efecto invernadero, y aceptando las más optimistas de las cifras de los dos artículos de Nature, solo podemos permitirnos quemar el 61% de las reservas de combustible fósil conocidas entre hoy y la eternidad.
O usando las cifras de Meinshausen, solo podemos quemar el 33% entre hoy y el año 2050. Lo siento, a ese 33% hay que quitarle todo el que hemos quemado del 2000 hasta hoy.
Así que la cuestión que surge es esta: ¿qué reservas de combustible fósil decidimos no extraer y no quemar? Como ya he argumentado antes (9), no tiene sentido tratar de reducir nuestro consumo de combustibles fósiles a menos que tratemos de reducir también su producción. Y sin embargo, aparte de los miembros de la OPEP (para los que eso solo significaría aumento del precio), ningún gobierno intenta limitar la cantidad de combustible extraído. Lejos de ello; todos intentan la misma estrategia que el Reino Unido: “maximizar la recuperación económica” (10).
La prueba de todos los compromisos gubernamentales de detener la crisis climática es esta: si están dispuestos a imponer un límite al uso de las reservas ya descubiertas y una moratoria permanente a la prospección de nuevas reservas. De otro modo, todo es palabrería.
Referencias:
1. http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/nature08019.html
2. http://www.nature.com/nature/journal/v458/n7242/full/nature08017.html
3. http://www.worldenergy.org/publications/(...)
4. http://www.worldenergy.org/publications/(...)
5. http://www.worldenergy.org/publications/(...)
6. http://bioenergy.ornl.gov/papers/misc/energy_conv.html
7. http://bioenergy.ornl.gov/papers/misc/energy_conv.html
8. http://numero57.net/?p=255
9. http://www.monbiot.com/archives/2007/12/11/rigged/
10. http://www.berr.gov.uk/files/file39387.pdf
Fuente: ecoportal.net
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