8 de Mayo de 2011.
Por: Jeinst Campo Rivera, Unimedios
Por: Jeinst Campo Rivera, Unimedios
Una práctica y eficiente máquina que remueve el 99% de la pelusa del lulo a través de sencillos movimientos manuales, y un novedoso empaque de exhibición y embalaje para su exportación, fueron desarrollados por estudiantes de Diseño Industrial de la UN en Palmira. ideas con grandes beneficios para el sector frutícola del país.
Los cepillos de la máquina que limpia la pelusa del lulo son impulsados por un motor eléctrico. / Fotos Paula Andrea Rugeles |
La naranjilla, como lo conocen los países europeos, o lulo, como le dicen popularmente en Colombia, es un fruto exótico cuyo incomparable sabor y altos contenidos nutricionales de vitamina C y fósforo lo han convertido en un producto interesante para el mercado nacional e internacional.
Según el Ministerio de Agricultura, durante el 2008 Colombia produjo 46.457 toneladas de lulo distribuidas en 5.631 hectáreas sembradas en todo el territorio nacional. El departamento del Huila es el mayor productor, con el 24,3% del total.
Esta fruta ha logrado llamar la atención de países como Estados Unidos, España, Panamá, Canadá y las Antillas Holandesas, gran importador. De hecho, en el 2010, Proexport reportó una exportación de 31.941 kilogramos, que representaron 106.792 millones de dólares.
Sin embargo, según información de la FAO, “en el manejo poscosecha del cultivo y en la comercialización se presenta una alta pérdida de la fruta. Durante el primer proceso se desperdicia el 50%, es decir, la mitad de la producción”.
Maltrato
Una vez terminada la recolección del lulo, los productores inician la remoción de la pelusa que lo recubre. Para tal ‘despeluzado’ utilizan un costal de fibra gruesa en el que depositan la mayor cantidad de fruta que logran levantar (aproximadamente 10 kg), y mediante fuertes movimientos remueven el pelillo.
Durante este proceso se estima que los agricultores dañan cerca del 30% de la producción, deterioro que únicamente se verá cuando llegue a los centros de distribución.
Pensando en una alternativa a esta problemática, Jorge Mario Alzate, estudiante de Diseño Industrial de la UN en Palmira, creó una práctica máquina que, a través de dos pedales, acciona los movimientos de cuatro cepillos cilíndricos que se encargan de hacer la limpieza automática a los lulos sin maltratarlos.
“El equipo es manejado por un operario cuyo movimiento, al pedalear, hace girar los cepillos que eliminan la pelusa del fruto. Esto le da valor agregado para su comercialización haciéndolo visualmente más atractivo”, comenta Alzate.
Las pruebas realizadas determinaron que además de promover mejores condiciones de trabajo, se limpia una mayor cantidad de fruta en menor tiempo.
Según el estudiante de Diseño, “despeluzar alrededor de 10 kg de lulo a través de la técnica del costal toma entre 20 y 30 segundos, con un porcentaje menor al 70% libre de pelusa. En cambio, con la máquina se pueden limpiar 15 kg durante el mismo tiempo, logrando un 99% de cepillado”.
Para el profesor Boris Villamil, codirector de la investigación, “otra ventaja importante es la facilidad que tiene el equipo para ser producido y mantenido por los mismos fruticultores. Por ejemplo, los cepillos para el despeluzado, que son el corazón de la máquina, son adaptaciones de limpiadores cilíndricos que se consiguen en las tiendas y supermercados y son fácilmente reemplazables”.
Empaquetado para la exportación
Además de las dificultades en la poscosecha, los productores enfrentan una situación similar en la exportación del producto, pues en la actualidad el lulo es empacado en cajas de cartón, cada una con 30 kg y sin separar entre sí los frutos, lo que ocasiona daño en la fruta durante el viaje.
Según el Ministerio de Agricultura, durante el 2008 Colombia produjo 46.457 toneladas de lulo distribuidas en 5.631 hectáreas sembradas en todo el territorio nacional. El departamento del Huila es el mayor productor, con el 24,3% del total.
Esta fruta ha logrado llamar la atención de países como Estados Unidos, España, Panamá, Canadá y las Antillas Holandesas, gran importador. De hecho, en el 2010, Proexport reportó una exportación de 31.941 kilogramos, que representaron 106.792 millones de dólares.
Sin embargo, según información de la FAO, “en el manejo poscosecha del cultivo y en la comercialización se presenta una alta pérdida de la fruta. Durante el primer proceso se desperdicia el 50%, es decir, la mitad de la producción”.
Maltrato
Una vez terminada la recolección del lulo, los productores inician la remoción de la pelusa que lo recubre. Para tal ‘despeluzado’ utilizan un costal de fibra gruesa en el que depositan la mayor cantidad de fruta que logran levantar (aproximadamente 10 kg), y mediante fuertes movimientos remueven el pelillo.
Durante este proceso se estima que los agricultores dañan cerca del 30% de la producción, deterioro que únicamente se verá cuando llegue a los centros de distribución.
Pensando en una alternativa a esta problemática, Jorge Mario Alzate, estudiante de Diseño Industrial de la UN en Palmira, creó una práctica máquina que, a través de dos pedales, acciona los movimientos de cuatro cepillos cilíndricos que se encargan de hacer la limpieza automática a los lulos sin maltratarlos.
“El equipo es manejado por un operario cuyo movimiento, al pedalear, hace girar los cepillos que eliminan la pelusa del fruto. Esto le da valor agregado para su comercialización haciéndolo visualmente más atractivo”, comenta Alzate.
Las pruebas realizadas determinaron que además de promover mejores condiciones de trabajo, se limpia una mayor cantidad de fruta en menor tiempo.
Según el estudiante de Diseño, “despeluzar alrededor de 10 kg de lulo a través de la técnica del costal toma entre 20 y 30 segundos, con un porcentaje menor al 70% libre de pelusa. En cambio, con la máquina se pueden limpiar 15 kg durante el mismo tiempo, logrando un 99% de cepillado”.
Para el profesor Boris Villamil, codirector de la investigación, “otra ventaja importante es la facilidad que tiene el equipo para ser producido y mantenido por los mismos fruticultores. Por ejemplo, los cepillos para el despeluzado, que son el corazón de la máquina, son adaptaciones de limpiadores cilíndricos que se consiguen en las tiendas y supermercados y son fácilmente reemplazables”.
Empaquetado para la exportación
Además de las dificultades en la poscosecha, los productores enfrentan una situación similar en la exportación del producto, pues en la actualidad el lulo es empacado en cajas de cartón, cada una con 30 kg y sin separar entre sí los frutos, lo que ocasiona daño en la fruta durante el viaje.
Con el objetivo de mejorar las condiciones de transporte, almacenamiento y exhibición, Diana Castro Londoño, también estudiante de Diseño Industrial de la UN en Palmira, ideó un empaque primario (interno) y otro de embalaje para la exportación, que mejorarían ostensiblemente su presentación.
“El primero está creado para contener cuatro lulos ubicados en la base inferior de la caja y divididos entre sí por el mismo envoltorio del empaque; el color es una particularidad en el diseño, pues está comprobado que el naranja y el verde son altamente atractivos para los consumidores y se relacionan con los sabores ácidos”, afirma.
El segundo empaque, pensado para el proceso de embalaje, mide 36 cm de ancho y 11 cm de alto, y puede albergar 6 empaques primarios en 2 filas de tres, con un espacio en la parte superior para evitar el roce de la fruta en el apilamiento.
Cada extremo frontal tiene un orificio que permite la ventilación y la visibilidad del producto. En las partes laterales hay una pestaña en posición vertical que facilita el apilamiento e impide el movimiento entre embalajes apilados. En el centro, el empaque tiene una abertura que sirve como agarre y facilita su manipulación.
“El primero está creado para contener cuatro lulos ubicados en la base inferior de la caja y divididos entre sí por el mismo envoltorio del empaque; el color es una particularidad en el diseño, pues está comprobado que el naranja y el verde son altamente atractivos para los consumidores y se relacionan con los sabores ácidos”, afirma.
El segundo empaque, pensado para el proceso de embalaje, mide 36 cm de ancho y 11 cm de alto, y puede albergar 6 empaques primarios en 2 filas de tres, con un espacio en la parte superior para evitar el roce de la fruta en el apilamiento.
Cada extremo frontal tiene un orificio que permite la ventilación y la visibilidad del producto. En las partes laterales hay una pestaña en posición vertical que facilita el apilamiento e impide el movimiento entre embalajes apilados. En el centro, el empaque tiene una abertura que sirve como agarre y facilita su manipulación.
El profesor Pedro Vanegas, director del proyecto, asegura que el diseño protege el lulo durante el transporte y almacenamiento. Así, cuando se exhiba, el consumidor podrá apreciar y comprar un producto de excelente calidad, con sello y marca de identificación del país productor, en este caso Colombia.
Los proyectos están a la espera de consolidarse en la realidad para mejorar las condiciones de los agricultores nacionales de lulo.
Fuente: UN Periodico, Edición No. 144. Universidad Nacional de Colombia.
Los proyectos están a la espera de consolidarse en la realidad para mejorar las condiciones de los agricultores nacionales de lulo.
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