13 de
Abril de 2013.
Por:
Jeinst Campo Rivera, Unimedios
La fusariosis es una enfermedad que dañó cientos de hectáreas de cultivos de vainilla en países como Madagascar, en la década pasada. Curiosamente, las variedades del Pacífico colombiano no se ven afectadas por la presencia de hongos que son dañinos para otras especies. Este rasgo es una ventaja para hacer siembras de alta calidad.
La
vainilla proviene de un género de orquídeas que comprende unas 110
especies distribuidas en todas las zonas tropicales del planeta. La
evidencia científica indica que puede tener alrededor de 160
millones de años de existencia.
La
República de Madagascar fue, por muchos años, uno de los líderes
mundiales en comercialización de esta aromática. Pero una severa
enfermedad causada por hongos parásitos, llamada fusariosis, provocó
que su producción pasara de 2.277 toneladas (en 1984) a 600 (en el
año 2004). Ahora ha optado por cultivar cacao.
El
profesor Joel Tupac Otero, director del Grupo de Investigación en
Orquídeas y Ecología Vegetal (GIO) de la Universidad Nacional de
Colombia en Palmira, precisa que en el interior de sus raíces
habitan dos tipos de hongos: los endófitos, que no causan síntomas,
y los patógenos, como el Fusarium oxysporum f. sp. Vanillae,
considerado el principal factor limitante de la producción comercial
de la planta.
Caracterización
molecular
Un estudio
hecho por el grupo estableció que las variedades silvestres del
Pacífico colombiano tienen una gran diversidad de estos
microorganismos que son benéficos para las raíces (micorrizas) y
que podrían aprovecharse en estrategias de producción comercial y
protección fitosanitaria en sistemas agroforestales.
Como todas
las orquídeas, las raíces de la vainilla necesitan entrar en
simbiosis con hongos que proporcionan nutrientes (llamados pelotones)
para que las semillas puedan germinar.
Una
investigación llevada a cabo por Ana Teresa Mosquera, del GIO,
permitió aislar micorrizas y hongos endófitos para identificarlos a
nivel molecular y examinar su comportamiento en especies del
Pacífico, en el departamento del Valle del Cauca.
Para ello,
tomó muestras de raíces en bosques de selva húmeda tropical de
Buenaventura y en bosques secos (subxerofíticos) de Dagua, ambos en
el Valle del Cauca. Luego, en el laboratorio, las desinfectó para
hacerles cortes transversales y determinar la presencia de pelotones.
“Los
cortes se cultivaron en recipientes de laboratorio con una técnica
llamada agar papa dextrosa (APD), que permite incubar y observar el
desarrollo micelial, o sea, el cuerpo vegetal del hongo. Se
determinaron sus características morfológicas macroscópicas,
microscópicas y moleculares”, cuenta Mosquera.
El
resultado fue la obtención de aislamientos fungosos. En este caso,
se halló el Fusarium, lo que permitió llegar a varias
conclusiones.
La vainilla es una aromática esencial para industrias como las de bebidas gaseosas, pastelería, perfumería, entre otras. - Fotos: archivo particular. |
Variedades
resistentes
Las raíces
terrestres de las plantas adultas de Vanilla spp., en los
hábitats examinados, presentaron pelotones, lo que evidencia la
participación de hongos micorrízicos en sus procesos naturales de
desarrollo. Lo anterior se corroboró en el bosque de Dagua, en donde
se encontraron plántulas provenientes de germinación simbiótica de
semillas.
El estudio
comprobó que las variedades silvestres del Pacífico son resistentes
al Fusarium. Lo más destacable, señala el profesor Tupac, es
que “las plantas no presentaron síntomas inducidos por el
patógeno”.
Así,
mientras que en cultivos de otras variedades domesticadas producen
estragos, en las silvestres actúan como microorganismos endófitos o
protectores.
Este
resultado se confirmó con el análisis molecular, en el que no se
identificó la especie Fusarium oxysporum f. sp. Vanillae, que
es el agente causal de la fusariosis, según dice la profesora Nicola
Flanagan, de la Universidad Javeriana de Cali, encargada de dirigir
el trabajo molecular y también investigadora del GIO.
Los
científicos aseguran que, gracias al trabajo, se puede desarrollar
su producción comercial en sistemas agroforestales de la región. E
insisten en que, según la evidencia, la presencia de estos hongos
inofensivos podría limitar la presencia de patógenos en el cultivo.
Además,
las vainillas nativas del Valle del Cauca, consideradas especies
promisorias, son estudiadas para evaluar su potencial comercial y las
condiciones necesarias para sembrarlas.
Igualmente,
resalta el profesor Tupac: “la diversidad microbiana encontrada en
el estudio también puede ser utilizada para conservar otras
orquídeas y protegerlas de la posible extinción por actividades
antrópicas”.
Recurso
con potencial
Los
expertos del GIO constataron que la vainilla es uno de los recursos
fitogenéticos con más potencial del Pacífico colombiano, pues su
siembra representaría mayores ingresos para los pobladores de la
zona, dado que, según sus pesquisas, hay más de seis especies de
orquídeas en Buenaventura y Chocó.
“Lo que
pudimos encontrar fue un uso meramente artesanal. Los habitantes las
utilizan principalmente como medicina, pero también tiene un valor
cultural porque se cree que su aroma puede atraer a las mujeres”,
afirma Francisco Molinero, investigador del grupo.
El
profesor Tupac sostiene que, con un adecuado apoyo del Estado, este
recurso natural podría convertirse en una fuente considerable de
ingresos, debido a que es uno de los más usados en la industria de
bebidas gaseosas, alimenticia y cosmética. Además, dadas las plagas
que azotan los cultivos en otras partes del mundo, las variedades
resistentes de Colombia serían una magnífica opción.
Fuente: UN
PERIÓDICO. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA. Edición No. 165
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