Por: Hermann Sáenz, Unimedios
Del basurero y luego cantera que ha sido la zona de Mondoñedo no quedará rastro. Un programa de reforestación de las zonas que ya no se usan para la explotación de minerales, liderado por la Universidad Nacional de Colombia, permitió la siembra de 2.500 especies de árboles y arbustos que le están cambiando la cara a este depredado lugar.La Cantera San Fernando invirtió 25 millones de pesos en el programa de reforestación de Mondoñedo. Archivo particular. |
Al recorrer la carretera que del municipio de Mosquera conduce a La Mesa (en el departamento de Cundinamarca), se pasa por un sector semidesértico llamado Mondoñedo, donde predominan canteras que explotan gran cantidad de minerales como la arcilla. El terreno es árido y de color anaranjado, sin embargo, dentro de unos años este panorama podría transformarse en un paisaje lleno de vegetación y color verde.
Los árboles y arbustos nativos sembrados hasta ahora se han adaptado a las condiciones climáticas y geológicas de la zona. |
Esa es la meta que buscan alcanzar investigadores del Centro Internacional de Física (CIF), adscrito a la Universidad Nacional de Colombia, y funcionarios de la Cantera San Fernando, a través de un ambicioso proyecto de reforestación.
En épocas previas a la minería este lugar era boscoso, pero debido a la intervención del hombre, a la evolución geológica y a los procesos de disminución de las aguas lluvias, se transformó su configuración climática. Hoy funcionan allí cerca de 12 canteras que excavan piedras, recebos y arena.
José Mejía, investigador del CIF, explica que el proyecto piloto de repoblar la floresta empezó en noviembre del 2009, en un terreno inactivo de 2,5 hectáreas, utilizado para botar escombros y residuos de la explotación en las canteras, y en zonas más pequeñas en las que hubo extracción de mineral. El objetivo es recuperar el 10% de la cantera, para comenzar.
Esta explotación lleva 20 años funcionando y diariamente produce entre 300 y 500 m2 de materiales pétreos (piedras naturales que se usan para construcción). La gerente de la cantera, Adriana Ortiz, asegura que su empresa, consciente de la depredación de este espacio semidesértico, busca de alguna manera compensar lo que ha hecho. “Queremos convertirnos en modelo para las demás industrias de la zona, por eso la reforestación se está adelantando en una parte muy visual de la carretera hacia La Mesa".
Plante de especies nativas
Cualquier intervención que se haga sobre el medioambiente debe seguir prácticas que no causen impacto. Sobre ese principio de conservación, que rige al grupo de investigación del CIF, y siguiendo las normas agroecológicas, se ejecuta el proyecto. Según Mejía, “en esta área la reforestación no se puede hacer con especies rústicas o de rápido crecimiento, y menos con plantas que sirvan de barrera cortavientos o que crezcan rápido y ‘tapen’ el problema. Por eso pensar en pinos, eucaliptos y acacias –las más empleadas por los sistemas para repoblar la vegetación– sería un error, pues no corresponden con la vegetación original y por tanto no se adaptarían”.
De ahí que el primer paso fue observar e identificar las pocas plantas o sucesiones vegetales que crecen en el sector. Al revisar estudios botánicos de la Sabana, se encontró que algunas especies nativas del altiplano cundiboyacense y de los cerros occidentales o sur occidentales de Bogotá eran similares a las de Mondoñedo.
En consecuencia, las plantas que se sembraron en la cantera son: 200 árboles falso pimiento, 300 arrayanes, 400 laureles de cera, 200 sangregados, 150 alisos y 200 acacias japonesas. De arbustos, como el mortiño, se sembraron 300; de hayuelos, 200; de dividivi de tierra fría, 50; de holly liso, 250, y de holly espinoso, 250. En total, Mondoñedo se está recuperando con 2.500 árboles y arbustos nativos.
Especies con valor agregado
Del árbol conocido como aliso se sembraron varios ejemplares en la parte baja de las canteras, donde siempre permanece húmedo, incluso en épocas en que la lluvia es escasa. Ello permite que esta especie –muy amiga del agua– pueda desarrollarse. Debido a su rápido crecimiento, podría ser sostén de los taludes generados por la acumulación de material proveniente de la cantera y de los escombros que por muchos años rellenaron el sector.
Las otras especies también prestan este servicio ambiental gracias a su sistema de raíces, que se adaptan muy bien a las condiciones de sequía. Sus frutos son alimento de aves, las ramas albergue de pájaros y su sombra puede promover la proliferación de algunos mamíferos. Estos árboles y arbustos tienen condiciones más flexibles de humedad y son reguladores de temperatura en áreas emidesérticas.
La siembra tuvo algunas dificultades en suelos con mucha piedra, ladrillo y varilla, pues impedían abrir huecos y preparar el terreno para la
reforestación.
Durante el primer semestre del 2011, cuando se hizo la labor inicial de mantenimiento, se encontró que solo el 5% de los vegetales plantados tenían algún grado de deterioro, lo que demuestra el éxito del proyecto. “A medida que explotamos sectores de la cantera, los vamos reforestando de la forma como nos enseñaron los expertos del CIF. Pronto tendremos otra hectárea cultivada”, dice la gerente Ortiz.
La siembra también está ayudando a la conservación de la laguna de La Herrera, el recurso hídrico natural más grande de la Sabana de Bogotá con 258 hectáreas, que se encuentra en las inmediaciones del sector.
Esas pequeñas plantas que empiezan a crecer en este lugar semidesértico serán ejemplo de conservación, mientras Mondoñedo recupera, paso a paso, su aspecto natural, depredado por la minería.
Fuente: UN Periodico, Edición No. 147.
En épocas previas a la minería este lugar era boscoso, pero debido a la intervención del hombre, a la evolución geológica y a los procesos de disminución de las aguas lluvias, se transformó su configuración climática. Hoy funcionan allí cerca de 12 canteras que excavan piedras, recebos y arena.
José Mejía, investigador del CIF, explica que el proyecto piloto de repoblar la floresta empezó en noviembre del 2009, en un terreno inactivo de 2,5 hectáreas, utilizado para botar escombros y residuos de la explotación en las canteras, y en zonas más pequeñas en las que hubo extracción de mineral. El objetivo es recuperar el 10% de la cantera, para comenzar.
Esta explotación lleva 20 años funcionando y diariamente produce entre 300 y 500 m2 de materiales pétreos (piedras naturales que se usan para construcción). La gerente de la cantera, Adriana Ortiz, asegura que su empresa, consciente de la depredación de este espacio semidesértico, busca de alguna manera compensar lo que ha hecho. “Queremos convertirnos en modelo para las demás industrias de la zona, por eso la reforestación se está adelantando en una parte muy visual de la carretera hacia La Mesa".
Plante de especies nativas
Cualquier intervención que se haga sobre el medioambiente debe seguir prácticas que no causen impacto. Sobre ese principio de conservación, que rige al grupo de investigación del CIF, y siguiendo las normas agroecológicas, se ejecuta el proyecto. Según Mejía, “en esta área la reforestación no se puede hacer con especies rústicas o de rápido crecimiento, y menos con plantas que sirvan de barrera cortavientos o que crezcan rápido y ‘tapen’ el problema. Por eso pensar en pinos, eucaliptos y acacias –las más empleadas por los sistemas para repoblar la vegetación– sería un error, pues no corresponden con la vegetación original y por tanto no se adaptarían”.
De ahí que el primer paso fue observar e identificar las pocas plantas o sucesiones vegetales que crecen en el sector. Al revisar estudios botánicos de la Sabana, se encontró que algunas especies nativas del altiplano cundiboyacense y de los cerros occidentales o sur occidentales de Bogotá eran similares a las de Mondoñedo.
En consecuencia, las plantas que se sembraron en la cantera son: 200 árboles falso pimiento, 300 arrayanes, 400 laureles de cera, 200 sangregados, 150 alisos y 200 acacias japonesas. De arbustos, como el mortiño, se sembraron 300; de hayuelos, 200; de dividivi de tierra fría, 50; de holly liso, 250, y de holly espinoso, 250. En total, Mondoñedo se está recuperando con 2.500 árboles y arbustos nativos.
Especies con valor agregado
Del árbol conocido como aliso se sembraron varios ejemplares en la parte baja de las canteras, donde siempre permanece húmedo, incluso en épocas en que la lluvia es escasa. Ello permite que esta especie –muy amiga del agua– pueda desarrollarse. Debido a su rápido crecimiento, podría ser sostén de los taludes generados por la acumulación de material proveniente de la cantera y de los escombros que por muchos años rellenaron el sector.
Las otras especies también prestan este servicio ambiental gracias a su sistema de raíces, que se adaptan muy bien a las condiciones de sequía. Sus frutos son alimento de aves, las ramas albergue de pájaros y su sombra puede promover la proliferación de algunos mamíferos. Estos árboles y arbustos tienen condiciones más flexibles de humedad y son reguladores de temperatura en áreas emidesérticas.
La siembra tuvo algunas dificultades en suelos con mucha piedra, ladrillo y varilla, pues impedían abrir huecos y preparar el terreno para la
reforestación.
Durante el primer semestre del 2011, cuando se hizo la labor inicial de mantenimiento, se encontró que solo el 5% de los vegetales plantados tenían algún grado de deterioro, lo que demuestra el éxito del proyecto. “A medida que explotamos sectores de la cantera, los vamos reforestando de la forma como nos enseñaron los expertos del CIF. Pronto tendremos otra hectárea cultivada”, dice la gerente Ortiz.
La siembra también está ayudando a la conservación de la laguna de La Herrera, el recurso hídrico natural más grande de la Sabana de Bogotá con 258 hectáreas, que se encuentra en las inmediaciones del sector.
Esas pequeñas plantas que empiezan a crecer en este lugar semidesértico serán ejemplo de conservación, mientras Mondoñedo recupera, paso a paso, su aspecto natural, depredado por la minería.
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