Buenaventura es el mayor productor de borojó y chontaduro en Colombia, con una participación en el mercado del 57,3% y 63,4%, respectivamente. Estas frutas exóticas, como otras tantas que se producen en el Pacífico colombiano, prometen un fuerte desarrollo económico y cultural para la región, debido a sus particulares sabores y excelentes propiedades alimenticias.
De la guayabilla, el naidí y el milpesos, obtenidos de las entrañas de la húmeda selva, la comunidad ha sabido derivar productos como yogur, helados, mermeladas e incluso manjar blanco, buscando no solamente el reconocimiento de su cultura, sino una opción rentable para ganarse la vida.
Por eso, si mientras usted visita el corregimiento de Sabaletas, a 30 minutos de Buenaventura, y en una de las casetas del turístico sitio que recibe anualmente a cerca de 3.000 visitantes, le preguntan “¿Señor, quiere un yogur de milpesos?”, no vaya a pensar “¿tan barato un litro de yogur?”.
¡No se equivoque, el producto no le cuesta $ 1.000, le vale $ 9.000!, y lo que ese alegre vendedor le está diciendo es el nombre de la fruta que por decisión de la comunidad ha recibido esa designación.
“El milpesos proviene de una palma silvestre que se cultiva a orillas del río Anchicayá, tiene las mismas propiedades nutricionales de la leche materna y en yogur produce un dulce sabor similar al arequipe”, comenta César Ovidio Rodríguez, productor del particular lácteo en Buenaventura.
En Colombia, el sector de las frutas procesadas apenas está en desarrollo. De los productos promisorios de la Región Pacífica que son más comerciales, el chontaduro representó la mayor cantidad durante el 2008, con 76.805 toneladas y un rendimiento de 8,08 kg/ha (kilogramos por hectárea), seguido por el borojó, con una producción de 17.172 toneladas y un rendimiento de 5,34 kg/ha.
Para William Escobar, director de Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Agricultura, “el consumo de frutas en el mundo ha incrementado, y el país tiene un gran potencial en este renglón de la economía. Lo que ocurre con zonas como el Pacífico es que carecen de un plan de desarrollo y crecen de manera desordenada”.
En lo que va corrido del año, Colombia ha exportado más de US$ 26 millones en frutas y hortalizas procesadas, presentando una variación del 30,7% con respecto al 2009, que exportó cerca de US$ 20 millones. Frutas como el borojó, el naidí, el chontaduro y el arazá no han tenido una respuesta positiva desde el punto de vista comercial y de exportación, pues como lo afirma Escobar, “hay que empezar a promocionar los productos en todo el territorio nacional y mejorar los procesos agrícolas para que sean realmente competitivos”.
Investigación en el sector
Con el propósito de optimizar dichos procesos en el sector frutícola y evaluar las técnicas agroindustriales que puede desarrollar la comunidad para su propio beneficio, el Grupo de Investigación en Frutas Tropicales de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira ha venido explorando la guayabilla, que posee excelentes propiedades nutritivas y un exquisito sabor.
“Por medio de una investigación determinamos sus componentes fitoquímicos y nutricionales, cuando está en etapa de madurez.
Encontramos que los grados Brix (sólidos solubles como azúcares, sales, ácidos, etc., en jugo pulpa) presentan un promedio de 3,86%; el pH, de 2,688%, y la acidez, de 4,0242%. Ello ratifica que sus propiedades alimenticias son altas”, afirma Diana María Rodríguez, ingeniera agroindustrial e investigadora del proyecto.
La Eugenia victoriana, nombre científico de la guayabilla, es propia de América del Sur, tiene sabor ácido y proviene de un arbusto que pertenece a la familia de las Myrtaceas. Por su forma de silueta globosa, exterior corrugado y brilloso de color naranja, esta especie es también ornamental.
A pesar de no ser reconocida en el sector frutícola y tener baja producción, los investigadores revelaron que la guayabilla (bastante parecida a la guayaba) es apta para la elaboración de productos agroindustriales debido a su rendimiento, que alcanza porcentajes de 71,72%.
Esta fruta posee un contenido de carbohidratos y fibra similar al del mamey, la chirimoya, el zapote, el maracuyá, el mamoncillo, la carambola y la piña, entre otros. Asimismo, presenta un porcentaje de ácido ascórbico (vitamina C) de 18,9 mg/100g (miligramos por 100 gramos de fruta), por encima de frutos como la uva, la sandía y la manzana.
A través de procesos de transformación, los investigadores obtuvieron pulpa, jugos, néctares, mermelada y vino de guayabilla. “Esto hace que tengan un gran potencial en el mercado nacional”, comenta el ingeniero agroindustrial e investigador del proyecto, John Jaime Mosquera.
Para el profesor Herney Darío Vásquez, coordinador de la investigación, “estos resultados le permiten a la comunidad pensar en la posibilidad de comercializar los subproductos, que además tuvieron gran aceptación en las pruebas organolépticas (olor, color, sabor, textura, etc.)”.
El estudio fue presentado a la comunidad del litoral Pacífico y contribuye a su desarrollo regional, aportando significativamente a mejorar los procesos agroindustriales que algunos pobladores han realizado tímidamente con los frutos autóctonos.
Fuente: UNPeriodico. Edición 139
1 comentario:
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