10 de
Febrero de 2013.
Por: Fernando
García Ardila, Unimedios
Si bien
las variedades colombianas de plantas de café no necesitan insectos
polinizadores para producir semillas y frutos, una investigación
desarrollada por entomólogos de la UN demostró que, si las abejas
silvestres hicieran dicha tarea, aumentaría la calidad de los
granos. Esto podría impulsar nuevas estrategias para optimizar los
cultivos.
Una de las
características de las variedades de café que se producen en
Colombia es que tienen la capacidad de autopolinizarse. Esto
significa que no necesitan que un agente externo fecunde los óvulos
de la flor para producir semillas y frutos.
“Por esta razón, se le ha dado poca importancia a la función que tiene la polinización cruzada por abejas en la producción y calidad de frutos de café, pues no existe ningún trabajo sobre el efecto de los polinizadores sobre estas características”, afirma Alexánder Jaramillo Delgado, entomólogo de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín.
En su tesis de grado, el magíster investigó el impacto que tienen las abejas silvestres en el cultivo, en aspectos como el número de granos por planta y el peso y aroma de las semillas. Estas características, según los resultados obtenidos, mejoran gracias a la polinización cruzada, que ocurre cuando el polen es llevado por el viento, los insectos o las aves a otras flores de la misma especie.
Según el profesor Óscar Efraín Ortega, director de la investigación, se estudió la acción de estos animales en tres sistemas: libre exposición (aire libre), libre exposición cerca de fragmentos de bosque y sombra.
También se comparó la autopolinización (aislamiento de las flores de los insectos) con la emasculación abierta (retiro de los estambres de la flor para evitar la autopolinización), la emasculación cerrada (sin estambres ni polinizadores) y la libre exposición (con visita de polinizadores).
“Por esta razón, se le ha dado poca importancia a la función que tiene la polinización cruzada por abejas en la producción y calidad de frutos de café, pues no existe ningún trabajo sobre el efecto de los polinizadores sobre estas características”, afirma Alexánder Jaramillo Delgado, entomólogo de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín.
En su tesis de grado, el magíster investigó el impacto que tienen las abejas silvestres en el cultivo, en aspectos como el número de granos por planta y el peso y aroma de las semillas. Estas características, según los resultados obtenidos, mejoran gracias a la polinización cruzada, que ocurre cuando el polen es llevado por el viento, los insectos o las aves a otras flores de la misma especie.
Según el profesor Óscar Efraín Ortega, director de la investigación, se estudió la acción de estos animales en tres sistemas: libre exposición (aire libre), libre exposición cerca de fragmentos de bosque y sombra.
También se comparó la autopolinización (aislamiento de las flores de los insectos) con la emasculación abierta (retiro de los estambres de la flor para evitar la autopolinización), la emasculación cerrada (sin estambres ni polinizadores) y la libre exposición (con visita de polinizadores).
Una relación productiva
Los entomólogos hallaron que, al retirar los estambres –órganos masculinos de la flor que producen el polen (véase infográfico)–, se registraron los menores porcentajes de pérdida de grano. Esto significa que una mayor cantidad de frutos llegan a la madurez.
Lo anterior es indicador de que la planta responde mejor a la polinización cuando intervienen las abejas silvestres. Asimismo, sus semillas y frutos presentan un mayor peso promedio. Por ejemplo, el diámetro de la baya es más grande con la polinización abierta: alcanza los 1,6033 centímetros. En cambio, con la autopolinización (la forma habitual de fecundación en los cafetales) alcanza un tamaño medio de 1,3344 cm.
Igualmente, mejoran las propiedades de las semillas una vez secas, lo que favorece una mayor producción en términos de peso seco de los granos y en número de frutos.
Además, se observa una mayor concentración de azúcares, o grados brix, en frutos provenientes de este tratamiento. “Lo anterior puede mejorar el sabor y el aroma de los granos de café”, asevera el profesor Ortega.
En cuanto a los rendimientos de los cafetos, se estima que el tratamiento de emasculación abierta alcanzó un 92,33%, en el caso del cultivo estudiado en el municipio de Ciudad Bolívar, y de 93,47%, en el de Venecia. Esto significa un mayor éxito en términos de productividad.
El experto asegura que, por otra parte, es evidente el papel que tienen los cultivos de café en la conservación de las abejas silvestres de la región, como lo demuestra la alta diversidad de estos insectos asociados a los cafetos.
En total, se recolectaron 750 abejas de las familias Apidae, Halictidae y Megachilidae, que representan a tres de las cinco familias reportadas para Colombia, las cuales están distribuidas en 47 especies de 17 géneros, para el municipio antioqueño de Ciudad Bolívar, y en 50 especies de 20 géneros, para el de Venecia.
En las dos poblaciones, la riqueza y abundancia fueron mayores en los sistemas al aire libre. Los principales visitantes de las flores de café fueron los géneros Augochlorella, Apis, Trigona y Lasioglossum.
Buenas amigas
Estos datos demuestran el papel fundamental que juegan las abejas silvestres en la calidad del café y respaldan científicamente a aquellos caficultores que han decidido instalar colmenas artificiales cerca de las plantaciones.
En un país de tradición cafetera como Colombia –uno de los mayores exportadores del grano en el mundo–, esta clase de hallazgos permitirán crear nuevas prácticas para optimizar la producción.
En la actualidad, el café representa el 4% del producto interno bruto del país. La predicción de la Federación Nacional de Cafeteros, a finales del año 2012, era que la producción alcanzaría los 9 millones de sacos (un poco por encima del promedio de años anteriores, que fue de 8 millones), por efectos del clima y quebrantos de salud de los cafetales. Para incrementar esas cifras se requieren nuevos conocimientos y estrategias.
La polinización abierta podría ser una de
ellas. Estudios recientes en países como Panamá, Costa Rica,
Ecuador e Indonesia reportan aumentos significativos de la cantidad y
la calidad de los frutos producidos gracias a esta bella relación
natural entre abejas y plantas.
Fuente:UN
Periódico Edición No. 163. UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.
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