21/07/2009.
COLOMBIA.
En la zona de Vichada, en Colombia, el incendio de las comunidades y sus casas, así como el accionar de “paracos” (como se denomina a los paramilitares en Colombia) con total impunidad representan las dos principales formas de abrir paso al monocultivo de palma aceitera para agrocombustible que el mundo desarrollado compra.
Así lo reflejó el pre-informe de la delegación integrada por representantes internacionales que viajó hacia esa región del departamento de Meta para verificar los impactos de la expansión de cultivos agrocombustibles en materia de derechos humanos y soberanía alimentaria.Radio Mundo Real registró las reflexiones y reportes de los delegados a su vuelta a Bogotá, entre las cuales se manejó un proyecto de implantación de seis millones de hectáreas de palma en esa región. Las consecuencias de este megaproyecto palmero ya se hacen sentir en las comunidades locales, tres de las cuales han sido desplazadas directamente a punta de llama.
Asimismo, una vez que los delegados informaron a la representación de los Países Bajos ante el gobierno colombiano como parte del trabajo político de la Misión, verificaron que ese Estado europeo está financiando un “plan piloto” por un monto de dos millones de euros para la introducción de “palma azucarera”, la última innovación del “capitalismo verde”. Camila Moreno, integrante de la organización Tierra de Derechos señaló que se trata de una estrategia del gobierno colombiano dado que estos cultivos permiten la venta de bonos de carbono y, formalmente, no representarían un monocultivo ya que esta palma dulce tendría cuatro variedades.
Fuente: Radio Mundo Real
Fuente: Radio Mundo Real
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