08 de
Junio de 2013.
Por:
Jeinst Campo Rivera, Unimedios
Los productores de tomate chonto pasarán de tener 12 mil plantas por hectárea a 16 mil, gracias a un trabajo pionero en el país que hará más rentable el cultivo de esta hortaliza. Con la modificación genética, las matas no pasarán de un metro de altura y darán cosecha en tan solo un mes.
El tomate
es originario de las regiones de Chile, Perú, Ecuador y Colombia.
Sin embargo, su domesticación ocurrió en el sur de México y norte
de Guatemala. Por su extensa área sembrada y su alto nivel de
consumo, es considerada una de las hortalizas más importantes del
mundo.
Los
principales países productores son, entre otros, China, Estados
Unidos, Turquía, España, Brasil y México. Ellos aportan casi el
70% de la producción mundial.
Por su
parte, Colombia también tiene grandes extensiones sembradas,
dispersas por todo el territorio nacional: es cultivado en 18 de los
32 departamentos del país. Durante el año 2012, se obtuvieron
532.425 toneladas, con un valor estimado de comercio de 516 mil
millones de pesos.
Sin
embargo, según datos de la Corporación Colombiana de Investigación
Agropecuaria (Corpoica), las condiciones climáticas propias de estas
regiones y los largos periodos de siembra han afectado la
productividad y han favorecido el ataque de plagas y enfermedades.
Esto
obliga al agricultor a utilizar una mayor cantidad de pesticidas y
fertilizantes para obtener una cosecha más abundante. Por tanto, se
incrementan los costos, disminuye la rentabilidad y surgen graves
daños de contaminación del medioambiente.
El Grupo
de Investigación en Mejoramiento Genético y Producción de Semillas
de Hortalizas de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira
decidió afrontar tal problemática con un avance tecnológico.
Sus
miembros desarrollaron una variedad de tomate chonto que acelera los
periodos de cosecha y controla la altura de las plantas, a fin de
elevar la productividad del sector.
Fotos: archivo particular. |
Altos
costos
En la
actualidad, los productores utilizan variedades de crecimiento
indeterminado, que alcanzan entre 1,80 y 2,20 metros de altura.
“Como su
crecimiento es postrado, los agricultores deben soportar el cultivo
con tutores largos y fuertes (una especie de andamio) para tenerlos
siempre en posición vertical. Así, se evita que se pudran los
frutos y el follaje, pues la planta es supremamente sensible a una
diversidad de insectos plaga y patógenos”, señala el profesor
Franco Alirio Vallejo, director de la investigación.
Este
requerimiento técnico supone un mayor gasto en tutores, amarres,
mano de obra y aplicación de agrotóxicos, dado que los periodos de
los actuales cultivos varían entre 1,5 y 2 meses de cosecha.
Sin
embargo, con la ayuda de un recurso genético proveniente de Brasil,
se desarrolló una nueva variedad de tomate chonto de crecimiento
determinado que no supera el metro de altura.
Para
obtenerla, los investigadores de la UN cruzaron genéticamente dicho
recurso con la variedad de tomate Unapal maravilla (desarrollada por
ellos y utilizada actualmente por los agricultores del país).
“Obtuvimos
una planta de porte bajo, con el objetivo de reducir diferentes
labores”, manifiesta el profesor Vallejo.
Archivo particular. |
Pequeña
y productiva
Con esta
nueva clase de tomate, los productores utilizarán tutores de menor
tamaño. Según el profesor Edgar Iván Estrada, investigador del
proyecto, “su longitud se reducirá, al pasar de 2,20 a 1,50
metros, lo que representa un ahorro de casi 1.200 pesos por tutor”.
Además,
permite reducir el número de amarres, así como el sistema de poda,
mediante el cual se eliminan estructuras vegetativas secundarias a
fin de conservar el tallo central y garantizar que la fotosíntesis
favorezca el crecimiento de frutos de calidad superior.
“Un
tomate de 1,80 o 2,20 metros necesita de cinco a siete amarres. Este
requiere de máximo cuatro. Así, no solo se reduce la cantidad de
hilo requerido, sino la mano de obra, que es sumamente costosa”,
destaca el profesor Vallejo.
Otro
beneficio fundamental es que se concentra el cultivo, aumentan los
rendimientos y disminuye el tiempo de cosecha, pues la nueva variedad
tiene una cosecha de máximo treinta días.
“Esto
tiene una implicación gigante porque, para poder mantener una
siembra, se deben aplicar agrotóxicos; labor que es muy costosa, al
igual que la del riego y fertilización. Al mantener concentrada la
cosecha, se reducen estas prácticas y también disminuye la
contaminación del fruto, de los suelos y del ambiente”, resalta el
profesor Estrada.
Dolly
Ultengo, estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias de la UN en
Palmira, aclara: “Con esta variedad vamos a incrementar la densidad
de siembra por unidad de área. Si el tomate de crecimiento
indeterminado utiliza 12 mil plantas por hectárea, con el mejorado
podemos sembrar 16 mil por hectárea, lo que es muy beneficioso para
los agricultores”.
Variedad
pionera
La de la
UN es la primera variedad de tomate chonto de crecimiento determinado
que se produce en Colombia. Según el profesor Vallejo, ya se tienen
cinco líneas seleccionadas para evaluar su estabilidad y sus
bondades con respecto a otras. Tras la evaluación, los
investigadores pretenden entregarla a los agricultores del país.
“El
Programa de Hortalizas ha entregado diez especies genéticamente
mejoradas. Lo crucial es que estas variedades, debido a sus
calidades, son referentes para el agricultor y ampliamente usadas. Un
ejemplo es el cilantro Unapal precoso y el zapallo boloverde.
Seguramente, cuando se entregue, será un éxito”, concluye.
Fuente:
UN Periódico. Edición No. 167. Universidad Nacional de Colombia.
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