03-02-10.
Por Dominique Guillet.
Hoy encontramos que más del 75% de los cultivos que nutren la humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía de los polinizadores, es decir, en mayor parte abejas. Pero las abejas estan desapareciendo. El único enemigo verdadero de la abeja, su solo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno. Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años a vivir, no más polinización, no más hierba, no más animales.
Hoy encontramos que más del 75% de los cultivos que nutren la humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía de los polinizadores, es decir, en mayor parte abejas. Pero las abejas estan desapareciendo. El único enemigo verdadero de la abeja, su solo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno. Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años a vivir, no más polinización, no más hierba, no más animales.
Motín en las colmenas.
Las abejas trashuman hacia la nada. Las abejas desertan por decenas de millones. Las colmenas se vacían en menos de una semana. Es una nueva catástrofe para el mundo apícola (y sin duda para el mundo entero) puesto que ésta se anuncia de amplitud planetaria. Se llama “síndrome del colapso de las colonias”.
En los E.U.A., los expertos apícolas están totalmente desorientados. Hasta invocan un “misterio”. En efecto, las abejas desaparecen “limpiamente” sin dejar cadáveres. Las colmenas llenas de miel y de polen no son saqueadas por otras abejas u otros insectos. Es una maldición que se cierne sobre las colmenas.
Sin embargo, los expertos apícolas no desesperan de encontrar la poción milagrosa, de salvar, una vez más, su industria puesto que así la califican. Pusieron sobre la huella de las abejas dadas por desaparecidas los mejores detectives-virólogos. El reto es inmenso: no hay abejas, no hay polinización, no hay cosechas, no hay dólares. El bípedo que se autoproclamó amo de la esfera planetaria está muy enojado. Las abejas hacen la huelga de la polinización, las traviesas se niegan a libar.
Pues, ¿Qué no tendrían ningún reconocimiento las abejas para esta “industria apícola”? que las mimó durante decenas de años prodigándoles:
- un hogar: con bellas colmenas todas cuadradas.
- las mejores medicinas: los antibióticos más potentes (como la teramicina) y los acaricidas más performantes (Apistan y el muy novedoso Hivastan)
- alimento a saciedad: sabroso azúcar blanco de remolacha, jarabe de maíz procesado a partir de los mejores caldos transgénicos y, claro está, complementos nutricionales (elaborados, por ejemplo en los E.U.A., a partir de aceite de algodón transgénico, de aceite de soya transgénica, de aceite de colza transgénica…).
- viajes todo pagado sobre miles de kilómetros para descubrir los desiertos agrícolas occidentales.
- Un botín asegurado gracias a los monocultivos tan extensos que se pierden de vista al salir de la colmena.
- polen y néctar enriquecidos con un cóctel de moléculas aperitivas: fungicidas, insecticidas, herbicidas.
- procreación asistida con una selección de las mejores reinas inseminadas artificialmente.
Una catástrofe dentro de poco planetaria.
En diciembre 2006, la universidad de Pennsylvania hizo una encuesta involucrando a varios apicultores de la región este de los E.U.A. Estos apicultores (dueños de 200 a 3000 colmenas) habían sufrido pérdidas de 30 hasta 90% de su colmenar. Para uno de los apicultores, solamente 9 colonias habían sobrevivido sobre 1200.
En el conjunto de los E.U.A, desde el final del otoño 2006 las pérdidas registradas son del orden del 60 % en la costa oeste hasta el 90 % en algunos estados del este y del sur del país. Según las últimas estimaciones, son cerca de 1,5 millones de colonias que habrían muerta en los E.U.A. y 27 estados están afectados.
Recordamos que el número de colmenas era de 6 millones en 1947 y es de sólo 2,4 millones en 2005.
En Francia, la pérdida de colonias se estima entre 300.000 y 400.000 cada año, y esto desde 1995. El invierno 2005/2006 fue particularmente dramático puesto que desaparecieron de 15 a 95% de las colonias, según los apicultores (90). En abril 2007, en la Martinica, un apicultor perdió 200 colonias en el espacio de pocos días.
En el Québec (2), un promedio de 40% de las colmenas se reportaron vacías en el pasado invierno. Sin embargo, algunos apicultores han perdido hasta el 75% e incluso el 100% de sus colonias.
En Ontario, Canadá, el invierno pasado algunos apicultores reportaron desertadas hasta 60% de sus colmenas y cerca del 40% para el colmenar a nivel nacional (50).
Las cifras avanzadas son de 400.000 colmenas vacías para Polonia, 600.000 colmenas vacías para España.
En Alemania, según Manfred Hederer, presidente de la Asociación Alemana de Apicultores, 25% de las colonias habrían sido diezmadas pero algunos apicultores reportan hasta 80% de pérdidas de sus colmenas.
En Taiwán, en abril 2007, se publicaron los primeros informes de una misteriosa desaparición de las abejas. Un apicultor reportó la pérdida de 80 de sus 200 colmenas.
En Suiza, algunas regiones lamentan la pérdida del 80% de sus colonias (36). Las pérdidas nacionales serían de la orden del 30% pero ciertos apicultores han perdido la totalidad de sus colonias (37). Había 45.000 apicultores en Suiza en 1900. Sólo quedan ahora 19.000 pero esta cifra está a la baja. Entre las dos guerras mundiales había 350.000 colmenas. Hoy, sólo quedan 190.000.
El síndrome del colapso de las colmenas hace estragos en Portugal, en Grecia, en Austria, en Inglaterra.
¿Es el síndrome del colapso de las colmenas un ultimátum? ¿Sería una llamada desesperada de las abejas con el fin de despertar a la humanidad?
Síndrome del colapso de la colmena
En los E.U.A., este síndrome fue calificado recientemente de “Colony Collapse Disorder” y reemplazó denominaciones tales como “colapso del otoño”, “Enfermedad de mayo”, “Enfermedad de desaparición”, etc.
En Inglaterra, el síndrome es calificado de "Fenómeno María Celesta" (del nombre del barco cuyo equipaje se volatilizó en 1872)
¿Cuáles son los síntomas de este síndrome?
En las colmenas ya colapsadas:
- Ausencia total de insectos adultos en la colmena con pocas o ninguna abejas muertas, dentro o delante de la colmena.
- Infección considerable de las pocas abejas que se encuentran todavía en la colmena. Todos lo virus conocidos como nefastos para las abejas están presentes, así como hongos. Algunas abejas están afectadas por media docena de virus.
- Presencia de cresa operculada.
- Presencia de reserva de alimento dentro de la colmena, miel y polen que primero, no son saqueados inmediatamente por otras abejas y segundo, cuando están atacados por parásitos tales como la Falsa Polilla (Galleria mellonella) o el Pequeño Coleóptero de las colmenas (Aethina tumida,) sólo lo son tardíamente.
En las colmenas que se están colapsando:
- El número demasiado restringido de las trabajadoras no les permite ocuparse de la cresa.
- Las trabajadoras son principalmente jóvenes adultas.
- La reina está presente.
- El enjambre se niega a consumir alimento traída, tal como jarabe de maíz o suplementos proteínicos.
Otoños sin frutas
En los E.U.A., son 90 plantas alimenticias que son polinizadas por las abejas. Se estiman a 14 mil millones de dólares el valor comercial de los cultivos polinizados por las abejas. En Florida (1), la cosecha de manzanas esta comprometida. Solamente para las manzanas (polinizadas al 90% por las abejas), el valor es de 2,1 mil millones de dólares.
En todo el planeta, las abejas son las portadoras de polen, ellas son las polinizadoras por excelencia. Según Bernard Vaissière, especialista de los polinizadores del INRA, “Hoy encontramos que más del 75% de los cultivos que nutren la humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía de los polinizadores, es decir, en mayor parte abejas. Pero las prácticas de producción y los paisajes agrícolas que resultan han evolucionado considerablemente estos últimos años de tal manera que ahora los polinizadores muchas veces son demasiado escasos para poder polinizar los cultivos de manera confiable y eficiente.
Nuestros resultados aportan un vibrante recuerdo sobre el papel esencial que juegan los polinizadores en nuestra vida cotidiana, en particular a nivel de nuestra alimentación puesto que su actividad polinizadora nos permite tener numerosos productos alimenticios esenciales pero también agradables como el café y el chocolate y los frutos de cáscara, y la mayor parte de las frutas y vegetales” (81).
En los E.U.A., sobre las 2,4 millones de colmenas que hay en el país, se alquilan habitualmente 1,5 millones para servicio de polinización. La situación es tan catastrófica que en 3 años el costo de renta de una colmena casi triplicó para llegar a 135 dólares.
En 2007, dado la emergencia, los E.U.A. llamaron a Australia para la importación masiva de colonias de abejas. La competencia hacía furor en abril entre los vergeles de manzana (4) de los estados de New-York y de Pennsylvania, y los productores de mirtillos en el estado del Maine.
Pesticidas y campos de la muerte
Las abejas desaparecían tanto en las regiones agrícolas invadidas por quimeras genéticas como en las regiones agrícolas en las cuales no son cultivadas, o solamente en parcelas experimentales. ¿Existe entonces un denominador común?
Según el profesor Emérito Joe Cummins (17), de la Universidad de Ontario, el denominador común es: “El uso generalizado de semillas envueltas con pesticidas sistémicos tanto para los cultivos convencionales como para los cultivos genéticamente modificados; en particular, la aplicación muy común de una clase, relativamente novedosa, de insecticidas sistémicos, los Neonicotinoides, que son altamente tóxicos hasta en bajas concentraciones, para los insectos incluyendo las abejas.
Las envolturas con insecticidas sistémicas protegen las jóvenes plantitas durante la primera fase, más vulnerable, de su desarrollo. Estas envolturas las constituyen insecticidas y fungicidas sistémicos, que actúan muchas veces en sinergia.
Los insecticidas de la clase de los Neonicotinoides incluyen la imidacloprida, el tiametoxam, el clotianidine y otros más. La imidacloprida es muy común para la envoltura de semillas de legumbres y de cultivos a campo abierto, en particular el maíz, la colza y el girasol.
La imidacloprida se detecta en los suelos, en los tejidos vegetales y en los pólenes usando la espectrometría de masa y la “cromatografía liquida de alto rendimiento”
Las tasas de concentración de insecticida en el polen permiten pensar que las abejas podrían sufrir lesiones cerebrales (18). Desde 2000, los apicultores de Francia e Italia han descubierto que la imidacloprida era fatal para las abejas y sospechan que este insecticida puede provocar el ocaso de las colonias afectando el sentido de orientación de la abeja y su capacidad de regresar a su colmena”.
Numerosos estudios realizados en Europa pusieron en evidencia los daños de la imidacloprida:
- Un equipo de científicos descubrió que el polen producido por plantas procedentes de semillas envueltas con imidacloprida contenía concentraciones significativas del insecticida y sugirió que el polen contaminado era una de las principales causas del síndrome del colapso de las colonias (19).
- Análisis de girasol y de maíz procedentes de semillas envueltas con imidacloprida indicaron que grandes cantidades del insecticida eran llevadas por las abejas dentro de las colmenas (29).
- Abejas nutridas con soluciones azucaradas conteniendo 500 o 1000 ppb (partes por mil millones) del insecticida no podían regresar a su colmena y desaparecían.
Las que eran nutridas con soluciones azucaradas conteniendo 100 ppb (partes por mil millones) del insecticida regresaban sólo después de 24 horas a la colmena (21).
- Abejas nutridas en laboratorio con soluciones conteniendo imidacloprida perdían sus capacidades de comunicación durante varias horas (22).
- Un estudio ha sido realizada en Grecia sobre el impacto del imidacloprida sobre las abejas (49).
- Un estudio fue publicado en el boletín de entomología en Inglaterra sobre el impacto del imidacloprida sobre las abejas (51).
- Un estudio realizado en laboratorio en 2006, en Carolina del Norte, E.U.A., pone de manifiesto que la sinergia de los neonicotinoides con fungicidas muy comunes (tales como Terraguard y Procure) acrecentaba de 1000 veces la toxicidad de estos neonicotinoides.
Cuando el imidacloprida3 se usa para luchar contra las termitas, esta sustancia las desorienta totalmente (Los insectos no pueden reencontrar el termitero) y destruye completamente su sistema inmunitario.
Según Jerry Hayes, responsable de la sección apícola de los servicios agrícolas del estado de Florida, el imidacloprida (3) se usa ahora no sólo para la envoltura de las semillas, pero también en pulverizaciones foliares, en sistemicos y en sinergia con fungicidas. Este pesticida se encuentra sistemáticamente en el polen de las flores.
Según la Universidad de carolina del Norte, el imidacloprida usado para envolver las semillas se encuentra en el polen del maíz, del girasol y de la colza, y en concentraciones peligrosas para las abejas. El imidacloprida destruye la memoria y los procesos cerebrales de la abeja, muy particularmente las zonas del cerebro relacionadas con los recuerdos recientes. Puede que la ingestión de polen fresco o almacenado no sea sinónimo de mortandad pero más bien de perturbaciones de los procesos de memoria de las abejas quienes, desorientadas, no encuentran más el camino de la colmena.
En los E.U.A., todas las semillas transgénicas de algodón, soya, maíz y colza están envueltas con neonicotinoides. Además, la zona refugio se trata con neonicotinoides. Esta zona refugio es una suerte de campo de la muerte para los insectos y ha sido colocada desde 2000 por la Agencia de Protección del ambiente que no tiene ningún medio de verificar su aplicación y que se remite, para ello, a las empresas de biotecnología (25).
Así, por ejemplo, Monsanto pide a los agricultores transgénicos de sembrar 20% de su área cultivada con variedades convencionales con el fin de crear unos “refugios” para desalentar la evolución de los insectos resistentes a los transgénicos. Se les solicita de usar insecticidas sólo cuando el ¡nivel de infestación pone en peligro la viabilidad económica de su cultivo! Así la variedad OGM de Monsanto, el “YieldGard Corn Borer” (24) (con un gen de Bt) debe sembrarse a razón de 80% de la superficie: los 20% que quedan constituyen un “refugio” para sembrar con cualquier otra variedad que no sea “Bt”. Los agricultores que no respetan esta cláusula pueden ser castigados por Monsanto (23), ¡quien puede negarles un acceso ulterior a esa tecnología de punta!
Para concluir: el agricultor se verá privado de OGMs “Bt” si no acepta de hacer un “refugio” con variedades convencionales tratadas a muerte por los insecticidas más tóxicos.
De hecho, la primera flaqueza de la abeja es de ser un insecto y por lo tanto de ser altamente susceptible a los insecticidas (26). Su segunda flaqueza es su poca capacidad para resistir o para mutar. Por lo menos, los demás insectos “salvajes” han guardado esa capacidad de mutar muy rápidamente. Y no se privan de hacerlo.
Pasa lo mismo con las “malas hierbas”. En los E.U.A., las adventicias se han vuelto estrictamente resistentes al RoundUp (el glifosate de Monsanto). Los agricultores no tienen otra opción que usar mezclas de herbicidas para limpiar sus campos. En particular, los campos de soya transgénica son invadidos por amarantos salvajes.
El Gaucho y el Regent liberados de la aduana por los expertos europeos “independientes”
En enero 2006, la Unión nacional de la apicultura francesa (Unaf, 2.000 miembros, y 48% de las colmenas francesas) expresaba sus temores de ver de nuevo autorizados el Gaucho y el Regent TS (28).
Los temores de la Unaf eran muy justificados.
Fines de enero 2007, el sitio figaro.fr informa que (40): “Los resultados de la encuesta multifactorial de la Afssa sobre los desórdenes de la abejas comprobados en Francia en medio de los años 1990 todavía no se han visto. No deberían ser vistos antes de mucho tiempo. En efecto, el laboratorio de Sofía-Antipolis está esperando la llegada de un estadístico para tratar el montón de datos acumulados entre 2002 y 2005. El atraso se debe a problemas presupuestarios.
¿Problemas presupuestarios en la Afssa? ¿Posiblemente los apicultores deberían cotizarse? ¿Posiblemente la Afssa podría emitir una tómbola o pedir una subvención a Bayer Crop Science?
El 2 de febrero 2007, una propuesta (39) de resolución es presentada a la Asamblea Nacional por el diputado Jacques remillet, “tendiendo a la creación de una comisión de encuesta sobre las causas del exceso de mortandad en las colmenas francesas”
En la memoria explicativa:
“Desde hace diez años, la apicultura en Europa y en Francia vive la crisis más grave de su historia. En Francia, 1500 apicultores paran su actividad cada año desde hace 20 años. Mientras que el promedio de edad aumenta para llegar hoy a los 65 años, 5.000 empleos relacionados con la apicultura están directamente amenazados. Con 33.000 toneladas de miel producidas (alrededor de 33 kilos por colmena), la producción cayó 10.000 toneladas en 10 años, o sea, una baja de 1000 toneladas por año*.
(*: De hecho, la producción de miel pasó de 33.000 toneladas a 16.500 toneladas, de 1995 a 2003)
- Durante el 16avo congreso nacional de la apicultura francesa que tuvo lugar en Bourg-en Bresse del 13 al 15 de octubre 2006, la unidad abeja de la Afssa indicó que las mortandades de abejas durante el invierno 2005 han sido muy importantes (sobre las 18 colmenas encuestadas, se comprobó un promedio de mortandad de 74% - o sea, 74% de las colmenas no pasaron el invierno.
- Enero 2007: el estudio multifactorial prospectivo 2002/2005 de la AFSSA, cuyas conclusiones acaban de ser conocidas*, muestra que las causas del exceso de mortandad de las abejas son de origen multifactorial. No se puede invocar una causa única. Entre las causas mayores: parásitos (varroa y Nosena Ceranae) y la falta de biodiversidad (sobre todo por falta de alimento de calidad para las abejas: polen) La AFSSA indica que 125 colonias de abejas han sido observadas en cinco estados con cuatro visitas por colmenar por año durante tres años (de 2003 a 2005)
(*: De hecho, el diputado precisa en una nota que los resultados son conocidos pero no publicados).
“- Dos conclusiones merecen de ser subrayadas:
1. Los expertos Europeos confirman claramente las conclusiones del informe de la AFSSA sobre la ausencia de riesgo del insecticida Fipronil para la salud humana: « Ningún potencial genotóxico o cancerígeno ha sido puesto en evidencia. El mecanismo de inducción de los tumores tiroidianos fue discutido por los expertos y considerado como siendo una reacción específica de las ratas y no significativa para los humanos. Ninguna toxicidad a nivel de la reproducción o del desarrollo ha sido observada. Los estudios neurotóxicos específicos no revelan ningún elemento histopatológico en el sistema nervioso » Sin embargo, siendo el Fipronil tóxico en caso de inhalación, de ingestión o de exposición cutánea intensiva, el informe propone la clasificación T (tóxico), incorporándolo así a la numerosa lista de productos tóxicos de la farmacopea actual.
2. Según los expertos europeos, el uso del Fipronil vinculado al tratamiento de semillas de maíz y de girasol no representa ningún riesgo para las abejas que liban: «Ningún efecto contrario relativo a la mortandad de abejas y su sobrevivencia fue observado en el conjunto de estudios llevados a cabo bajo túnel.» Además, los expertos notaron que «no había ninguna evidencia convincente permitiendo de atribuir los incidentes –de mortandad de abejas- al uso del fipronil, excepto un solo caso, atribuido a una mala calidad de envoltura de girasol».
Conclusión: en 2004, el ministerio toma una decisión en la vaho científica deseando aplicar el principio de precaución a la espera de las conclusiones científicas (AFSSA, EFFSA). Y hoy, las conclusiones liberan los productos incriminados dos años después de su suspensión (Gaucho y Regent).
Referente a esto, la entrevista de Hervé Gaymard concedida a la revista VSD, el 18 de noviembre 2004, revela la presión mediática de la época: «En el asunto del Regent y del Gaucho, hubo un fuerte interés mediático que, sin duda, se relacionaba con las elecciones regionales del 2004. Pero el problema es que los estudios científicos dicen hoy que esa mortandad de las abejas no se debería solamente a los pesticidas involucrados y aquí, ni una sola palabra en ninguno de las noticias de las veinte horas. Se aplicó la ley del embudo… ¿Por qué estos nuevos estudios serían menos confiables que los demás que me llevaron a prohibir los dos pesticidas? Y puedo revelarles que demuestran que la mortandad de las abejas también se comprueba en estados donde estos productos no fueron utilizados».
Sin embargo, siempre según el sitio figaro.fr (40), precisamos que: “La encuesta de la AFSSA revela en particular que en los cinco estados, las diferentes “matrices” (miel, cera, polen) están contaminadas con dosis débiles por productos fitosanitarios agrícolas (imidacloprida, fipronil, endosulfan, deltametrina, paration-metil y otros). Están contaminadas también por residuos de sustancias (cumafos, y fluvalinata) utilizados por apicultores para luchar contra las enfermedades provocadas por el varroa, un ácaro parásito que invadió las colmenas del mundo entero a partir de los años 90. Un solo caso de mortandad debido a una toxicidad aguda fue constatado, los análisis revelando después la presencia de endosulfan y fluvalinata en las abejas muertas.
Además, según los investigadores de la Afssa: «Hemos constatado varias prácticas apícolas inadecuadas. Entre ellas, el uso de productos no homologados para el tratamiento de la varroasa» y «las anomalías relativas a la alimentación de las abejas, que fueron sospechadas por el estado de ciertas colmenas, pudieron tener consecuencias sobre la salud de las colonias».
Del principio de precaución… ¡para la salud financiera de las multinacionales de la agro-química!
La primera pregunta que se plantea es saber si se puede confiar en los científicos de la Afssa y en los expertos Europeos. Según la fórmula consagrada, ¿son expertos “independientes” supeditados a la agro-química?
En efecto, todo hace pensar que este informe está a la altura del expediente relativo al escándalo de los pesticidas en Francia desde 1941. El expediente de la apicultura apesta a mentira, apesta a corrupción, apesta a chanchullos, apesta a desinformación.
Basta leer el capítulo "El asunto del gaucho, la verdad está en otra parte" de la obra de Nicolino y de veillerette “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés” (42).
Al leer esta Obra, está claro que la mafia de los pesticidas, la mafia de la agro-química tomó la agricultura y el pueblo como rehenes en Francia (y sobre todo el planeta).
¿Podemos confiar en la dirección del INRA, en la dirección de la Afssa, en la dirección de la DGAL, en vista de lo que se urde en este país desde 60 años? No, mil veces no.
¿Podemos confiar en los expertos Europeos que vienen de liberar el Gaucho y el Regent, cuando se sabe que estos señores son de hecho expertos de la EFSA en Bruselas, dirigida ésta desde febrero 2006 por la Señora Geslain-lanelle?
Con el riesgo de enfadar, estaríamos propensos a decir no, mil veces no. La Señora Geslain-Lanelle encabezó la DGAL de 2000 a 2003 y su manejo del expediente Gaucho y Regent, a la época, no fue muy brillante.
Para citar Nicolino y Veillerette “Bajo Guillou y Geslain-lanelle, el manejo del expediente demostró ampliamente que la administración francesa apoyaba los intereses industriales contra los de la salud pública”
No lo dudamos ni un instante. Y esto dura desde hace decenas de años. Prueba de ello, la mortandad de las abejas, la contaminación de la casi totalidad de nuestros ríos y capas freáticas (ver los estudios del IFEN) y Francia que se muere de cáncer y otras enfermedades mutágenas, teratógenas, etc. (ver los trabajos del Profesor Belpomme).
Queda un punto importante: Según los diputados: “Si las libadoras son tan importantes para la biodiversidad como lo dicen los investigadores y los apicultores, la pregunta del exceso de mortandad de las abejas debe ser tratada por una comisión de encuesta”.
Señores Diputados, el exceso inexplicado de mortandad de las abejas (e inexplicable cuando se liberan con visto bueno el Gaucho y el regent) existe desde 1992. Entonces, ¿Por qué haber esperado 15 años antes de proponer la constitución de una comisión de encuesta?
¿Porque la catástrofe no estaba a este punto catastrófica que pusiera en peligro la polinización de especies agrícolas? ¿Por qué había cosas que esconder?
Otra pregunta esencial: ¿cómo los expertos Europeos pueden ahora liberar el Gaucho cuando la imidacloprida, su principio activo, está ahora considerablemente incriminado del otro del atlántico?
¿Sería posible que los expertos agrícolas de las universidades norteamericanas estén demasiado numerosos para que las multinacionales de la agro-química puedan amenazarles?
Referente a este tema, este extracto (página 59) del Obra de Nicolino y Veillerette es muy revelador:
“La hecatombe se volvió tan monstruosa que en enero 1999, el ministro de la agricultura en turno, el socialista Jean Glavany, suspende el uso del Gaucho pero sólo sobre el girasol. Chillidos de Bayer y demanda delante el Consejo de Estado. Y sigue el baile, llevado con maestría. Gerard Eyries, director de marketing de Bayer-Agro Francia, declare con un sentido del humor muy peculiar: «Más pronto convenceremos al ministerio de la inocuidad de nuestro producto sobre las abejas, más pronto podremos poner nuestro producto en el mercado».
Un poco más tarde Bayer publica un folleto extraordinario titulado “A propósito de la salud de las abejas”. Puede verse sobre la cubierta dos abejas en sombra chinesca, sobre fondo de sol poniente. El propósito es bastante grueso, que trata de demostrar, con muchas lágrimas de cocodrilo, que las abejas son muy infelices, victimas de una infinidad de enfermedades y virus. ¡Suerte que tenemos el Gaucho, suerte! Extracto del último capítulo: «Es evidente que si la sociedad Bayer no fuese convencida de la inocuidad del Gaucho, ya habría tomado las medidas necesarias».
Ni dudarlo. Nuevos estudios van a permitir a Bayer demostrar su buena fe. Con la primera, Jean Marc Bonmatin, un químico del CNRS, demuestra la presencia de imidacloprida –materia activa del Gaucho- en la cabezuela y el polen de un girasol tratado, lo que Bayer no obstante juzgaba imposible. El golpe es rudo, puesto que los apicultores tienen por fin por un argumento científico indiscutible. Si el insecticida está en el polen y que la abeja liba este último, puede entonces ser la victima del Gaucho. Q.E.D. ¿Qué hará Bayer? Enseñar los dientes y de muy mala manera. En una carta terrible, la multimillonaria amenaza Bonmatin de una demanda por daños y perjuicios en difamación si siga explicándose en público. Bonmatin que nunca vio algo semejante en su vida, con justa razón se inquieta. Sus trabajos serán controlados siete veces y sus créditos recortados hasta impedir algunas de sus investigaciones (48).
El otro estudio molesto está firmado por Marc Edouard Colin. Es un excelente especialista de las abejas al INRA, instituto público de los mejores. Para su desgracia, entre 1998 y 2000, Colin descubre que unas dosis infinitesimales de imidacloprida pueden intoxicar una abeja. Entre 3 y 9 ppb (partes por mil millones), las anomalías aparecen. Bayer, en la época en que todo era felicidad, pretendía que efectos nefastos no podrían aparecer por debajo de…5000 pbb. Una nada, ¿verdad? Colin las pagará. El INRA, que lo emplea desde hace diez años, le ordena cambiar de tema de estudio. La ecotoxicología de la abeja se acabó para él. Dejará el INRA para irse a la universidad de Montpellier. A ver, ¡Quién manda aquí!
Señor diputado Jacques Remillet y demás Señores diputados, ¿serían estos mismos estudios que calificaron de “vaho científico” en su propuesta (39) de resolución en la Asamblea Nacional?
O bien ¿serían todos los demás estudios que han sido publicados desde hace 20 años en cuanto al impacto de los pesticidas sobre la vida de los insectos? Puesto que estudios no faltan.
Investigadores del INRA (Institut National de la Recherche Agronomique) han estudiado desde hace mucho los impactos de los pesticidas sobre las abejas y otros insectos polinizadores. Desde 1985, Jean-Noël Tasei estudiaba el impacto de los pesticidas sobre las abejas solitarias como, por ejemplo, el impacto de la deltametrina sobre la abeja solitaria, megachile rotundota.
Según Jean-Noël Tasei, investigador en el laboratorio de zoología del INRA de Lusignan “Su acción puede ser directa, pero muchas veces es indirecta por los residuos depositados sobre las plantas que contaminen el alimento de los insectos melíferos: néctar y polen. Varios síntomas afectan los adultos, la sobrevivencia de los insectos escondiendo a veces consecuencias subletales de los tratamientos, debilitando su potencial de reproducción.
Señalemos todos los estudios llevados a cabo en Francia por los investigadores Bonmatin, Moineau, Charvet (47).
Señalemos todos los estudios llevados a cabo en Francia por los investigadores Colin, Belzunce, Suchail, De sousa, Rahmani, etc. (74), algunas de ellos teniendo por tema el impacto en sinergia de diferentes pesticidas.
En Rumania, en 2002, investigadores estudiaron el impacto del insecticida clorpirifos cuando su uso diezmá 80% de las abejas de la región.
En Rumania, en 2002, investigadores estudiaron el impacto de la deltametrina sobre las abejas (52).
Un estudio se realizó en Italia sobre el impacto de la organoclorina, del organofósforo, del carbammate y de los neonicotinoides sobre las abejas (54).
De hecho, existen cientos de estudios por todo el mundo para demostrar que los pesticidas matan las abejas. Pero enriquecen las multinacionales.
Recordamos que la imidacloprida la distribuye la firma Bayer bajo diversos y variados nombres: Gaucho, Merit, Admire, Confidor, Hachikusan, Premise, Advantage, etc.
Esconden sus abejas: ¡el Fipronil regresa!
El Fipronil es la sustancia activa base del Regent comercializado por BASF. Fue inventado por Rhone-Poulenc entre los años 1985 y 1987, vendido después a Bayer quien lo revendió a BASF, una de las empresas líderes de la química internacional. BASF comercializa cada año 2 mil millones de euros de fungicidas, herbicidas e insecticidas.
El expediente del Fipronil es tan escandaloso como el de la imidacloprida. Invitamos a los lectores interesados por la telenovela del Fipronil a consultar el capítulo arriba mencionado de la obra sobre los pesticidas de Nicolino y Veillerette. Pueden también consultar un artículo muy edificante publicado por el sitio “lepoint.fr” (58).
El Fipronil ha sido prohibido en Francia en abril 2005, cuando todas las existencias se terminaron de vender. Sin embargo, su remanencia es considerable: varios años. Su ficha técnica establecida por la Agencia de Protección del medio ambiente de los E.U.A. (45), estipula que su media-vida puede ser de 7 meses en el suelo, del cuarto al cabo de 14 meses, etc. Esto significa que el Fipronil integrado al suelo en la primavera 2005 queda activo en los campos mínimo hasta la primavera 2007.
Esto significa que sería mejor que se quedaran callados aquellos que pregonan que las abejas siguen muriendo cuando el Fipronil ya no se vende desde 2005.
La Comisión Europea tenía que renovar en mayo 2007 el permiso de comercialización del Fipronil dentro de la Unión Europea. El 16 de marzo 2007, el Comité permanente para la cadena alimenticia y la salud animal de Bruselas, después de examinar los avisos de la Efsa, dio su aval.
Si el Fipronil está de nuevo autorizado en este mes, será parte de la lista de las sustancias autorizadas que deberá publicarse el 1 de octubre 2007.
Según el sitio «figaro.fr» (43), “La autorización lleva varias restricciones y exigencias. Primero, el fipronil estará autorizado únicamente para el tratamiento de semillas, un condicionamiento que los apicultores culpan justamente de todos los malos. Las técnicas de envoltura deberán mejorarse con el fin de evitar toda difusión por los polvos (hubo un incidente con un acondicionamiento realizado por Syngenta en el Suroeste de Francia). Las pulverizaciones serán prohibidas y el enterramiento de las semillas envueltas al momento de la siembra deberá ser perfecto para evitar que los pájaros las picoteen. Las semillas envueltas tampoco deberán encontrarse en los ríos y todas las aguas superficiales, puesto que se demostró su toxicidad para algunos organismos acuáticos.”
Bueno, para los pájaros no es preocupante, puesto que no quedan muchos en ciertas regiones agrícolas, y esto gracias a los pesticidas de todo tipo que no presentan ninguna inocuidad, claro está.
En cambio, difícilmente se puede comprender cómo evitar que la envoltura de las semillas no se encuentre en las aguas superficiales o en las capas freáticas, cuando el agricultor irriga o cuando llueve. El fipronil, hasta si es cierto que tiene tendencia a ligarse fuertemente al suelo, ¿está genéticamente programado para no ceder a la tentación del agua que chorrea? ¿A menos que las semillas modernas estén genéticamente modificadas para poder germinar sin agua?
Mencionemos el comunicado de BASF, quien se felicita, sin duda alguna, de la bonanza bien merecida de su capital. En efecto, el fipronil le trae cada año centenares de millones de dólares.
“Fundada en un examen científico y al término de un proceso riguroso, (la decisión de autorización) trae una nueva prueba de la inocuidad del producto para el medio ambiente, para el consumidor y para el agricultor. Confirma las conclusiones de la Afssa en 2005 sobre la ausencia de riesgos para la salud humana y los numerosos estudios multifactoriales sobre las causas del desmejoramiento de las abejas, llevados en Francia y en otros países Europeos. (…) El fipronil y el regent TS no pueden ser tachados de responsables de la mortandad de las abejas. BASF quiere seguir sus esfuerzos para un diálogo auténtico con todos los actores”.
Así pues, el fipronil ¿sería completamente inofensivo? De hecho, no totalmente. Como lo recordaba el diputado Jacques Ramillet: “El mecanismo de inducción de tumores tiroidianos ha sido discutido por los expertos y considerado como siendo una reacción específica de las ratas y no significativa para los humanos…Sin embargo, siendo el fipronil tóxico en caso de inhalación, ingestión o exposición cutánea intensiva, el informe propone la clasificación T (tóxico), incorporándolo así a la numerosa lista de productos tóxicos de la farmacopea actual.”
De hecho, es peligroso para las ratas pero no para los humanos. ¿Es porque las ratas son tan diferentes del hombre? Pero entonces, ¿cómo puede autorizarse miles de productos químicos gracias a unos estudios científicos que demuestran que, al cabo de algunas semanas, las ratas no fueron victimas de trastornos o lesiones después de ingerir estos productos químicos?
Estamos nadando en el corazón de una química “cuántica”: los productos son inofensivos pero son también peligrosos. Entienda quién pueda.
Para rematarlo todo, el “Comité permanente para la cadena alimenticia y la salud animal” agregó un anexo a su autorización de reponer en venta el fipronil. Este anexo precisa que si otros estudios trajeran nuevas informaciones, la autorización podría ser reconsiderada.
Justamente, la Efsa precisa que el impacto del fipronil sobre la cresa no ha sido suficientemente estudiado. Entonces, para resumir, el fipronil es un producto inofensivo y peligroso cuyos impactos no fueron todavía evaluados.
¿Y cuándo lo estarán? Puesto que, el 3 de marzo 2006, cuando la Efsa comunicó los resultados de sus investigaciones, este organismo precisó el siguiente punto:
“The risk to bees can only be concluded once recently submitted data on the risk on bee brood are evaluated”.
En claro, esto quiere decir que, al 3 de marzo 2006, la Efsa no tuvo tiempo de analizar los resultados recientemente obtenidos en cuanto al impacto del fipronil sobre la cresa. Hace ahora 15 meses que la Efsa posee datos no publicados sobre este punto particular de sus investigaciones.
Señores Diputados, ¿podrían solicitar a la Efsa la publicación de estos importantes datos? Sino, ¿tendremos que esperar todavía 10 años, el tiempo que la catástrofe sea irremediable y que BASF haya aumentado sus dividendos? Hay que precisar también que la Efsa evoca los altos niveles de toxicidad del fipronil para las abejas en los estudios de laboratorio. De hecho, su decisión está fundada sobre exposiciones a baja concentración (envolturas de las semillas) y en situación de túnel.
Lo que quiere decir, como de costumbre, que el impacto del fipronil en situación real (en los campos) en sinergia con otros pesticidas no ha sido evaluado. Evidentemente.
Sin embargo, esta problemática de las sinergias de pesticidas es seguramente una de las más esenciales a estudiar. Recordamos, por ejemplo, los estudios de la Universidad de Carolina del Norte que ponen de relieve que la sinergia de los neonicotinoides con fungicidas muy comunes (tales como el Terraguard y Procure) acrecienta de 1000 veces la toxicidad de estos neonicotinoides.
En cuanto a la naturaleza de la toxicidad del fipronil en los E.U.A., está claramente demostrada.
- La Universidad de Oregón considera que esta sustancia es altamente tóxica para los anfibios y para las ratas (lesiones del hígado, de los riñones y de la tiroides). Además, es considerado como completamente tóxica para las abejas (44).
- Tanto el Instituto Nacional de la Salud de los E.U.A., como la Biblioteca Nacional de Medicina, precisan que el fipronil es altamente tóxico para las abejas. Además ponen en guardia contra el peligro de bioacumulación del fipronil y de sus metabolitas (46).
- La ficha técnica del sitio “beyondpesticides.org” clasifica el fipronil como altamente tóxico para las abejas. Esta sustancia destruye el sistema nervioso central del insecto vía los canales del ácido gamma amino butírico o GABA (56).
- Bayer que todavía poseía el fipronil en 2003, pago 45 millones de daños y perjuicios a 1600 demandantes de la Luisiana quienes lo demandaron al tribunal por la destrucción de sus criaderos de cangrejos de río, a consecuencia del uso del icón a base de fipronil, en las plantaciones de arroz.
Las abejas trashuman hacia la nada. Las abejas desertan por decenas de millones. Las colmenas se vacían en menos de una semana. Es una nueva catástrofe para el mundo apícola (y sin duda para el mundo entero) puesto que ésta se anuncia de amplitud planetaria. Se llama “síndrome del colapso de las colonias”.
En los E.U.A., los expertos apícolas están totalmente desorientados. Hasta invocan un “misterio”. En efecto, las abejas desaparecen “limpiamente” sin dejar cadáveres. Las colmenas llenas de miel y de polen no son saqueadas por otras abejas u otros insectos. Es una maldición que se cierne sobre las colmenas.
Sin embargo, los expertos apícolas no desesperan de encontrar la poción milagrosa, de salvar, una vez más, su industria puesto que así la califican. Pusieron sobre la huella de las abejas dadas por desaparecidas los mejores detectives-virólogos. El reto es inmenso: no hay abejas, no hay polinización, no hay cosechas, no hay dólares. El bípedo que se autoproclamó amo de la esfera planetaria está muy enojado. Las abejas hacen la huelga de la polinización, las traviesas se niegan a libar.
Pues, ¿Qué no tendrían ningún reconocimiento las abejas para esta “industria apícola”? que las mimó durante decenas de años prodigándoles:
- un hogar: con bellas colmenas todas cuadradas.
- las mejores medicinas: los antibióticos más potentes (como la teramicina) y los acaricidas más performantes (Apistan y el muy novedoso Hivastan)
- alimento a saciedad: sabroso azúcar blanco de remolacha, jarabe de maíz procesado a partir de los mejores caldos transgénicos y, claro está, complementos nutricionales (elaborados, por ejemplo en los E.U.A., a partir de aceite de algodón transgénico, de aceite de soya transgénica, de aceite de colza transgénica…).
- viajes todo pagado sobre miles de kilómetros para descubrir los desiertos agrícolas occidentales.
- Un botín asegurado gracias a los monocultivos tan extensos que se pierden de vista al salir de la colmena.
- polen y néctar enriquecidos con un cóctel de moléculas aperitivas: fungicidas, insecticidas, herbicidas.
- procreación asistida con una selección de las mejores reinas inseminadas artificialmente.
Una catástrofe dentro de poco planetaria.
En diciembre 2006, la universidad de Pennsylvania hizo una encuesta involucrando a varios apicultores de la región este de los E.U.A. Estos apicultores (dueños de 200 a 3000 colmenas) habían sufrido pérdidas de 30 hasta 90% de su colmenar. Para uno de los apicultores, solamente 9 colonias habían sobrevivido sobre 1200.
En el conjunto de los E.U.A, desde el final del otoño 2006 las pérdidas registradas son del orden del 60 % en la costa oeste hasta el 90 % en algunos estados del este y del sur del país. Según las últimas estimaciones, son cerca de 1,5 millones de colonias que habrían muerta en los E.U.A. y 27 estados están afectados.
Recordamos que el número de colmenas era de 6 millones en 1947 y es de sólo 2,4 millones en 2005.
En Francia, la pérdida de colonias se estima entre 300.000 y 400.000 cada año, y esto desde 1995. El invierno 2005/2006 fue particularmente dramático puesto que desaparecieron de 15 a 95% de las colonias, según los apicultores (90). En abril 2007, en la Martinica, un apicultor perdió 200 colonias en el espacio de pocos días.
En el Québec (2), un promedio de 40% de las colmenas se reportaron vacías en el pasado invierno. Sin embargo, algunos apicultores han perdido hasta el 75% e incluso el 100% de sus colonias.
En Ontario, Canadá, el invierno pasado algunos apicultores reportaron desertadas hasta 60% de sus colmenas y cerca del 40% para el colmenar a nivel nacional (50).
Las cifras avanzadas son de 400.000 colmenas vacías para Polonia, 600.000 colmenas vacías para España.
En Alemania, según Manfred Hederer, presidente de la Asociación Alemana de Apicultores, 25% de las colonias habrían sido diezmadas pero algunos apicultores reportan hasta 80% de pérdidas de sus colmenas.
En Taiwán, en abril 2007, se publicaron los primeros informes de una misteriosa desaparición de las abejas. Un apicultor reportó la pérdida de 80 de sus 200 colmenas.
En Suiza, algunas regiones lamentan la pérdida del 80% de sus colonias (36). Las pérdidas nacionales serían de la orden del 30% pero ciertos apicultores han perdido la totalidad de sus colonias (37). Había 45.000 apicultores en Suiza en 1900. Sólo quedan ahora 19.000 pero esta cifra está a la baja. Entre las dos guerras mundiales había 350.000 colmenas. Hoy, sólo quedan 190.000.
El síndrome del colapso de las colmenas hace estragos en Portugal, en Grecia, en Austria, en Inglaterra.
¿Es el síndrome del colapso de las colmenas un ultimátum? ¿Sería una llamada desesperada de las abejas con el fin de despertar a la humanidad?
Síndrome del colapso de la colmena
En los E.U.A., este síndrome fue calificado recientemente de “Colony Collapse Disorder” y reemplazó denominaciones tales como “colapso del otoño”, “Enfermedad de mayo”, “Enfermedad de desaparición”, etc.
En Inglaterra, el síndrome es calificado de "Fenómeno María Celesta" (del nombre del barco cuyo equipaje se volatilizó en 1872)
¿Cuáles son los síntomas de este síndrome?
En las colmenas ya colapsadas:
- Ausencia total de insectos adultos en la colmena con pocas o ninguna abejas muertas, dentro o delante de la colmena.
- Infección considerable de las pocas abejas que se encuentran todavía en la colmena. Todos lo virus conocidos como nefastos para las abejas están presentes, así como hongos. Algunas abejas están afectadas por media docena de virus.
- Presencia de cresa operculada.
- Presencia de reserva de alimento dentro de la colmena, miel y polen que primero, no son saqueados inmediatamente por otras abejas y segundo, cuando están atacados por parásitos tales como la Falsa Polilla (Galleria mellonella) o el Pequeño Coleóptero de las colmenas (Aethina tumida,) sólo lo son tardíamente.
En las colmenas que se están colapsando:
- El número demasiado restringido de las trabajadoras no les permite ocuparse de la cresa.
- Las trabajadoras son principalmente jóvenes adultas.
- La reina está presente.
- El enjambre se niega a consumir alimento traída, tal como jarabe de maíz o suplementos proteínicos.
Otoños sin frutas
En los E.U.A., son 90 plantas alimenticias que son polinizadas por las abejas. Se estiman a 14 mil millones de dólares el valor comercial de los cultivos polinizados por las abejas. En Florida (1), la cosecha de manzanas esta comprometida. Solamente para las manzanas (polinizadas al 90% por las abejas), el valor es de 2,1 mil millones de dólares.
En todo el planeta, las abejas son las portadoras de polen, ellas son las polinizadoras por excelencia. Según Bernard Vaissière, especialista de los polinizadores del INRA, “Hoy encontramos que más del 75% de los cultivos que nutren la humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía de los polinizadores, es decir, en mayor parte abejas. Pero las prácticas de producción y los paisajes agrícolas que resultan han evolucionado considerablemente estos últimos años de tal manera que ahora los polinizadores muchas veces son demasiado escasos para poder polinizar los cultivos de manera confiable y eficiente.
Nuestros resultados aportan un vibrante recuerdo sobre el papel esencial que juegan los polinizadores en nuestra vida cotidiana, en particular a nivel de nuestra alimentación puesto que su actividad polinizadora nos permite tener numerosos productos alimenticios esenciales pero también agradables como el café y el chocolate y los frutos de cáscara, y la mayor parte de las frutas y vegetales” (81).
En los E.U.A., sobre las 2,4 millones de colmenas que hay en el país, se alquilan habitualmente 1,5 millones para servicio de polinización. La situación es tan catastrófica que en 3 años el costo de renta de una colmena casi triplicó para llegar a 135 dólares.
En 2007, dado la emergencia, los E.U.A. llamaron a Australia para la importación masiva de colonias de abejas. La competencia hacía furor en abril entre los vergeles de manzana (4) de los estados de New-York y de Pennsylvania, y los productores de mirtillos en el estado del Maine.
Pesticidas y campos de la muerte
Las abejas desaparecían tanto en las regiones agrícolas invadidas por quimeras genéticas como en las regiones agrícolas en las cuales no son cultivadas, o solamente en parcelas experimentales. ¿Existe entonces un denominador común?
Según el profesor Emérito Joe Cummins (17), de la Universidad de Ontario, el denominador común es: “El uso generalizado de semillas envueltas con pesticidas sistémicos tanto para los cultivos convencionales como para los cultivos genéticamente modificados; en particular, la aplicación muy común de una clase, relativamente novedosa, de insecticidas sistémicos, los Neonicotinoides, que son altamente tóxicos hasta en bajas concentraciones, para los insectos incluyendo las abejas.
Las envolturas con insecticidas sistémicas protegen las jóvenes plantitas durante la primera fase, más vulnerable, de su desarrollo. Estas envolturas las constituyen insecticidas y fungicidas sistémicos, que actúan muchas veces en sinergia.
Los insecticidas de la clase de los Neonicotinoides incluyen la imidacloprida, el tiametoxam, el clotianidine y otros más. La imidacloprida es muy común para la envoltura de semillas de legumbres y de cultivos a campo abierto, en particular el maíz, la colza y el girasol.
La imidacloprida se detecta en los suelos, en los tejidos vegetales y en los pólenes usando la espectrometría de masa y la “cromatografía liquida de alto rendimiento”
Las tasas de concentración de insecticida en el polen permiten pensar que las abejas podrían sufrir lesiones cerebrales (18). Desde 2000, los apicultores de Francia e Italia han descubierto que la imidacloprida era fatal para las abejas y sospechan que este insecticida puede provocar el ocaso de las colonias afectando el sentido de orientación de la abeja y su capacidad de regresar a su colmena”.
Numerosos estudios realizados en Europa pusieron en evidencia los daños de la imidacloprida:
- Un equipo de científicos descubrió que el polen producido por plantas procedentes de semillas envueltas con imidacloprida contenía concentraciones significativas del insecticida y sugirió que el polen contaminado era una de las principales causas del síndrome del colapso de las colonias (19).
- Análisis de girasol y de maíz procedentes de semillas envueltas con imidacloprida indicaron que grandes cantidades del insecticida eran llevadas por las abejas dentro de las colmenas (29).
- Abejas nutridas con soluciones azucaradas conteniendo 500 o 1000 ppb (partes por mil millones) del insecticida no podían regresar a su colmena y desaparecían.
Las que eran nutridas con soluciones azucaradas conteniendo 100 ppb (partes por mil millones) del insecticida regresaban sólo después de 24 horas a la colmena (21).
- Abejas nutridas en laboratorio con soluciones conteniendo imidacloprida perdían sus capacidades de comunicación durante varias horas (22).
- Un estudio ha sido realizada en Grecia sobre el impacto del imidacloprida sobre las abejas (49).
- Un estudio fue publicado en el boletín de entomología en Inglaterra sobre el impacto del imidacloprida sobre las abejas (51).
- Un estudio realizado en laboratorio en 2006, en Carolina del Norte, E.U.A., pone de manifiesto que la sinergia de los neonicotinoides con fungicidas muy comunes (tales como Terraguard y Procure) acrecentaba de 1000 veces la toxicidad de estos neonicotinoides.
Cuando el imidacloprida3 se usa para luchar contra las termitas, esta sustancia las desorienta totalmente (Los insectos no pueden reencontrar el termitero) y destruye completamente su sistema inmunitario.
Según Jerry Hayes, responsable de la sección apícola de los servicios agrícolas del estado de Florida, el imidacloprida (3) se usa ahora no sólo para la envoltura de las semillas, pero también en pulverizaciones foliares, en sistemicos y en sinergia con fungicidas. Este pesticida se encuentra sistemáticamente en el polen de las flores.
Según la Universidad de carolina del Norte, el imidacloprida usado para envolver las semillas se encuentra en el polen del maíz, del girasol y de la colza, y en concentraciones peligrosas para las abejas. El imidacloprida destruye la memoria y los procesos cerebrales de la abeja, muy particularmente las zonas del cerebro relacionadas con los recuerdos recientes. Puede que la ingestión de polen fresco o almacenado no sea sinónimo de mortandad pero más bien de perturbaciones de los procesos de memoria de las abejas quienes, desorientadas, no encuentran más el camino de la colmena.
En los E.U.A., todas las semillas transgénicas de algodón, soya, maíz y colza están envueltas con neonicotinoides. Además, la zona refugio se trata con neonicotinoides. Esta zona refugio es una suerte de campo de la muerte para los insectos y ha sido colocada desde 2000 por la Agencia de Protección del ambiente que no tiene ningún medio de verificar su aplicación y que se remite, para ello, a las empresas de biotecnología (25).
Así, por ejemplo, Monsanto pide a los agricultores transgénicos de sembrar 20% de su área cultivada con variedades convencionales con el fin de crear unos “refugios” para desalentar la evolución de los insectos resistentes a los transgénicos. Se les solicita de usar insecticidas sólo cuando el ¡nivel de infestación pone en peligro la viabilidad económica de su cultivo! Así la variedad OGM de Monsanto, el “YieldGard Corn Borer” (24) (con un gen de Bt) debe sembrarse a razón de 80% de la superficie: los 20% que quedan constituyen un “refugio” para sembrar con cualquier otra variedad que no sea “Bt”. Los agricultores que no respetan esta cláusula pueden ser castigados por Monsanto (23), ¡quien puede negarles un acceso ulterior a esa tecnología de punta!
Para concluir: el agricultor se verá privado de OGMs “Bt” si no acepta de hacer un “refugio” con variedades convencionales tratadas a muerte por los insecticidas más tóxicos.
De hecho, la primera flaqueza de la abeja es de ser un insecto y por lo tanto de ser altamente susceptible a los insecticidas (26). Su segunda flaqueza es su poca capacidad para resistir o para mutar. Por lo menos, los demás insectos “salvajes” han guardado esa capacidad de mutar muy rápidamente. Y no se privan de hacerlo.
Pasa lo mismo con las “malas hierbas”. En los E.U.A., las adventicias se han vuelto estrictamente resistentes al RoundUp (el glifosate de Monsanto). Los agricultores no tienen otra opción que usar mezclas de herbicidas para limpiar sus campos. En particular, los campos de soya transgénica son invadidos por amarantos salvajes.
El Gaucho y el Regent liberados de la aduana por los expertos europeos “independientes”
En enero 2006, la Unión nacional de la apicultura francesa (Unaf, 2.000 miembros, y 48% de las colmenas francesas) expresaba sus temores de ver de nuevo autorizados el Gaucho y el Regent TS (28).
Los temores de la Unaf eran muy justificados.
Fines de enero 2007, el sitio figaro.fr informa que (40): “Los resultados de la encuesta multifactorial de la Afssa sobre los desórdenes de la abejas comprobados en Francia en medio de los años 1990 todavía no se han visto. No deberían ser vistos antes de mucho tiempo. En efecto, el laboratorio de Sofía-Antipolis está esperando la llegada de un estadístico para tratar el montón de datos acumulados entre 2002 y 2005. El atraso se debe a problemas presupuestarios.
¿Problemas presupuestarios en la Afssa? ¿Posiblemente los apicultores deberían cotizarse? ¿Posiblemente la Afssa podría emitir una tómbola o pedir una subvención a Bayer Crop Science?
El 2 de febrero 2007, una propuesta (39) de resolución es presentada a la Asamblea Nacional por el diputado Jacques remillet, “tendiendo a la creación de una comisión de encuesta sobre las causas del exceso de mortandad en las colmenas francesas”
En la memoria explicativa:
“Desde hace diez años, la apicultura en Europa y en Francia vive la crisis más grave de su historia. En Francia, 1500 apicultores paran su actividad cada año desde hace 20 años. Mientras que el promedio de edad aumenta para llegar hoy a los 65 años, 5.000 empleos relacionados con la apicultura están directamente amenazados. Con 33.000 toneladas de miel producidas (alrededor de 33 kilos por colmena), la producción cayó 10.000 toneladas en 10 años, o sea, una baja de 1000 toneladas por año*.
(*: De hecho, la producción de miel pasó de 33.000 toneladas a 16.500 toneladas, de 1995 a 2003)
- Durante el 16avo congreso nacional de la apicultura francesa que tuvo lugar en Bourg-en Bresse del 13 al 15 de octubre 2006, la unidad abeja de la Afssa indicó que las mortandades de abejas durante el invierno 2005 han sido muy importantes (sobre las 18 colmenas encuestadas, se comprobó un promedio de mortandad de 74% - o sea, 74% de las colmenas no pasaron el invierno.
- Enero 2007: el estudio multifactorial prospectivo 2002/2005 de la AFSSA, cuyas conclusiones acaban de ser conocidas*, muestra que las causas del exceso de mortandad de las abejas son de origen multifactorial. No se puede invocar una causa única. Entre las causas mayores: parásitos (varroa y Nosena Ceranae) y la falta de biodiversidad (sobre todo por falta de alimento de calidad para las abejas: polen) La AFSSA indica que 125 colonias de abejas han sido observadas en cinco estados con cuatro visitas por colmenar por año durante tres años (de 2003 a 2005)
(*: De hecho, el diputado precisa en una nota que los resultados son conocidos pero no publicados).
“- Dos conclusiones merecen de ser subrayadas:
1. Los expertos Europeos confirman claramente las conclusiones del informe de la AFSSA sobre la ausencia de riesgo del insecticida Fipronil para la salud humana: « Ningún potencial genotóxico o cancerígeno ha sido puesto en evidencia. El mecanismo de inducción de los tumores tiroidianos fue discutido por los expertos y considerado como siendo una reacción específica de las ratas y no significativa para los humanos. Ninguna toxicidad a nivel de la reproducción o del desarrollo ha sido observada. Los estudios neurotóxicos específicos no revelan ningún elemento histopatológico en el sistema nervioso » Sin embargo, siendo el Fipronil tóxico en caso de inhalación, de ingestión o de exposición cutánea intensiva, el informe propone la clasificación T (tóxico), incorporándolo así a la numerosa lista de productos tóxicos de la farmacopea actual.
2. Según los expertos europeos, el uso del Fipronil vinculado al tratamiento de semillas de maíz y de girasol no representa ningún riesgo para las abejas que liban: «Ningún efecto contrario relativo a la mortandad de abejas y su sobrevivencia fue observado en el conjunto de estudios llevados a cabo bajo túnel.» Además, los expertos notaron que «no había ninguna evidencia convincente permitiendo de atribuir los incidentes –de mortandad de abejas- al uso del fipronil, excepto un solo caso, atribuido a una mala calidad de envoltura de girasol».
Conclusión: en 2004, el ministerio toma una decisión en la vaho científica deseando aplicar el principio de precaución a la espera de las conclusiones científicas (AFSSA, EFFSA). Y hoy, las conclusiones liberan los productos incriminados dos años después de su suspensión (Gaucho y Regent).
Referente a esto, la entrevista de Hervé Gaymard concedida a la revista VSD, el 18 de noviembre 2004, revela la presión mediática de la época: «En el asunto del Regent y del Gaucho, hubo un fuerte interés mediático que, sin duda, se relacionaba con las elecciones regionales del 2004. Pero el problema es que los estudios científicos dicen hoy que esa mortandad de las abejas no se debería solamente a los pesticidas involucrados y aquí, ni una sola palabra en ninguno de las noticias de las veinte horas. Se aplicó la ley del embudo… ¿Por qué estos nuevos estudios serían menos confiables que los demás que me llevaron a prohibir los dos pesticidas? Y puedo revelarles que demuestran que la mortandad de las abejas también se comprueba en estados donde estos productos no fueron utilizados».
Sin embargo, siempre según el sitio figaro.fr (40), precisamos que: “La encuesta de la AFSSA revela en particular que en los cinco estados, las diferentes “matrices” (miel, cera, polen) están contaminadas con dosis débiles por productos fitosanitarios agrícolas (imidacloprida, fipronil, endosulfan, deltametrina, paration-metil y otros). Están contaminadas también por residuos de sustancias (cumafos, y fluvalinata) utilizados por apicultores para luchar contra las enfermedades provocadas por el varroa, un ácaro parásito que invadió las colmenas del mundo entero a partir de los años 90. Un solo caso de mortandad debido a una toxicidad aguda fue constatado, los análisis revelando después la presencia de endosulfan y fluvalinata en las abejas muertas.
Además, según los investigadores de la Afssa: «Hemos constatado varias prácticas apícolas inadecuadas. Entre ellas, el uso de productos no homologados para el tratamiento de la varroasa» y «las anomalías relativas a la alimentación de las abejas, que fueron sospechadas por el estado de ciertas colmenas, pudieron tener consecuencias sobre la salud de las colonias».
Del principio de precaución… ¡para la salud financiera de las multinacionales de la agro-química!
La primera pregunta que se plantea es saber si se puede confiar en los científicos de la Afssa y en los expertos Europeos. Según la fórmula consagrada, ¿son expertos “independientes” supeditados a la agro-química?
En efecto, todo hace pensar que este informe está a la altura del expediente relativo al escándalo de los pesticidas en Francia desde 1941. El expediente de la apicultura apesta a mentira, apesta a corrupción, apesta a chanchullos, apesta a desinformación.
Basta leer el capítulo "El asunto del gaucho, la verdad está en otra parte" de la obra de Nicolino y de veillerette “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés” (42).
Al leer esta Obra, está claro que la mafia de los pesticidas, la mafia de la agro-química tomó la agricultura y el pueblo como rehenes en Francia (y sobre todo el planeta).
¿Podemos confiar en la dirección del INRA, en la dirección de la Afssa, en la dirección de la DGAL, en vista de lo que se urde en este país desde 60 años? No, mil veces no.
¿Podemos confiar en los expertos Europeos que vienen de liberar el Gaucho y el Regent, cuando se sabe que estos señores son de hecho expertos de la EFSA en Bruselas, dirigida ésta desde febrero 2006 por la Señora Geslain-lanelle?
Con el riesgo de enfadar, estaríamos propensos a decir no, mil veces no. La Señora Geslain-Lanelle encabezó la DGAL de 2000 a 2003 y su manejo del expediente Gaucho y Regent, a la época, no fue muy brillante.
Para citar Nicolino y Veillerette “Bajo Guillou y Geslain-lanelle, el manejo del expediente demostró ampliamente que la administración francesa apoyaba los intereses industriales contra los de la salud pública”
No lo dudamos ni un instante. Y esto dura desde hace decenas de años. Prueba de ello, la mortandad de las abejas, la contaminación de la casi totalidad de nuestros ríos y capas freáticas (ver los estudios del IFEN) y Francia que se muere de cáncer y otras enfermedades mutágenas, teratógenas, etc. (ver los trabajos del Profesor Belpomme).
Queda un punto importante: Según los diputados: “Si las libadoras son tan importantes para la biodiversidad como lo dicen los investigadores y los apicultores, la pregunta del exceso de mortandad de las abejas debe ser tratada por una comisión de encuesta”.
Señores Diputados, el exceso inexplicado de mortandad de las abejas (e inexplicable cuando se liberan con visto bueno el Gaucho y el regent) existe desde 1992. Entonces, ¿Por qué haber esperado 15 años antes de proponer la constitución de una comisión de encuesta?
¿Porque la catástrofe no estaba a este punto catastrófica que pusiera en peligro la polinización de especies agrícolas? ¿Por qué había cosas que esconder?
Otra pregunta esencial: ¿cómo los expertos Europeos pueden ahora liberar el Gaucho cuando la imidacloprida, su principio activo, está ahora considerablemente incriminado del otro del atlántico?
¿Sería posible que los expertos agrícolas de las universidades norteamericanas estén demasiado numerosos para que las multinacionales de la agro-química puedan amenazarles?
Referente a este tema, este extracto (página 59) del Obra de Nicolino y Veillerette es muy revelador:
“La hecatombe se volvió tan monstruosa que en enero 1999, el ministro de la agricultura en turno, el socialista Jean Glavany, suspende el uso del Gaucho pero sólo sobre el girasol. Chillidos de Bayer y demanda delante el Consejo de Estado. Y sigue el baile, llevado con maestría. Gerard Eyries, director de marketing de Bayer-Agro Francia, declare con un sentido del humor muy peculiar: «Más pronto convenceremos al ministerio de la inocuidad de nuestro producto sobre las abejas, más pronto podremos poner nuestro producto en el mercado».
Un poco más tarde Bayer publica un folleto extraordinario titulado “A propósito de la salud de las abejas”. Puede verse sobre la cubierta dos abejas en sombra chinesca, sobre fondo de sol poniente. El propósito es bastante grueso, que trata de demostrar, con muchas lágrimas de cocodrilo, que las abejas son muy infelices, victimas de una infinidad de enfermedades y virus. ¡Suerte que tenemos el Gaucho, suerte! Extracto del último capítulo: «Es evidente que si la sociedad Bayer no fuese convencida de la inocuidad del Gaucho, ya habría tomado las medidas necesarias».
Ni dudarlo. Nuevos estudios van a permitir a Bayer demostrar su buena fe. Con la primera, Jean Marc Bonmatin, un químico del CNRS, demuestra la presencia de imidacloprida –materia activa del Gaucho- en la cabezuela y el polen de un girasol tratado, lo que Bayer no obstante juzgaba imposible. El golpe es rudo, puesto que los apicultores tienen por fin por un argumento científico indiscutible. Si el insecticida está en el polen y que la abeja liba este último, puede entonces ser la victima del Gaucho. Q.E.D. ¿Qué hará Bayer? Enseñar los dientes y de muy mala manera. En una carta terrible, la multimillonaria amenaza Bonmatin de una demanda por daños y perjuicios en difamación si siga explicándose en público. Bonmatin que nunca vio algo semejante en su vida, con justa razón se inquieta. Sus trabajos serán controlados siete veces y sus créditos recortados hasta impedir algunas de sus investigaciones (48).
El otro estudio molesto está firmado por Marc Edouard Colin. Es un excelente especialista de las abejas al INRA, instituto público de los mejores. Para su desgracia, entre 1998 y 2000, Colin descubre que unas dosis infinitesimales de imidacloprida pueden intoxicar una abeja. Entre 3 y 9 ppb (partes por mil millones), las anomalías aparecen. Bayer, en la época en que todo era felicidad, pretendía que efectos nefastos no podrían aparecer por debajo de…5000 pbb. Una nada, ¿verdad? Colin las pagará. El INRA, que lo emplea desde hace diez años, le ordena cambiar de tema de estudio. La ecotoxicología de la abeja se acabó para él. Dejará el INRA para irse a la universidad de Montpellier. A ver, ¡Quién manda aquí!
Señor diputado Jacques Remillet y demás Señores diputados, ¿serían estos mismos estudios que calificaron de “vaho científico” en su propuesta (39) de resolución en la Asamblea Nacional?
O bien ¿serían todos los demás estudios que han sido publicados desde hace 20 años en cuanto al impacto de los pesticidas sobre la vida de los insectos? Puesto que estudios no faltan.
Investigadores del INRA (Institut National de la Recherche Agronomique) han estudiado desde hace mucho los impactos de los pesticidas sobre las abejas y otros insectos polinizadores. Desde 1985, Jean-Noël Tasei estudiaba el impacto de los pesticidas sobre las abejas solitarias como, por ejemplo, el impacto de la deltametrina sobre la abeja solitaria, megachile rotundota.
Según Jean-Noël Tasei, investigador en el laboratorio de zoología del INRA de Lusignan “Su acción puede ser directa, pero muchas veces es indirecta por los residuos depositados sobre las plantas que contaminen el alimento de los insectos melíferos: néctar y polen. Varios síntomas afectan los adultos, la sobrevivencia de los insectos escondiendo a veces consecuencias subletales de los tratamientos, debilitando su potencial de reproducción.
Señalemos todos los estudios llevados a cabo en Francia por los investigadores Bonmatin, Moineau, Charvet (47).
Señalemos todos los estudios llevados a cabo en Francia por los investigadores Colin, Belzunce, Suchail, De sousa, Rahmani, etc. (74), algunas de ellos teniendo por tema el impacto en sinergia de diferentes pesticidas.
En Rumania, en 2002, investigadores estudiaron el impacto del insecticida clorpirifos cuando su uso diezmá 80% de las abejas de la región.
En Rumania, en 2002, investigadores estudiaron el impacto de la deltametrina sobre las abejas (52).
Un estudio se realizó en Italia sobre el impacto de la organoclorina, del organofósforo, del carbammate y de los neonicotinoides sobre las abejas (54).
De hecho, existen cientos de estudios por todo el mundo para demostrar que los pesticidas matan las abejas. Pero enriquecen las multinacionales.
Recordamos que la imidacloprida la distribuye la firma Bayer bajo diversos y variados nombres: Gaucho, Merit, Admire, Confidor, Hachikusan, Premise, Advantage, etc.
Esconden sus abejas: ¡el Fipronil regresa!
El Fipronil es la sustancia activa base del Regent comercializado por BASF. Fue inventado por Rhone-Poulenc entre los años 1985 y 1987, vendido después a Bayer quien lo revendió a BASF, una de las empresas líderes de la química internacional. BASF comercializa cada año 2 mil millones de euros de fungicidas, herbicidas e insecticidas.
El expediente del Fipronil es tan escandaloso como el de la imidacloprida. Invitamos a los lectores interesados por la telenovela del Fipronil a consultar el capítulo arriba mencionado de la obra sobre los pesticidas de Nicolino y Veillerette. Pueden también consultar un artículo muy edificante publicado por el sitio “lepoint.fr” (58).
El Fipronil ha sido prohibido en Francia en abril 2005, cuando todas las existencias se terminaron de vender. Sin embargo, su remanencia es considerable: varios años. Su ficha técnica establecida por la Agencia de Protección del medio ambiente de los E.U.A. (45), estipula que su media-vida puede ser de 7 meses en el suelo, del cuarto al cabo de 14 meses, etc. Esto significa que el Fipronil integrado al suelo en la primavera 2005 queda activo en los campos mínimo hasta la primavera 2007.
Esto significa que sería mejor que se quedaran callados aquellos que pregonan que las abejas siguen muriendo cuando el Fipronil ya no se vende desde 2005.
La Comisión Europea tenía que renovar en mayo 2007 el permiso de comercialización del Fipronil dentro de la Unión Europea. El 16 de marzo 2007, el Comité permanente para la cadena alimenticia y la salud animal de Bruselas, después de examinar los avisos de la Efsa, dio su aval.
Si el Fipronil está de nuevo autorizado en este mes, será parte de la lista de las sustancias autorizadas que deberá publicarse el 1 de octubre 2007.
Según el sitio «figaro.fr» (43), “La autorización lleva varias restricciones y exigencias. Primero, el fipronil estará autorizado únicamente para el tratamiento de semillas, un condicionamiento que los apicultores culpan justamente de todos los malos. Las técnicas de envoltura deberán mejorarse con el fin de evitar toda difusión por los polvos (hubo un incidente con un acondicionamiento realizado por Syngenta en el Suroeste de Francia). Las pulverizaciones serán prohibidas y el enterramiento de las semillas envueltas al momento de la siembra deberá ser perfecto para evitar que los pájaros las picoteen. Las semillas envueltas tampoco deberán encontrarse en los ríos y todas las aguas superficiales, puesto que se demostró su toxicidad para algunos organismos acuáticos.”
Bueno, para los pájaros no es preocupante, puesto que no quedan muchos en ciertas regiones agrícolas, y esto gracias a los pesticidas de todo tipo que no presentan ninguna inocuidad, claro está.
En cambio, difícilmente se puede comprender cómo evitar que la envoltura de las semillas no se encuentre en las aguas superficiales o en las capas freáticas, cuando el agricultor irriga o cuando llueve. El fipronil, hasta si es cierto que tiene tendencia a ligarse fuertemente al suelo, ¿está genéticamente programado para no ceder a la tentación del agua que chorrea? ¿A menos que las semillas modernas estén genéticamente modificadas para poder germinar sin agua?
Mencionemos el comunicado de BASF, quien se felicita, sin duda alguna, de la bonanza bien merecida de su capital. En efecto, el fipronil le trae cada año centenares de millones de dólares.
“Fundada en un examen científico y al término de un proceso riguroso, (la decisión de autorización) trae una nueva prueba de la inocuidad del producto para el medio ambiente, para el consumidor y para el agricultor. Confirma las conclusiones de la Afssa en 2005 sobre la ausencia de riesgos para la salud humana y los numerosos estudios multifactoriales sobre las causas del desmejoramiento de las abejas, llevados en Francia y en otros países Europeos. (…) El fipronil y el regent TS no pueden ser tachados de responsables de la mortandad de las abejas. BASF quiere seguir sus esfuerzos para un diálogo auténtico con todos los actores”.
Así pues, el fipronil ¿sería completamente inofensivo? De hecho, no totalmente. Como lo recordaba el diputado Jacques Ramillet: “El mecanismo de inducción de tumores tiroidianos ha sido discutido por los expertos y considerado como siendo una reacción específica de las ratas y no significativa para los humanos…Sin embargo, siendo el fipronil tóxico en caso de inhalación, ingestión o exposición cutánea intensiva, el informe propone la clasificación T (tóxico), incorporándolo así a la numerosa lista de productos tóxicos de la farmacopea actual.”
De hecho, es peligroso para las ratas pero no para los humanos. ¿Es porque las ratas son tan diferentes del hombre? Pero entonces, ¿cómo puede autorizarse miles de productos químicos gracias a unos estudios científicos que demuestran que, al cabo de algunas semanas, las ratas no fueron victimas de trastornos o lesiones después de ingerir estos productos químicos?
Estamos nadando en el corazón de una química “cuántica”: los productos son inofensivos pero son también peligrosos. Entienda quién pueda.
Para rematarlo todo, el “Comité permanente para la cadena alimenticia y la salud animal” agregó un anexo a su autorización de reponer en venta el fipronil. Este anexo precisa que si otros estudios trajeran nuevas informaciones, la autorización podría ser reconsiderada.
Justamente, la Efsa precisa que el impacto del fipronil sobre la cresa no ha sido suficientemente estudiado. Entonces, para resumir, el fipronil es un producto inofensivo y peligroso cuyos impactos no fueron todavía evaluados.
¿Y cuándo lo estarán? Puesto que, el 3 de marzo 2006, cuando la Efsa comunicó los resultados de sus investigaciones, este organismo precisó el siguiente punto:
“The risk to bees can only be concluded once recently submitted data on the risk on bee brood are evaluated”.
En claro, esto quiere decir que, al 3 de marzo 2006, la Efsa no tuvo tiempo de analizar los resultados recientemente obtenidos en cuanto al impacto del fipronil sobre la cresa. Hace ahora 15 meses que la Efsa posee datos no publicados sobre este punto particular de sus investigaciones.
Señores Diputados, ¿podrían solicitar a la Efsa la publicación de estos importantes datos? Sino, ¿tendremos que esperar todavía 10 años, el tiempo que la catástrofe sea irremediable y que BASF haya aumentado sus dividendos? Hay que precisar también que la Efsa evoca los altos niveles de toxicidad del fipronil para las abejas en los estudios de laboratorio. De hecho, su decisión está fundada sobre exposiciones a baja concentración (envolturas de las semillas) y en situación de túnel.
Lo que quiere decir, como de costumbre, que el impacto del fipronil en situación real (en los campos) en sinergia con otros pesticidas no ha sido evaluado. Evidentemente.
Sin embargo, esta problemática de las sinergias de pesticidas es seguramente una de las más esenciales a estudiar. Recordamos, por ejemplo, los estudios de la Universidad de Carolina del Norte que ponen de relieve que la sinergia de los neonicotinoides con fungicidas muy comunes (tales como el Terraguard y Procure) acrecienta de 1000 veces la toxicidad de estos neonicotinoides.
En cuanto a la naturaleza de la toxicidad del fipronil en los E.U.A., está claramente demostrada.
- La Universidad de Oregón considera que esta sustancia es altamente tóxica para los anfibios y para las ratas (lesiones del hígado, de los riñones y de la tiroides). Además, es considerado como completamente tóxica para las abejas (44).
- Tanto el Instituto Nacional de la Salud de los E.U.A., como la Biblioteca Nacional de Medicina, precisan que el fipronil es altamente tóxico para las abejas. Además ponen en guardia contra el peligro de bioacumulación del fipronil y de sus metabolitas (46).
- La ficha técnica del sitio “beyondpesticides.org” clasifica el fipronil como altamente tóxico para las abejas. Esta sustancia destruye el sistema nervioso central del insecto vía los canales del ácido gamma amino butírico o GABA (56).
- Bayer que todavía poseía el fipronil en 2003, pago 45 millones de daños y perjuicios a 1600 demandantes de la Luisiana quienes lo demandaron al tribunal por la destrucción de sus criaderos de cangrejos de río, a consecuencia del uso del icón a base de fipronil, en las plantaciones de arroz.
Cuando Rhone-Poulenc inventó esta molécula, sus investigadores llamaron la atención sobre el hecho de que esta sustancia era propensa a fijarse en las grasas. El fipronil se vuelve entonces cada vez más tóxico a medida que se concentra en las grasas. La eficiencia del Fipronil (mata-pulgas para perros, comercializado bajo el nombre de Front Line) dura un año gracias al hecho que se fija en las grasas del animal.
El fipronil presente en las plantas que nutren animales se fijará en las grasas de las vacas, y en la leche. Se encontraron residuos en la leche, y los servicios veterinarios alemanes encontraron también residuos en pimientos que provenían de España en 2003.
Según el profesor Belpomme, profesor de cancerología y fundador de l’ARTAC (57): “Es uno de los pesticidas que más contamina el agua, y su molécula no es selectiva. No solamente daña las abejas pero también los pájaros, los peces y los mamíferos. Y, dentro de los mamíferos, está el hombre. La molécula está almacenada en los tejidos grasosos, se metaboliza y se suelta en la leche cuando se amamanta a los niños. Pero lo que no se puede admitir, es la negligencia del ministerio de la Agricultura y las mentiras de los industriales concernidos. Esta política de dejar las manos libres corre el riesgo de llevar a un asunto semejante al de la sangre contaminada”
En diciembre 2003, El Profesor Jean-François Narbonne, Toxicólogo, dio los resultados de su estudio de toxicología del fipronil. Juzgaba esta sustancia neurotóxica, hepatotóxica y nefrotóxica. Según el profesor Narbonne, los mamíferos expuestos “se comportan entonces como hipertiroidianos con aumento de los metabolismos de los T3 y T4 (las hormones tiroideas), disminución plasmática y aumento de la TSH (hormona tireoestimulina).”
Sin duda es lo que explica los trastornos turbadores mencionados por el sitio de “Le Point”: “fines de abril 2002, la ‘Dépêche du Midi’ anuncia una enorme mortandad de abejas en 24 horas, en ‘Midi-Pyrénées’: 3000 colmenas destruidas de un solo golpe. Las poblaciones de las campiñas sofocan. La gente está pasmada. Edemas, trastornos hepáticos, trastornos oculares (58).
¿Se habla siempre del mismo producto que la Comisión Europea de nuevo quiere autorizar? Y eso, con la bendición de la Efsa cuya reciente directora, la Sra. Geslain-lanelle, declaró en febrero 2006: “Me comprometo con hacer de la Efsa una referencia Europea en materia de evaluación de riesgos relativos a la seguridad de productos alimenticios y de alimentos para animales a nivel Europeo como internacional.” (Página 76 de la Obra “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo Francés”)
En diciembre 2006. PAN (Pesticida Acción Internacional) Europa y otras grandes organizaciones pidieron a Europa de no autorizar el fipronil mientras que todos los estudios de evaluación no se hubieran hechas (55).
No va a ser fácil puesto que en Bruselas tienen su sede decenas de lobby profesionales de la industria de los pesticidas que ocupan permanentemente sus escaños en la Comisión Europea.
Amenazas, Corrupción y cabildeo
Las multinacionales de la agro-química recurrieron a tres herramientas mayores de persuasión desde el fin de la última guerra mundial. Son el cabildeo (lobbying), las amenazas y la corrupción. Y el sistema funciona bien, muy bien.
Para la corrupción en todos los estratos de la administración francesa en el expediente pesticidas, les invitamos a leer la apasionante y muy bien documentado obra: “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés”.
Las amenazas que sufrieron los autores de la obra, publicado por Fayard, son reveladoras del estado de pánico de los estados mayores de la industria pesticida, incluyendo a la UIPP, Unión de los Industriales Promotores de Poison. Esa unión inundó cierta prensa de publicidades delirantes. Se crearon sitios en Internet para demoler el trabajo de Nicolino y Veillerette.
Ya hemos invocado las amenazas de la firma Bayer contra los investigadores. Pero no hemos invocado las amenazas de la misma firma en 2001 contra los apicultores portavoces de ciertas uniones apícolas.
Fueron las mismas estrategias que se emplearon contra Rachel Carson cuando publicó su obra “La primavera silenciosa” en 1962 (7). Fue violentamente atacada por Monsanto y toda la mafia de la agro-química (9). Monsanto amenazó de represalias una parte de la prensa que se hacía el eco de esta obra. Desde entonces, los métodos de Monsanto son mucho más insidiosos e impregnados de mentiras, de desinformación y de apariencias. Monsanto mantiene, por ejemplo, un sitio Internet creado hace poco en los E.U.A. para inspirar la confianza de los consumidores: el Center for Food Integrity. Esta maniobra busca sembrar la confusión puesto que existe un Center for Food Safety (11) verdadera organización que lucha contra los alimentos-venenos y las quimeras.
La obra de Rachel Carson fue incensada por William O.Douglas (8) quien ocupó el escaño durante 37 años como juez de la Corte Suprema en los E.U.A. William O.Douglas pidió la creación de leyes para obstaculizar “¡a todos los envenenadores de la raza humana del siglo 20!” esta obra también atrajo fuertemente la atención del Presidente Kennedy quien no vivió lo suficiente para poder tomar disposiciones eficientes pero que no obstante tuvo tiempo de hacer votar el pesticida Act.
La traducción francesa de la obra de Rachel Carson fue prologada por el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Roger IEM, quien declaró en 1963: “Se arresta a los «gángsteres», se dispara sobre los autores de «hold-up», se guillotina a los asesinos, se fusila a los déspotas –o pretendidos tales- pero, ¿quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos que instilan cada día los productos que la química de síntesis entrega a sus provechos y a sus imprudencias”?
¿Quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos?
Pero posiblemente el todo nuevo presidente de Francia que se comprometió a hacer surgir más moralidad y más seguridad.
Más moralidad sin duda quiere decir menos corrupción en toda la esfera del estado.
Más seguridad sin duda quiere decir más seguridad alimenticia: una agricultura biológica sobre el 100% del territorio, la interdicción de comercializar y utilizar los fertilizantes de síntesis y de todos los pesticidas, la interdicción de los lodos de esparcimiento, la interdicción de las quimeras genéticas y, claro está, la interdicción de todas las semillas patentadas. Mañana todo es posible, ¡hasta una Francia que no siga siendo un basurero agrícola, generador de cánceres!
Sin embargo, ¡hay que apresurarse un poco! Puesto que, como lo decía recientemente el presidente de Francia, elegido y saliendo: “Hoy, llegó el tiempo de la lucidez” y hay que “reconocer que hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.
La agonía de los Polinizadores
Hablemos todavía un poco de lo irreparable –no mucho sin embargo, para no deprimir totalmente el lector.
Ya en 1993, André Pouvreau (INRA-CNRS de Bures-sur-Yvette) invocaba la amenaza de desaparición de los abejorros polinizadores del género Bombus (29). En los E.U.A, tres especies mayores de Bombus están en vía de extinción.
André Pouvreau, Jean-Noël Tasei y André Vaissière (todos investigadores al INRA) lanzaron la publicación de una revista, “Osmia” (30), boletín de enlace para todos los que estudian las abejas salvajes.
“Por otra parte, estudios recientes e investigaciones en curso confirman el rol clave de las abejas salvajes para el equilibrio de los ecosistemas, tanto en medio natural como agrícola. Desgraciadamente, una proporción importante de la apidofauna de nuestras regiones está desconocida y amenazada, en particular por la presión antrópica que pesa sobre la integridad de sus sitios de nidificación y sobre la integridad de las poblaciones de plantas de flores de las cuales las abejas dependen exclusivamente para su desarrollo. Un estudio reciente de la evolución de la diversidad florística y entomológica durante estos 25 últimos años en Inglaterra y en los Países-bajos puso en evidencia una decadencia significativa de las poblaciones de abejas salvajes, consecuencia directa de la desaparición de las poblaciones de plantas de flores a las cuales están ligadas” (Biesmeijer y al. 2006) Según este estudio de Beismeijer (6), la diversidad de abejas salvajes cayó de 52% en Inglaterra y de 67% en Holanda y eso, en el espacio de 20 años. Europa contaba antes 2500 especies de abejas salvages (91). En cuanto a las mariposas, en Bélgica por ejemplo, sus poblaciones cayeron de 75 a 100% en 25 años. A escala de Europa, ciertos estudios estiman que 45% de las especias de mariposas están amenazadas de extinción (38).
En los E.U.A, la catástrofe es total: los polinizadores naturales están diezmados. En 1996, gary paul Nabhan y Stephen Buchmann habían dado una voz de alarma en su magnífica obra “The Forgotten Pollinators” ("Los polinizadores Olvidados”).
El problema de la polinización de extensos cultivos agrícolas seguramente no estará solucionado haciendo un llamado a los abejorros, a las abejas salvajes, etc. Han sido masacrados al igual que los amerindios, por el Progreso, por el Crecimiento, por la supremacía del hombre blanco.
Colmo de hipocresía: tenemos ahora el privilegio de escuchar las predicas de algunos envenenadores de doble lenguaje, que invocan la pérdida de biodiversidad vegetal, origen de la desaparición de los polinizadores. En cambio, sus venenos tóxicos serían totalmente inofensivos en el límite permitido por la legislación. Hasta existe en Francia una red títere que se llama “Red Biodiversidad para las Abejas” también llamada en corto sobre su sitio Internet “Red Biodiversidad”, financiada por “empresas del sector”. Su objetivo es de sembrar barbechos con flores para salvar nuestras pequeñas abejas.
¡Engañan con falsas apariencias! Los mismos envenenadores que lamentan la pérdida de diversidad son los que participaron grandemente en su puesta en marcha: monocultivos, intrans químicos esterilizando el suelo, insecticidas que matan a los insectos y consecuentemente a los pájaros, herbicidas, etc. ¿Dónde están las amapolas y las neguillas, señores envenenadores?
En esta época, hablar de barbechos es una hipocresía mayúscula ya que una gran parte de ellos están erradicados para dejar espacio a los necro-carburantes. Es suficiente con mirar hacia los mares de colza amarillo al este de París. Lo cierto es que ya no se habla de barbechos, sino de “barbechos industriales”
Una perla más del “nuevo idioma” (85).
Quimeras Genéticas
Según la bióloga y genetista Mae-Wan Ho, las toxinas producidas por los cultivos transgénicos Bt no parecen muy tóxicos para las abejas. Sin embargo, lo son para las mariposas, las falenas y ciertos coléopteros (73).
Esta no-toxicidad parece confirmada por los recientes estudios de David Tribe en Australia (70). Estudios similares efectuados en nueva-Zelanda, en Suiza y por la Universidad de Maryland parecen confirmar estos resultados (71). Sin embargo, uno de estos estudios pone de manifiesto una disminución de las actividades de libación cuando las abejas están alimentadas con jarabe conteniendo la toxina Cry1Ab (72).
Mae-Wan Ho recalca que hay que enfocarse también sobre los impactos subletales de la toxina Bt sobre la capacidad de libación y de aprendizaje de la abeja, y sobre su sistema inmunitario.
Ya subrayaba en 2000 el peligro de transferencias horizontales de transgenes (14) a los intestinos de las abejas. Se hacía eco de los descubrimientos del Profesor Hans-Hinrich Kaatz de la Universidad de Jena (13).
El centro Blauen-Institut (15) resume así un artículo parecido en el diario Der Speigel el 19 de marzo 2007:
“Investigadores de la Universidad de Jena estudiaron el efecto de los pólenes GM sobre las abejas. En los individuos sanos, ningún efecto tóxico fue descubierto. En cambio, constataron que si estaban de repente atacadas por un parásito, la mortandad era mucho más alta en las abejas experimentales alimentadas con polen GM. La hipótesis más probable, según los investigadores, es una depresión inmunitaria de las abejas causada por el polen GM. Por falta de medios financieros, el estudio se interrumpió en 2004.
En este artículo (16), el Profesor Hans-Hinrich Kaatz declara que: “La toxina bacteriana del maíz genéticamente modificado puede haber alterado la pared intestinal de la abeja, debilitando suficientemente el insecto para permitir que los parásitos se introdujeran –o bien, pasa el inverso, no lo sabemos”. El profesor precisa que hubiera querido seguir con sus investigaciones pero “los que tienen el dinero no se interesan a este tipo de investigación y los que se interesan no tienen el dinero”.
Del momento, No hay muchas investigaciones realizadas sobre el impacto de las quimeras genéticas sobre las abejas. Podemos suponer que todo esto necesita mucho dinero y equipos de investigadores.
Las quimeras genéticas son una catástrofe planetaria, para los campesinos, para el ambiente, para la seguridad alimenticia, para la salud humana.
Desde hace 20 años, son miles de millones de dólares que se han gastados para crear organismos genéticamente modificados, para estudiar su toxicidad, para crear laboratorios de análisis de transgenes, para lanzar centenares de investigaciones sobre su impacto en el ambiente, sobre el hombre, etc.
¿Podemos imaginarnos lo que se hubiera podido hacer con esos miles de millones de dólares para desarrollar técnicas de agro-ecología?
De hecho, la agricultura occidental moderna y tóxica se muerde los dedos: intenta remendar con chapucerías tecnológicas todos los problemas que generó. Es una búsqueda destinada a fracasar y el planeta tiene pocas posibilidades de levantarse, por lo menos a la escala de nuestras vidas humanas.
Navegación de la abeja y campos electromagnéticos
Tanto en el caso del síndrome de colapso de las colmenas o en el caso de la intoxicación de las abejas por pesticidas, numerosos estudios llevados a cabo y numerosos testimonios ponen en evidencia un denominador común: las abejas pierden su capacidad de orientación y no pueden regresar a la colmena.
Esta capacidad de orientación de la abeja es por lo menos fantástica y fue el tema de algunas investigaciones científicas. Elizabeth A. Capaldi, de la Universidad del Illinois, pudo comprobar (68) que, al cabo de cinco semanas, la abeja integró la topografía de una zona rodeando la colmena en un radio de 10 km. (y a veces más) lo que representa ¡una superficie de mínimo 30.000 hectáreas! Elizabeth A. Capaldi instaló un radar muy pequeño sobre la espalda de las abejas. Era en los años 1999/2000 y desde esa época se publicaron otros numerosos estudios sobre la navegación de las abejas que levantan un poco el velo sobre este gran misterio (69).
Otros estudios, realizados principalmente en Europa, intentaron percibir la influencia de los campos electromagnéticos sobre las abejas.
La bióloga y genetista Mae-Wan Ho presenta informes detallados sobre su sitio internet en cuanto a la posibilidad de tales influencias (12).
Menciona las investigaciones efectuadas por un equipo de la Universidad de Landau en Alemania con colmenas y teléfonos inalámbricos. El resultado de estas investigaciones fue muy convincente: debilitamiento de las colmenas e incapacidad para ciertas abejas de reencontrarla (107).
¿Por qué las tecnologías de la telefonía moderna tendrían más impactos ahora cuando existen desde hace unos veinte años? Mae-Wan Ho avanza la hipótesis de la telefonía llamada de tercera generación cuyas antenas están cada vez más omnipresentes en los países occidentales.
Se conoce muy bien desde el siglo pasado la extrema sensibilidad de las abejas a los campos electro-magnéticos y a las perturbaciones del campo magnético.
En 1974, los investigadores rusos, Eskov y Sapozhnikov evidenciaron que las abejas generan señales electromagnéticas en una frecuencia que varía de 180 a 250 Hz cuando efectúan su baile de comunicación. Investigadores de los E.U.A. obtuvieron resultados muy similares en los últimos veinte años (102). La telefonía GSM está modulada en 217 Hz. Las abejas hambrientas reaccionaban a esas frecuencias enderezando sus antenas (32).
En 1965, J O Husing, en ‘Biene und Elektrizitat’ in ImkerfrE.U.And(Beekeeper Friend) puso ya en evidencia este impacto de las bajas frecuencias.
En 2006, el profesor Stever retomó el tipo de experiencias realizadas por el Profesor Hans-Hinrich Kaatz con los mismos resultados convincentes. Durante el primer estudio piloto, las colmenas habían sido alejadas 1000 metros pero ninguna abeja pudo regresar a la colmena (35).
Las colmenas fueron alejadas después 800 metros. Dos colmenas fueron expuestas a un teléfono inalámbrico y dos colmenas no lo fueron. 25 abejas fueron escogidas de cada colmena y depositadas a 800 metros de distancia. Para las colmenas no expuestas, 16 y 17 abejas regresaron después de respectivamente 28 y 32 minutos. Para las colmenas expuestas, 6 abejas regresaron a la primera colmena después de 38 minutos. Ninguna abeja regresó a la segunda colmena. El profesor Ferdinand Ruzicka (él mismo apicultor y cronista para revistas apícolas) observó problemas en su colmenar después de que se instalaron tres antenas de telefonía en su vecindario. Llevó una encuesta con 20 apicultores que también tenían antenas cerca de sus colmenares en un radio de 300 metros. Sobre los 20 apicultores, 8 mencionaron un comportamiento más agresivo de las abejas, 5 mencionaron una tendencia a enjambrar más rápidamente y 14 mencionaron el síndrome de colapso de las colonias.
Según las observaciones del profesor Ferdinand Ruzicka, las abejas están tan debilitadas por la presencia de las antenas de telefonía que se vuelvan menos resistentes a las enfermedades. Considera también que 15 años antes, eran capaces de resistir a infecciones de varroas mucho más importantes.
En Alemania, dos investigadores, el Profesor Hermann Stever, matemático, y el Dr Jochen Khun, profesor y conferencista, acaban de recibir dos premios por su trabajo sobre la relación entre el electrosmog y las abejas (91).
En 2006, Balmori (95) estudió el impacto sobre las abejas de las radiaciones electromagnéticas de la telefonía móvil.
Bindokas VP, Gauger JR, Greenberg B. (96) han estudiado el impacto de los altos voltajes en 1988 en los E.U.A.
En 1997, Kirschvink J, Padmanabha S, Boyce C, Oglesby J. (97) estudiaron el impacto de las muy bajas frecuencias sobre las abejas en los E.U.A (99).
En 1996, Sandeman, Tautz et Lindauer estudiaron la transmisión de las vibraciones a través de los panales de la colmena y su detección por las patas de las abejas (100).
En los años 70, un biofísico de la Universidad de Sarrebruck, el Doctor Ulrich Warnke, puso en evidencia las reacciones de estrés de las abejas bajo la influencia de frecuencias de 10 a 20 KHz31.
El Doctor Ulrich Warnke (93) reportó igualmente que las impulsiones de comunicación de las antenas de una abeja tocadas por otra abeja pueden ser medidas por un oscilógrafo (33). Por otra parte, Ulrich Warnke demostró que las bajas frecuencias perturban los procesos metabólicos en la abeja. En 1976, publicó un estudio (94) sobre los efectos de las cargas eléctricas sobre las abejas.
El Doctor Ulrich Warnke (98) publicó, en abril 2007, una declaración en 6 puntos en relativa a la perturbación de las capacidades de navegación y orientación de la abeja por radiaciones eléctricas, magnéticas y electromagnéticas. Sus dos primeros puntos son los siguientes:
- Los tegumentos de las abejas poseen funciones semiconductoras y piezoeléctricas. Esto significa que transforman las microondas de alta frecuencia en señales audio. Varios segmentos del tegumento funcionan como receptores dieléctricos de radiaciones electromagnéticas en el espectro de las microondas.
- Se encuentra en el abdomen de las abejas nanopartículas de magnetita.
Todas estas investigaciones confirman los trabajos y las intuiciones geniales del gran entomólogo norteamericano, Philip Callahan, quien publicó 14 obras y 200 artículos científicos y dio conferencias por todo el planeta. Philip callahan hizo avanzar considerablemente el dominio de la investigación sobre los sistemas de navegación y de comunicación infrarrojo de los insectos. Pasó decenas de años estudiando los tegumentos, la quitina y las antenas de los insectos. Trabajó mucho también en agroecología sobre las propiedades paramagnéticas de los suelos en relación con la fertilidad (103).
Estos estudios permitirán posiblemente dar una nueva luz sobre los trabajos (104) del entomólogo ruso ViKtor S. Grebennikov (fallecido en 2001) quien descubrió el CSE (Cavity Structure Effect) (106). Trabajó mucho sobre los sistemas antigravitacionales en los insectos. Sus trabajos muchas veces fueron denigrados seguramente por ser demasiado adelantados para todos los minusvalidos de la alegría de vivir. Escribió una obra cuyo prologo fue redactado por Yuri N. Cherednichenko, Director de investigación en el Laboratorio de Biofísica del Instituto de patología y Ecología Humana, Academia de medicina Rusa (105).
La miel: néctar de los Dioses…o cóctel de antibióticos, acaricidas y Polen transgénico
No es el síndrome del colapso de las colonias que facilitará la vida de los apicultores en cuanto a la posibilidad de satisfacer en miel los mercados interiores.
En Francia, la producción es de 16.000 toneladas cuando se necesitarían 40.000 para satisfacer la demanda del mercado nacional.
En los E.U.A, en 2006 la producción fue de sólo 70.000 toneladas, es decir 11% menos que la del año anterior.
En el Québec, los apicultores se quejan amargamente porque el precio de la miel bajó a 0,50 euros la libra sobre el mercado de mayoristas cuando el costo de producción ¡es de 1,50 euros la libra! Nadie les hace caso y los consumidores no están conscientes que el 80% de la miel comprada en Québec se importa de Argentina.
En Europa, la miel se importa de Argentina. A veces se importa de China pero dado el desastre ecológico de este país, hay que temer lo peor. Puesto que la denominación “miel” esconde a veces muchas sorpresas.
Hace poco, Argentina estaba en el corazón de una gran crisis apícola porque los importadores de otros países se negaban a importar miel argentina repleta de antibióticos y acaricidas. Después de China, Argentina es el segundo productor de miel del mundo con alrededor de 100.000 toneladas en 2006, procedente de 2,5 millones de colmenas, manejadas por 33.000 apicultores. Argentina es el primer exportador mundial (63): 90% de su producción se exporta.
La crisis apícola posiblemente se intensificará a medida que se descubra o, más bien, que se analice la cantidad de polen transgénico presente en la miel.
El año pasado, en el suroeste de Francia se realizaron estudios, bajo control oficial, para poner en evidencia la presencia de polen transgénico en las colmenas. Las colmenas instaladas entre 500 y 1200 metros de campo de maíz transgénico estaban contaminados hasta el 50% (67).
En mayo 2000, miel conteniendo polen transgénico de colza fue descubierto en Inglaterra por la asociación los Amigos de la Tierra. Componentes genéticamente modificados de la firma Aventis fueron descubiertos en dos muestras analizadas por un laboratorio en Austria (65). Algunas colmenas contaminadas estaban a 4 ó 5 km. de los campos de colza quimérica.
En 2004, el gobierno Australiano hizo investigaciones para determinar la cantidad de polen proviniendo de colza transgénico, en muestras de 34 mieles de Australia y del Canadá. Todo anda bien en el mejor de los mundos: todos los mieles contenían polen transgénico pero en cantidad menor al 1%, luego sin obligación de etiquetado. ¡Legalmente contaminado, pero sin necesidad de avisar al comprador!
En 1999, La BBC reportó las investigaciones de científicos holandeses que utilizan el néctar de plantas genéticamente modificadas para producir medicinas o vacunas (66). En efecto, los científicos del “Centre for Plant Breeding and reproducion Research” de Wageningen se dieron cuenta que proteínas fungícidas del brezo común se encontraban en la miel. Alimentaron entonces abejas con una solución conteniendo una albúmina sérica bovina: no solamente encontraron intacta esta albúmina en la miel, sino que estaba además doblemente concentrada.
Seguidamente crearon petunias transgénicas conteniendo una vacuna para inmunizar los perros contra una enfermedad llamada parvovirus. Empezaron también investigaciones para ver si los azúcares protegían las proteínas en la miel sin necesidad de refrigeración, con el fin de crear vacunas para las zonas tropicales.
Miel a la vacuna transgénica, ¡tenía que pensarse!
Por otra parte, ¿No se podría decir que toda miel contaminada por polen transgénico se vuelva, por este simple hecho, una miel farmacéutica? Y no es sólo en el suroeste de Francia que la miel empieza a estar contaminada por polen transgénico.
¿Miel de soya garantizada al polen transgénico próximamente?
Los apicultores argentinos tienen pavor que los importadores empiecen a analizar el contenido en polen transgénico de sus mieles.
Pues Argentina está cubierta de soya, claro está, de soya transgénica, 100% marca registrada Monsanto. Pero me van a decir, el Padre Dios, en su infinita sabiduría, ¿no creó la soya autogama, sin necesidad de polinizadores, para que Monsanto pueda sembrar sus semillas quiméricas sin contaminar los campesinos bios y anticuados que sólo usarían variedades no mejorados por el “genio genético”?
Es lo que cuentan los mentirosos. La realidad es muy diferente y ya hace mucho tiempo que se sabe que en algunas regiones de los E.U.A, por ejemplo, los apicultores cosechan miel de soya.
En 2004, el investigador del INRA André Pouvreau, publicó un excelente libro titulado «Los insectos polinizadores» del cual citamos un muy corto extracto relativo a la soya: «En ciertas condiciones de cultivo de la soya, la colocación de colmenas puede contribuir a aumentar el rendimiento de granos al reducir la cantidad de vainas vacías.» (Página 20)
Entre 1930 y 1970, numerosos científicos y agrónomos estudiaron muy de cerca las posibilidades de utilizar las abejas como vectores de polinización para la producción en masa y barata de híbridos de soya. Weber et al. (1970), Veatch (1930), Bradner (1969), Brim y Young (1971).
Un artículo sobre las relaciones entre abejas y producción agrícola fue distribuido en el momento de la conferencia EAS en 1997, en los E.U.A, mencionando el hecho que en el Delaware se traen colmenas de abejas para “favorecer la polinización de los cultivos de soya”.
En 1960, Gordienko colocó abejas en una caja con velo conteniendo dos variedades de soya: Las alimentó con jarabes perfumados con el fin de estimular las visitas florales: obtuvo 29% de hibridación en una variedad y 44% en la otra.
Para más información y referencias, invitamos al lector a consultar las páginas 399 y 400 de la obra de Dominique Guillet “las semillas de Kokopelli” (61).
Para concluir, la soya es abundantemente alógama (60) y las abejas se usan ampliamente para favorecer su polinización. Acertijo: colmenares en medio de los campos ¿producirán miel de soya o miel de acacia?
Los apicultores argentinos no han terminado de sufrir. En efecto, ¡50% de la miel producida en Argentina lo está en regiones cubiertas de cultivos transgénicos! Y Julio César Díaz, apicultor y presidente de la Asociación Argentina de Apiterapia, se queja con justa razón que son los apicultores argentinos que pagarán los platos rotos. Julio César Díaz ataca violentamente a los “piratas hipócritas” que se aprovecharon de la crisis de las mieles argentinas contaminadas de antibióticos y acaricidas para romper los precios y aumentar otro tanto su plus-valía. Y precisa que son los mismos que formaron los apicultores al uso de la química más violenta para controlar los parásitos de la colmena sin preocuparse para desarrollar técnicas suaves y duraderas que, claro está, no generaban divisas a los vendedores de productos tóxicos.
Esperemos que la comisión de encuesta sobre las abejas, solicitada por diputados franceses, no dejará de indagar muy seriamente el problema de las mieles transgénicas contaminadas, sea por polen de soya transgénica argentina, sea por polen de maíz quimérico del suroeste de Francia. En 2006, son 5460 toneladas de miel argentina que fueron importadas por Francia (64).
En cuanto a Alemania, son 30.000 a 40.000 toneladas de miel que se importan desde Argentina.
Como lo dice con justa razón Pierre Rabhi, agro-ecologista y poeta: “Una agricultura que no puede producir sin destruir lleva con ella los gérmenes de su propia destrucción. A la hora de comer, ya llegó el tiempo de desearse buena suerte más bien que buen provecho (59).”
De tanto ir la colmena a los males que al final se cansa
Lo que destaca de este largo informe, es un profundo cansancio de las abejas.
La apicultura moderna occidental es la imagen de la agricultura moderna del mismo nombre.
Es una apicultura militarizada para no decir apicultura de guerra:
- Cuarteles sobrepoblados, que algunos hasta llamarían campos de concentración, esterilizados con antibióticos y acaricidas.
- Operaciones puñetazos (calificadas poéticamente de trashumancia) sobre monocultivos escogidos.
- Campos de la muerte, reminiscencia del episodio de la guerra de las trincheras, bombardeados con fungicidas, herbicidas: los herederos del gas mostaza.
- Fumígenos (sin la ración de tabaco) para anestesiar las abejas recalcitrantes.
- Comida-veneno: azúcar blanca, jarabe de maíz, harina de soya, aceite de colza, todo a la salsa GM.
- Una sexualidad refrenada, por la inseminación artificial de las reinas.
- Perdidas considerables en la población civil, daños colaterales de los bombardeos de pesticidas.
- Correrías: robo de las reservas de miel.
- Trajes de campaña cada vez más blindados para el apicultor, por la agresividad sin cesar creciente de las abejas.
- La masacre de millones de reinas, al octavo día de su desarrollo embrionario, para “recolectar” jalea real.
Sin hablar de las olas de agresores que asaltan las abejas sobre todos los frentes, desde el fin de la última guerra mundial, desde que la tecnología de guerra se transformó en tecnología de la agricultura:
- El varroa “varroa destructor”. Esta ácaro asiático invadió América latina en 1971 (importado del Japón por apicultores del Paraguay) y llegó a Europa al principio de los años 60 al mismo tiempo que el occidente invadía Asia con su seudo-revolución verde. Hasta entonces, el varroa vivía apaciblemente en simbiosis con la pequeña abeja india, Apis ceranae. Incluso existe una abeja rusa de la especie Apis mellifica relativamente resistente al varroa por su localización geográfica (extrema Rusia oriental. Primorsky). (75)
- La acariasis, provocada por Acarapis woodi. Este ácaro es un parásito interno de la abeja. La hembra pone sus huevos a la entrada o dentro de la tráquea. Afecta con fuerza los E.U.A desde 1984 y en 2007 parece expandirse en Europa.
- Una nueva nosemosis provocada por el protozoario Nosema ceranea (78). Ya está presente en España e incluso en Francia, según Marie Pierre Chauzat. Este protozoario ha sido sospechado de ser la causa del síndrome de colapso de las colonias de abejas. Parece poco probable puesto que está presente en los E.U.A desde una decena de años (79).
- El pequeño coleóptero de las colmenas, Aethina tunida (76). Un recién llegado de África muy presente y temible en los E.U.A (desde 1998 en Florida) (77), Canadá y Australia. Estaría presente ahora en Portugal.
- Otra acariasis provocada por los ácaros Tropilaelaps clarae y tropilaelaps koenigerum. Todavía no están presentes en Europa pero lo estarían en Australia o cerca de las costas australianas, lo que represente un peligro de contaminación para los E.U.A, país en el cual muchos agricultores piden abejas a Australia para la polinización. Tropilaelaps clarae y Tropilaelaps koenigerum viven normalmente en simbiosis con las abejas de Asia, Apis florea, Apis dorsata y Apis ceranae.
- Un nuevo predador de las abejas, un abejón llamado Vespa velutina nigrithorax, endémico de China en el Bután, y en el norte de la India, se introdujo en Francia a fines de 2004. Vespa Velutina construye sus nidos en lo alto de los pinos y su taza de reproducción es elevada ya que no tiene predadores naturales. Ataca las abejas en pleno vuelo.
- Las abejas están rendidas por todos estos esfuerzos de guerra y este universo de concentración. Las abejas han agotado sus municiones y el inmunitario cruje.
- Una minoría se rebeló por la violencia: se las llaman abejas “africanizadas” (80). Proceden de trabajos de hibridación efectuados en 1957 en Brasil por un biólogo, Warwick E. Kerr, quien cruzó abejas de Europa con abejas de África del sur (26 reinas de tanzania, de la especie Apis mellifica scutellata). En 1958, estas abejas híbridas dejaron la colmena y se fueron de América latina hacia el norte, atravesaron América central y llegaron a Texas en 1990.
- Ahora están presentes en todo el sur de los E.U.A. Son a veces muy violentas, muy agresivas, de allí que se las llaman “Killer bees”. El número de humanos que estas abejas mataron oscila según las fuentes (de algunos individuos a un millar). Hasta atacan al ganado mayor.
La gran mayoría de las abejas parece más bien propensa a capitular frente a la adversidad. El célebre biólogo Henri Laborit habría posiblemente hablado en su caso del “elogio de la huida”.
- Éste síndrome del colapso de las colonias ¿es verdaderamente otra cosa que una deserción colectiva de las tropas?
Las abejas dejan la colmena sin regreso. Y la agricultura moderna y tranquilizante, quien pone pulgas electrónicas a todos los animales domésticos, no ha tenido tiempo de lanzar un amplio programa para poner pulgas electrónicas a las abejas: decenas de miles de millones de abejas por lo tanto son dadas por desaparecidas.
El fipronil presente en las plantas que nutren animales se fijará en las grasas de las vacas, y en la leche. Se encontraron residuos en la leche, y los servicios veterinarios alemanes encontraron también residuos en pimientos que provenían de España en 2003.
Según el profesor Belpomme, profesor de cancerología y fundador de l’ARTAC (57): “Es uno de los pesticidas que más contamina el agua, y su molécula no es selectiva. No solamente daña las abejas pero también los pájaros, los peces y los mamíferos. Y, dentro de los mamíferos, está el hombre. La molécula está almacenada en los tejidos grasosos, se metaboliza y se suelta en la leche cuando se amamanta a los niños. Pero lo que no se puede admitir, es la negligencia del ministerio de la Agricultura y las mentiras de los industriales concernidos. Esta política de dejar las manos libres corre el riesgo de llevar a un asunto semejante al de la sangre contaminada”
En diciembre 2003, El Profesor Jean-François Narbonne, Toxicólogo, dio los resultados de su estudio de toxicología del fipronil. Juzgaba esta sustancia neurotóxica, hepatotóxica y nefrotóxica. Según el profesor Narbonne, los mamíferos expuestos “se comportan entonces como hipertiroidianos con aumento de los metabolismos de los T3 y T4 (las hormones tiroideas), disminución plasmática y aumento de la TSH (hormona tireoestimulina).”
Sin duda es lo que explica los trastornos turbadores mencionados por el sitio de “Le Point”: “fines de abril 2002, la ‘Dépêche du Midi’ anuncia una enorme mortandad de abejas en 24 horas, en ‘Midi-Pyrénées’: 3000 colmenas destruidas de un solo golpe. Las poblaciones de las campiñas sofocan. La gente está pasmada. Edemas, trastornos hepáticos, trastornos oculares (58).
¿Se habla siempre del mismo producto que la Comisión Europea de nuevo quiere autorizar? Y eso, con la bendición de la Efsa cuya reciente directora, la Sra. Geslain-lanelle, declaró en febrero 2006: “Me comprometo con hacer de la Efsa una referencia Europea en materia de evaluación de riesgos relativos a la seguridad de productos alimenticios y de alimentos para animales a nivel Europeo como internacional.” (Página 76 de la Obra “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo Francés”)
En diciembre 2006. PAN (Pesticida Acción Internacional) Europa y otras grandes organizaciones pidieron a Europa de no autorizar el fipronil mientras que todos los estudios de evaluación no se hubieran hechas (55).
No va a ser fácil puesto que en Bruselas tienen su sede decenas de lobby profesionales de la industria de los pesticidas que ocupan permanentemente sus escaños en la Comisión Europea.
Amenazas, Corrupción y cabildeo
Las multinacionales de la agro-química recurrieron a tres herramientas mayores de persuasión desde el fin de la última guerra mundial. Son el cabildeo (lobbying), las amenazas y la corrupción. Y el sistema funciona bien, muy bien.
Para la corrupción en todos los estratos de la administración francesa en el expediente pesticidas, les invitamos a leer la apasionante y muy bien documentado obra: “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés”.
Las amenazas que sufrieron los autores de la obra, publicado por Fayard, son reveladoras del estado de pánico de los estados mayores de la industria pesticida, incluyendo a la UIPP, Unión de los Industriales Promotores de Poison. Esa unión inundó cierta prensa de publicidades delirantes. Se crearon sitios en Internet para demoler el trabajo de Nicolino y Veillerette.
Ya hemos invocado las amenazas de la firma Bayer contra los investigadores. Pero no hemos invocado las amenazas de la misma firma en 2001 contra los apicultores portavoces de ciertas uniones apícolas.
Fueron las mismas estrategias que se emplearon contra Rachel Carson cuando publicó su obra “La primavera silenciosa” en 1962 (7). Fue violentamente atacada por Monsanto y toda la mafia de la agro-química (9). Monsanto amenazó de represalias una parte de la prensa que se hacía el eco de esta obra. Desde entonces, los métodos de Monsanto son mucho más insidiosos e impregnados de mentiras, de desinformación y de apariencias. Monsanto mantiene, por ejemplo, un sitio Internet creado hace poco en los E.U.A. para inspirar la confianza de los consumidores: el Center for Food Integrity. Esta maniobra busca sembrar la confusión puesto que existe un Center for Food Safety (11) verdadera organización que lucha contra los alimentos-venenos y las quimeras.
La obra de Rachel Carson fue incensada por William O.Douglas (8) quien ocupó el escaño durante 37 años como juez de la Corte Suprema en los E.U.A. William O.Douglas pidió la creación de leyes para obstaculizar “¡a todos los envenenadores de la raza humana del siglo 20!” esta obra también atrajo fuertemente la atención del Presidente Kennedy quien no vivió lo suficiente para poder tomar disposiciones eficientes pero que no obstante tuvo tiempo de hacer votar el pesticida Act.
La traducción francesa de la obra de Rachel Carson fue prologada por el presidente de la Academia Nacional de las Ciencias, Roger IEM, quien declaró en 1963: “Se arresta a los «gángsteres», se dispara sobre los autores de «hold-up», se guillotina a los asesinos, se fusila a los déspotas –o pretendidos tales- pero, ¿quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos que instilan cada día los productos que la química de síntesis entrega a sus provechos y a sus imprudencias”?
¿Quién pondrá en la cárcel a los envenenadores públicos?
Pero posiblemente el todo nuevo presidente de Francia que se comprometió a hacer surgir más moralidad y más seguridad.
Más moralidad sin duda quiere decir menos corrupción en toda la esfera del estado.
Más seguridad sin duda quiere decir más seguridad alimenticia: una agricultura biológica sobre el 100% del territorio, la interdicción de comercializar y utilizar los fertilizantes de síntesis y de todos los pesticidas, la interdicción de los lodos de esparcimiento, la interdicción de las quimeras genéticas y, claro está, la interdicción de todas las semillas patentadas. Mañana todo es posible, ¡hasta una Francia que no siga siendo un basurero agrícola, generador de cánceres!
Sin embargo, ¡hay que apresurarse un poco! Puesto que, como lo decía recientemente el presidente de Francia, elegido y saliendo: “Hoy, llegó el tiempo de la lucidez” y hay que “reconocer que hemos llegado al umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.
La agonía de los Polinizadores
Hablemos todavía un poco de lo irreparable –no mucho sin embargo, para no deprimir totalmente el lector.
Ya en 1993, André Pouvreau (INRA-CNRS de Bures-sur-Yvette) invocaba la amenaza de desaparición de los abejorros polinizadores del género Bombus (29). En los E.U.A, tres especies mayores de Bombus están en vía de extinción.
André Pouvreau, Jean-Noël Tasei y André Vaissière (todos investigadores al INRA) lanzaron la publicación de una revista, “Osmia” (30), boletín de enlace para todos los que estudian las abejas salvajes.
“Por otra parte, estudios recientes e investigaciones en curso confirman el rol clave de las abejas salvajes para el equilibrio de los ecosistemas, tanto en medio natural como agrícola. Desgraciadamente, una proporción importante de la apidofauna de nuestras regiones está desconocida y amenazada, en particular por la presión antrópica que pesa sobre la integridad de sus sitios de nidificación y sobre la integridad de las poblaciones de plantas de flores de las cuales las abejas dependen exclusivamente para su desarrollo. Un estudio reciente de la evolución de la diversidad florística y entomológica durante estos 25 últimos años en Inglaterra y en los Países-bajos puso en evidencia una decadencia significativa de las poblaciones de abejas salvajes, consecuencia directa de la desaparición de las poblaciones de plantas de flores a las cuales están ligadas” (Biesmeijer y al. 2006) Según este estudio de Beismeijer (6), la diversidad de abejas salvajes cayó de 52% en Inglaterra y de 67% en Holanda y eso, en el espacio de 20 años. Europa contaba antes 2500 especies de abejas salvages (91). En cuanto a las mariposas, en Bélgica por ejemplo, sus poblaciones cayeron de 75 a 100% en 25 años. A escala de Europa, ciertos estudios estiman que 45% de las especias de mariposas están amenazadas de extinción (38).
En los E.U.A, la catástrofe es total: los polinizadores naturales están diezmados. En 1996, gary paul Nabhan y Stephen Buchmann habían dado una voz de alarma en su magnífica obra “The Forgotten Pollinators” ("Los polinizadores Olvidados”).
El problema de la polinización de extensos cultivos agrícolas seguramente no estará solucionado haciendo un llamado a los abejorros, a las abejas salvajes, etc. Han sido masacrados al igual que los amerindios, por el Progreso, por el Crecimiento, por la supremacía del hombre blanco.
Colmo de hipocresía: tenemos ahora el privilegio de escuchar las predicas de algunos envenenadores de doble lenguaje, que invocan la pérdida de biodiversidad vegetal, origen de la desaparición de los polinizadores. En cambio, sus venenos tóxicos serían totalmente inofensivos en el límite permitido por la legislación. Hasta existe en Francia una red títere que se llama “Red Biodiversidad para las Abejas” también llamada en corto sobre su sitio Internet “Red Biodiversidad”, financiada por “empresas del sector”. Su objetivo es de sembrar barbechos con flores para salvar nuestras pequeñas abejas.
¡Engañan con falsas apariencias! Los mismos envenenadores que lamentan la pérdida de diversidad son los que participaron grandemente en su puesta en marcha: monocultivos, intrans químicos esterilizando el suelo, insecticidas que matan a los insectos y consecuentemente a los pájaros, herbicidas, etc. ¿Dónde están las amapolas y las neguillas, señores envenenadores?
En esta época, hablar de barbechos es una hipocresía mayúscula ya que una gran parte de ellos están erradicados para dejar espacio a los necro-carburantes. Es suficiente con mirar hacia los mares de colza amarillo al este de París. Lo cierto es que ya no se habla de barbechos, sino de “barbechos industriales”
Una perla más del “nuevo idioma” (85).
Quimeras Genéticas
Según la bióloga y genetista Mae-Wan Ho, las toxinas producidas por los cultivos transgénicos Bt no parecen muy tóxicos para las abejas. Sin embargo, lo son para las mariposas, las falenas y ciertos coléopteros (73).
Esta no-toxicidad parece confirmada por los recientes estudios de David Tribe en Australia (70). Estudios similares efectuados en nueva-Zelanda, en Suiza y por la Universidad de Maryland parecen confirmar estos resultados (71). Sin embargo, uno de estos estudios pone de manifiesto una disminución de las actividades de libación cuando las abejas están alimentadas con jarabe conteniendo la toxina Cry1Ab (72).
Mae-Wan Ho recalca que hay que enfocarse también sobre los impactos subletales de la toxina Bt sobre la capacidad de libación y de aprendizaje de la abeja, y sobre su sistema inmunitario.
Ya subrayaba en 2000 el peligro de transferencias horizontales de transgenes (14) a los intestinos de las abejas. Se hacía eco de los descubrimientos del Profesor Hans-Hinrich Kaatz de la Universidad de Jena (13).
El centro Blauen-Institut (15) resume así un artículo parecido en el diario Der Speigel el 19 de marzo 2007:
“Investigadores de la Universidad de Jena estudiaron el efecto de los pólenes GM sobre las abejas. En los individuos sanos, ningún efecto tóxico fue descubierto. En cambio, constataron que si estaban de repente atacadas por un parásito, la mortandad era mucho más alta en las abejas experimentales alimentadas con polen GM. La hipótesis más probable, según los investigadores, es una depresión inmunitaria de las abejas causada por el polen GM. Por falta de medios financieros, el estudio se interrumpió en 2004.
En este artículo (16), el Profesor Hans-Hinrich Kaatz declara que: “La toxina bacteriana del maíz genéticamente modificado puede haber alterado la pared intestinal de la abeja, debilitando suficientemente el insecto para permitir que los parásitos se introdujeran –o bien, pasa el inverso, no lo sabemos”. El profesor precisa que hubiera querido seguir con sus investigaciones pero “los que tienen el dinero no se interesan a este tipo de investigación y los que se interesan no tienen el dinero”.
Del momento, No hay muchas investigaciones realizadas sobre el impacto de las quimeras genéticas sobre las abejas. Podemos suponer que todo esto necesita mucho dinero y equipos de investigadores.
Las quimeras genéticas son una catástrofe planetaria, para los campesinos, para el ambiente, para la seguridad alimenticia, para la salud humana.
Desde hace 20 años, son miles de millones de dólares que se han gastados para crear organismos genéticamente modificados, para estudiar su toxicidad, para crear laboratorios de análisis de transgenes, para lanzar centenares de investigaciones sobre su impacto en el ambiente, sobre el hombre, etc.
¿Podemos imaginarnos lo que se hubiera podido hacer con esos miles de millones de dólares para desarrollar técnicas de agro-ecología?
De hecho, la agricultura occidental moderna y tóxica se muerde los dedos: intenta remendar con chapucerías tecnológicas todos los problemas que generó. Es una búsqueda destinada a fracasar y el planeta tiene pocas posibilidades de levantarse, por lo menos a la escala de nuestras vidas humanas.
Navegación de la abeja y campos electromagnéticos
Tanto en el caso del síndrome de colapso de las colmenas o en el caso de la intoxicación de las abejas por pesticidas, numerosos estudios llevados a cabo y numerosos testimonios ponen en evidencia un denominador común: las abejas pierden su capacidad de orientación y no pueden regresar a la colmena.
Esta capacidad de orientación de la abeja es por lo menos fantástica y fue el tema de algunas investigaciones científicas. Elizabeth A. Capaldi, de la Universidad del Illinois, pudo comprobar (68) que, al cabo de cinco semanas, la abeja integró la topografía de una zona rodeando la colmena en un radio de 10 km. (y a veces más) lo que representa ¡una superficie de mínimo 30.000 hectáreas! Elizabeth A. Capaldi instaló un radar muy pequeño sobre la espalda de las abejas. Era en los años 1999/2000 y desde esa época se publicaron otros numerosos estudios sobre la navegación de las abejas que levantan un poco el velo sobre este gran misterio (69).
Otros estudios, realizados principalmente en Europa, intentaron percibir la influencia de los campos electromagnéticos sobre las abejas.
La bióloga y genetista Mae-Wan Ho presenta informes detallados sobre su sitio internet en cuanto a la posibilidad de tales influencias (12).
Menciona las investigaciones efectuadas por un equipo de la Universidad de Landau en Alemania con colmenas y teléfonos inalámbricos. El resultado de estas investigaciones fue muy convincente: debilitamiento de las colmenas e incapacidad para ciertas abejas de reencontrarla (107).
¿Por qué las tecnologías de la telefonía moderna tendrían más impactos ahora cuando existen desde hace unos veinte años? Mae-Wan Ho avanza la hipótesis de la telefonía llamada de tercera generación cuyas antenas están cada vez más omnipresentes en los países occidentales.
Se conoce muy bien desde el siglo pasado la extrema sensibilidad de las abejas a los campos electro-magnéticos y a las perturbaciones del campo magnético.
En 1974, los investigadores rusos, Eskov y Sapozhnikov evidenciaron que las abejas generan señales electromagnéticas en una frecuencia que varía de 180 a 250 Hz cuando efectúan su baile de comunicación. Investigadores de los E.U.A. obtuvieron resultados muy similares en los últimos veinte años (102). La telefonía GSM está modulada en 217 Hz. Las abejas hambrientas reaccionaban a esas frecuencias enderezando sus antenas (32).
En 1965, J O Husing, en ‘Biene und Elektrizitat’ in ImkerfrE.U.And(Beekeeper Friend) puso ya en evidencia este impacto de las bajas frecuencias.
En 2006, el profesor Stever retomó el tipo de experiencias realizadas por el Profesor Hans-Hinrich Kaatz con los mismos resultados convincentes. Durante el primer estudio piloto, las colmenas habían sido alejadas 1000 metros pero ninguna abeja pudo regresar a la colmena (35).
Las colmenas fueron alejadas después 800 metros. Dos colmenas fueron expuestas a un teléfono inalámbrico y dos colmenas no lo fueron. 25 abejas fueron escogidas de cada colmena y depositadas a 800 metros de distancia. Para las colmenas no expuestas, 16 y 17 abejas regresaron después de respectivamente 28 y 32 minutos. Para las colmenas expuestas, 6 abejas regresaron a la primera colmena después de 38 minutos. Ninguna abeja regresó a la segunda colmena. El profesor Ferdinand Ruzicka (él mismo apicultor y cronista para revistas apícolas) observó problemas en su colmenar después de que se instalaron tres antenas de telefonía en su vecindario. Llevó una encuesta con 20 apicultores que también tenían antenas cerca de sus colmenares en un radio de 300 metros. Sobre los 20 apicultores, 8 mencionaron un comportamiento más agresivo de las abejas, 5 mencionaron una tendencia a enjambrar más rápidamente y 14 mencionaron el síndrome de colapso de las colonias.
Según las observaciones del profesor Ferdinand Ruzicka, las abejas están tan debilitadas por la presencia de las antenas de telefonía que se vuelvan menos resistentes a las enfermedades. Considera también que 15 años antes, eran capaces de resistir a infecciones de varroas mucho más importantes.
En Alemania, dos investigadores, el Profesor Hermann Stever, matemático, y el Dr Jochen Khun, profesor y conferencista, acaban de recibir dos premios por su trabajo sobre la relación entre el electrosmog y las abejas (91).
En 2006, Balmori (95) estudió el impacto sobre las abejas de las radiaciones electromagnéticas de la telefonía móvil.
Bindokas VP, Gauger JR, Greenberg B. (96) han estudiado el impacto de los altos voltajes en 1988 en los E.U.A.
En 1997, Kirschvink J, Padmanabha S, Boyce C, Oglesby J. (97) estudiaron el impacto de las muy bajas frecuencias sobre las abejas en los E.U.A (99).
En 1996, Sandeman, Tautz et Lindauer estudiaron la transmisión de las vibraciones a través de los panales de la colmena y su detección por las patas de las abejas (100).
En los años 70, un biofísico de la Universidad de Sarrebruck, el Doctor Ulrich Warnke, puso en evidencia las reacciones de estrés de las abejas bajo la influencia de frecuencias de 10 a 20 KHz31.
El Doctor Ulrich Warnke (93) reportó igualmente que las impulsiones de comunicación de las antenas de una abeja tocadas por otra abeja pueden ser medidas por un oscilógrafo (33). Por otra parte, Ulrich Warnke demostró que las bajas frecuencias perturban los procesos metabólicos en la abeja. En 1976, publicó un estudio (94) sobre los efectos de las cargas eléctricas sobre las abejas.
El Doctor Ulrich Warnke (98) publicó, en abril 2007, una declaración en 6 puntos en relativa a la perturbación de las capacidades de navegación y orientación de la abeja por radiaciones eléctricas, magnéticas y electromagnéticas. Sus dos primeros puntos son los siguientes:
- Los tegumentos de las abejas poseen funciones semiconductoras y piezoeléctricas. Esto significa que transforman las microondas de alta frecuencia en señales audio. Varios segmentos del tegumento funcionan como receptores dieléctricos de radiaciones electromagnéticas en el espectro de las microondas.
- Se encuentra en el abdomen de las abejas nanopartículas de magnetita.
Todas estas investigaciones confirman los trabajos y las intuiciones geniales del gran entomólogo norteamericano, Philip Callahan, quien publicó 14 obras y 200 artículos científicos y dio conferencias por todo el planeta. Philip callahan hizo avanzar considerablemente el dominio de la investigación sobre los sistemas de navegación y de comunicación infrarrojo de los insectos. Pasó decenas de años estudiando los tegumentos, la quitina y las antenas de los insectos. Trabajó mucho también en agroecología sobre las propiedades paramagnéticas de los suelos en relación con la fertilidad (103).
Estos estudios permitirán posiblemente dar una nueva luz sobre los trabajos (104) del entomólogo ruso ViKtor S. Grebennikov (fallecido en 2001) quien descubrió el CSE (Cavity Structure Effect) (106). Trabajó mucho sobre los sistemas antigravitacionales en los insectos. Sus trabajos muchas veces fueron denigrados seguramente por ser demasiado adelantados para todos los minusvalidos de la alegría de vivir. Escribió una obra cuyo prologo fue redactado por Yuri N. Cherednichenko, Director de investigación en el Laboratorio de Biofísica del Instituto de patología y Ecología Humana, Academia de medicina Rusa (105).
La miel: néctar de los Dioses…o cóctel de antibióticos, acaricidas y Polen transgénico
No es el síndrome del colapso de las colonias que facilitará la vida de los apicultores en cuanto a la posibilidad de satisfacer en miel los mercados interiores.
En Francia, la producción es de 16.000 toneladas cuando se necesitarían 40.000 para satisfacer la demanda del mercado nacional.
En los E.U.A, en 2006 la producción fue de sólo 70.000 toneladas, es decir 11% menos que la del año anterior.
En el Québec, los apicultores se quejan amargamente porque el precio de la miel bajó a 0,50 euros la libra sobre el mercado de mayoristas cuando el costo de producción ¡es de 1,50 euros la libra! Nadie les hace caso y los consumidores no están conscientes que el 80% de la miel comprada en Québec se importa de Argentina.
En Europa, la miel se importa de Argentina. A veces se importa de China pero dado el desastre ecológico de este país, hay que temer lo peor. Puesto que la denominación “miel” esconde a veces muchas sorpresas.
Hace poco, Argentina estaba en el corazón de una gran crisis apícola porque los importadores de otros países se negaban a importar miel argentina repleta de antibióticos y acaricidas. Después de China, Argentina es el segundo productor de miel del mundo con alrededor de 100.000 toneladas en 2006, procedente de 2,5 millones de colmenas, manejadas por 33.000 apicultores. Argentina es el primer exportador mundial (63): 90% de su producción se exporta.
La crisis apícola posiblemente se intensificará a medida que se descubra o, más bien, que se analice la cantidad de polen transgénico presente en la miel.
El año pasado, en el suroeste de Francia se realizaron estudios, bajo control oficial, para poner en evidencia la presencia de polen transgénico en las colmenas. Las colmenas instaladas entre 500 y 1200 metros de campo de maíz transgénico estaban contaminados hasta el 50% (67).
En mayo 2000, miel conteniendo polen transgénico de colza fue descubierto en Inglaterra por la asociación los Amigos de la Tierra. Componentes genéticamente modificados de la firma Aventis fueron descubiertos en dos muestras analizadas por un laboratorio en Austria (65). Algunas colmenas contaminadas estaban a 4 ó 5 km. de los campos de colza quimérica.
En 2004, el gobierno Australiano hizo investigaciones para determinar la cantidad de polen proviniendo de colza transgénico, en muestras de 34 mieles de Australia y del Canadá. Todo anda bien en el mejor de los mundos: todos los mieles contenían polen transgénico pero en cantidad menor al 1%, luego sin obligación de etiquetado. ¡Legalmente contaminado, pero sin necesidad de avisar al comprador!
En 1999, La BBC reportó las investigaciones de científicos holandeses que utilizan el néctar de plantas genéticamente modificadas para producir medicinas o vacunas (66). En efecto, los científicos del “Centre for Plant Breeding and reproducion Research” de Wageningen se dieron cuenta que proteínas fungícidas del brezo común se encontraban en la miel. Alimentaron entonces abejas con una solución conteniendo una albúmina sérica bovina: no solamente encontraron intacta esta albúmina en la miel, sino que estaba además doblemente concentrada.
Seguidamente crearon petunias transgénicas conteniendo una vacuna para inmunizar los perros contra una enfermedad llamada parvovirus. Empezaron también investigaciones para ver si los azúcares protegían las proteínas en la miel sin necesidad de refrigeración, con el fin de crear vacunas para las zonas tropicales.
Miel a la vacuna transgénica, ¡tenía que pensarse!
Por otra parte, ¿No se podría decir que toda miel contaminada por polen transgénico se vuelva, por este simple hecho, una miel farmacéutica? Y no es sólo en el suroeste de Francia que la miel empieza a estar contaminada por polen transgénico.
¿Miel de soya garantizada al polen transgénico próximamente?
Los apicultores argentinos tienen pavor que los importadores empiecen a analizar el contenido en polen transgénico de sus mieles.
Pues Argentina está cubierta de soya, claro está, de soya transgénica, 100% marca registrada Monsanto. Pero me van a decir, el Padre Dios, en su infinita sabiduría, ¿no creó la soya autogama, sin necesidad de polinizadores, para que Monsanto pueda sembrar sus semillas quiméricas sin contaminar los campesinos bios y anticuados que sólo usarían variedades no mejorados por el “genio genético”?
Es lo que cuentan los mentirosos. La realidad es muy diferente y ya hace mucho tiempo que se sabe que en algunas regiones de los E.U.A, por ejemplo, los apicultores cosechan miel de soya.
En 2004, el investigador del INRA André Pouvreau, publicó un excelente libro titulado «Los insectos polinizadores» del cual citamos un muy corto extracto relativo a la soya: «En ciertas condiciones de cultivo de la soya, la colocación de colmenas puede contribuir a aumentar el rendimiento de granos al reducir la cantidad de vainas vacías.» (Página 20)
Entre 1930 y 1970, numerosos científicos y agrónomos estudiaron muy de cerca las posibilidades de utilizar las abejas como vectores de polinización para la producción en masa y barata de híbridos de soya. Weber et al. (1970), Veatch (1930), Bradner (1969), Brim y Young (1971).
Un artículo sobre las relaciones entre abejas y producción agrícola fue distribuido en el momento de la conferencia EAS en 1997, en los E.U.A, mencionando el hecho que en el Delaware se traen colmenas de abejas para “favorecer la polinización de los cultivos de soya”.
En 1960, Gordienko colocó abejas en una caja con velo conteniendo dos variedades de soya: Las alimentó con jarabes perfumados con el fin de estimular las visitas florales: obtuvo 29% de hibridación en una variedad y 44% en la otra.
Para más información y referencias, invitamos al lector a consultar las páginas 399 y 400 de la obra de Dominique Guillet “las semillas de Kokopelli” (61).
Para concluir, la soya es abundantemente alógama (60) y las abejas se usan ampliamente para favorecer su polinización. Acertijo: colmenares en medio de los campos ¿producirán miel de soya o miel de acacia?
Los apicultores argentinos no han terminado de sufrir. En efecto, ¡50% de la miel producida en Argentina lo está en regiones cubiertas de cultivos transgénicos! Y Julio César Díaz, apicultor y presidente de la Asociación Argentina de Apiterapia, se queja con justa razón que son los apicultores argentinos que pagarán los platos rotos. Julio César Díaz ataca violentamente a los “piratas hipócritas” que se aprovecharon de la crisis de las mieles argentinas contaminadas de antibióticos y acaricidas para romper los precios y aumentar otro tanto su plus-valía. Y precisa que son los mismos que formaron los apicultores al uso de la química más violenta para controlar los parásitos de la colmena sin preocuparse para desarrollar técnicas suaves y duraderas que, claro está, no generaban divisas a los vendedores de productos tóxicos.
Esperemos que la comisión de encuesta sobre las abejas, solicitada por diputados franceses, no dejará de indagar muy seriamente el problema de las mieles transgénicas contaminadas, sea por polen de soya transgénica argentina, sea por polen de maíz quimérico del suroeste de Francia. En 2006, son 5460 toneladas de miel argentina que fueron importadas por Francia (64).
En cuanto a Alemania, son 30.000 a 40.000 toneladas de miel que se importan desde Argentina.
Como lo dice con justa razón Pierre Rabhi, agro-ecologista y poeta: “Una agricultura que no puede producir sin destruir lleva con ella los gérmenes de su propia destrucción. A la hora de comer, ya llegó el tiempo de desearse buena suerte más bien que buen provecho (59).”
De tanto ir la colmena a los males que al final se cansa
Lo que destaca de este largo informe, es un profundo cansancio de las abejas.
La apicultura moderna occidental es la imagen de la agricultura moderna del mismo nombre.
Es una apicultura militarizada para no decir apicultura de guerra:
- Cuarteles sobrepoblados, que algunos hasta llamarían campos de concentración, esterilizados con antibióticos y acaricidas.
- Operaciones puñetazos (calificadas poéticamente de trashumancia) sobre monocultivos escogidos.
- Campos de la muerte, reminiscencia del episodio de la guerra de las trincheras, bombardeados con fungicidas, herbicidas: los herederos del gas mostaza.
- Fumígenos (sin la ración de tabaco) para anestesiar las abejas recalcitrantes.
- Comida-veneno: azúcar blanca, jarabe de maíz, harina de soya, aceite de colza, todo a la salsa GM.
- Una sexualidad refrenada, por la inseminación artificial de las reinas.
- Perdidas considerables en la población civil, daños colaterales de los bombardeos de pesticidas.
- Correrías: robo de las reservas de miel.
- Trajes de campaña cada vez más blindados para el apicultor, por la agresividad sin cesar creciente de las abejas.
- La masacre de millones de reinas, al octavo día de su desarrollo embrionario, para “recolectar” jalea real.
Sin hablar de las olas de agresores que asaltan las abejas sobre todos los frentes, desde el fin de la última guerra mundial, desde que la tecnología de guerra se transformó en tecnología de la agricultura:
- El varroa “varroa destructor”. Esta ácaro asiático invadió América latina en 1971 (importado del Japón por apicultores del Paraguay) y llegó a Europa al principio de los años 60 al mismo tiempo que el occidente invadía Asia con su seudo-revolución verde. Hasta entonces, el varroa vivía apaciblemente en simbiosis con la pequeña abeja india, Apis ceranae. Incluso existe una abeja rusa de la especie Apis mellifica relativamente resistente al varroa por su localización geográfica (extrema Rusia oriental. Primorsky). (75)
- La acariasis, provocada por Acarapis woodi. Este ácaro es un parásito interno de la abeja. La hembra pone sus huevos a la entrada o dentro de la tráquea. Afecta con fuerza los E.U.A desde 1984 y en 2007 parece expandirse en Europa.
- Una nueva nosemosis provocada por el protozoario Nosema ceranea (78). Ya está presente en España e incluso en Francia, según Marie Pierre Chauzat. Este protozoario ha sido sospechado de ser la causa del síndrome de colapso de las colonias de abejas. Parece poco probable puesto que está presente en los E.U.A desde una decena de años (79).
- El pequeño coleóptero de las colmenas, Aethina tunida (76). Un recién llegado de África muy presente y temible en los E.U.A (desde 1998 en Florida) (77), Canadá y Australia. Estaría presente ahora en Portugal.
- Otra acariasis provocada por los ácaros Tropilaelaps clarae y tropilaelaps koenigerum. Todavía no están presentes en Europa pero lo estarían en Australia o cerca de las costas australianas, lo que represente un peligro de contaminación para los E.U.A, país en el cual muchos agricultores piden abejas a Australia para la polinización. Tropilaelaps clarae y Tropilaelaps koenigerum viven normalmente en simbiosis con las abejas de Asia, Apis florea, Apis dorsata y Apis ceranae.
- Un nuevo predador de las abejas, un abejón llamado Vespa velutina nigrithorax, endémico de China en el Bután, y en el norte de la India, se introdujo en Francia a fines de 2004. Vespa Velutina construye sus nidos en lo alto de los pinos y su taza de reproducción es elevada ya que no tiene predadores naturales. Ataca las abejas en pleno vuelo.
- Las abejas están rendidas por todos estos esfuerzos de guerra y este universo de concentración. Las abejas han agotado sus municiones y el inmunitario cruje.
- Una minoría se rebeló por la violencia: se las llaman abejas “africanizadas” (80). Proceden de trabajos de hibridación efectuados en 1957 en Brasil por un biólogo, Warwick E. Kerr, quien cruzó abejas de Europa con abejas de África del sur (26 reinas de tanzania, de la especie Apis mellifica scutellata). En 1958, estas abejas híbridas dejaron la colmena y se fueron de América latina hacia el norte, atravesaron América central y llegaron a Texas en 1990.
- Ahora están presentes en todo el sur de los E.U.A. Son a veces muy violentas, muy agresivas, de allí que se las llaman “Killer bees”. El número de humanos que estas abejas mataron oscila según las fuentes (de algunos individuos a un millar). Hasta atacan al ganado mayor.
La gran mayoría de las abejas parece más bien propensa a capitular frente a la adversidad. El célebre biólogo Henri Laborit habría posiblemente hablado en su caso del “elogio de la huida”.
- Éste síndrome del colapso de las colonias ¿es verdaderamente otra cosa que una deserción colectiva de las tropas?
Las abejas dejan la colmena sin regreso. Y la agricultura moderna y tranquilizante, quien pone pulgas electrónicas a todos los animales domésticos, no ha tenido tiempo de lanzar un amplio programa para poner pulgas electrónicas a las abejas: decenas de miles de millones de abejas por lo tanto son dadas por desaparecidas.
Síndrome del colapso de las colonias humanas.
Según los entomólogos, las abejas estarían sobre el planeta desde por los menos unos cien millones de años puesto que un equipo de investigadores de la universidad de Oregón anunció el año pasado el descubrimiento del más viejo fósil de abeja, de la especie Melittosphex burmensis (82) encontrado en Birmania, en ámbar del período cretácico.
Podemos pensar que la humanidad co-evolucionó con las abejas desde algunos decenas de miles de años y que la apicultura fue practicada, bajo una forma u otra, desde hace unos 10.000 años.
En el espacio de apenas un siglo, la sociedad moderna occidental consiguió casi erradicar la abeja de miel y la suerte de las abejas salvajes no es mejor. ¡Qué proeza!
De hecho, los agresores de la abeja que acabamos de describir no son sus enemigos: son sólo agentes de limpieza encargados de eliminar lo que no está conforme a las leyes de la naturaleza. ¿Y por qué la apicultura moderna no es conforme a las leyes naturales? Porque el hombre moderno perdió todo sentido de lo sagrado. Sólo está obsesionado por la productividad. Tiene que producir, que sacar, mucho y rápido, y en este caso, miel, del estómago de la abeja. Y, claro está, de la fuerza de polinización. John Lennon hubiera podido también cantar: “honeybees is the nigger of the food World”
El único enemigo verdadero de la abeja, su solo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno.
Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años a vivir, no más polinización, no más hierba, no más animales, no más hombres”. (83)
En 1923, Rudolf Steiner anunció el colapso de las abejas.
Mucho antes que Einstein, Rudolf Steiner, el fundador de la agricultura biodinámica, en un ciclo de conferencias que dio a los apicultores en 1923 (84)84condenó firmemente la crianza de las reinas. Durante estas conferencias, impregnadas de poesía y de una verdadera percepción de la naturaleza de la abeja, un apicultor profesional le señalo su total incomprensión en cuanto a la condena, hecha por Steiner, de la crianza de las reinas.
Rudolf Steiner contestó: si se sigue reemplazando las fuerzas orgánicas que obran en las colmenas por fuerzas mecánicas (incluyendo la crianza artificial de las reinas a partir de larvas de obreras) la situación se volverá muy grave para las abejas. Dio una cita al apicultor un siglo más tarde, previniéndole que para esa fecha, si estas prácticas perduraban, no habría más criaderos de reinas, eso es, que las abejas sencillamente habrían desaparecido.En breve, Rudolf Steiner, quien ya en 1924 presintió el advenimiento de la “vaca loca”, anuncia en 1923 el colapso de abejas. Añadió que la sobrevivencia de la humanidad dependía de la sobrevivencia de las abejas.
No ha pasado todavía un siglo, pero el plazo parece acercarse muy rápidamente. Y posiblemente ya está aquí: en otra conferencia Steiner daba un plazo de 80 años. Es ahora.
Una búsqueda obsesiva de reinas de élite
Según Mauricio Chaudière “Desde que el hombre es hombre, parasita la abeja…Lo más sorprendente, en esta relación «hombre-abeja», es que es posible tomar de la colmena parte de sus bienes sin por ello arruinarla”
En efecto, contrariamente a su denominación común, las abejas no son domesticadas (del latino ‘domus’, casa). Por lo menos no lo fueron hasta al principio del siglo 20, época en la cual los apicultores empezaron a criar reinas. Esta época de 1910/1920 es, por otra parte, la época durante la cual los primeros híbridos F1 de maíz fueron introducidos con todo su séquito de conceptos pocos claros: vigor híbrido, semillas elite, líneas puras, etc. Son los primeros intentos de poner en cautiverio semillas (proceso de degeneración) para llegar al gen moderno del Terminator quien esteriliza la planta, lo que le impida llevar semillas fértiles.
¿Puede uno dejar de pensar que la abeja fue realmente puesta en cautiverio cuando el apicultor empezó a criar reinas y a inseminarlas de modo artificial? Fue el principio de la crianza de las reinas en “batería”. (Este término de batería, ¿hace referencia a la “compañía de artillería y su material?”)
Además, uno de los primeras ventajas de la selección de las reinas es evitar el enjambrazón natural, fuente de muchas preocupaciones para los apicultores. En pocas palabras, evitar que las abejas salgan a la aventura, evitar que rompan sus cadenas puesto que, recordémoslo, no son animales domésticos.
En la naturaleza, las reinas se acoplan de 10 a 40 veces en el lapso de algunos días. La cantidad de acoplamientos varía en función de la especie de abejas y de las subespecies. La Asociación Mellifican (86)86 cita las investigaciones del genetista francés Frank. P cuya tesis de doctorado trataba de “El acercamiento genético de las cuestiones evolutivas asociadas a la sociobiología y a la filogeografía de la abeja doméstica”.
En la batería, la espermateca de la reina es inseminada con el esperma de algunas decenas de abejorros. La reina esta anestesiada con Co2 e inmovilizada en un tubo de plástico durante esta intervención quirúrgica.
¿Por qué las abejas del genero Apis escogieron la poliandria?
Es evidente que la respuesta a esta pregunta esencial va más allá del cuadro de este artículo. Sin embargo, posiblemente es una de las claves fundamentales para la sobrevivencia de la abeja de miel, si para ellas sobrevivir todavía puede ser posible.
¿No habría una lección que aprender por la manera en que las “Killer Bees”, las abejas africanizadas, están reapropiándose cierto territorio? Ya están en los E.U.A en 9 estados del sur y, cuando llegan a una región, parece que son capaces de africanizar entre 20 a 30% de los colmenares en un año. Parecería también que se suavizan a medida de su instalación en un territorio. Son también más resistentes naturalmente a la varroase.
En cambio, enjambran cuando quieren y son muy poco cooperadoras en cuanto al uso intempestivo de su fuerza de trabajo para polinizaciones de amplitud industrial.
Según estudios que han sido efectuados, reinas inseminadas con esperma de abejorros africanizados y esperma de abejorros no africanizados tienen tendencia a solicitar de su espermateca el 70 % de esperma de abejorro africanizado. ¿Por qué?
Un último mensaje de las abejas
Todas las civilizaciones han considerado la abeja como un animal sagrado. Los Mayas, quienes consideraban a las abejas como una emanación de la luz solar, hasta tenían una divinidad de la abeja, Ah Muzen Cab.
Para Mauricio Chaudière, “Las flechas de Eros son sólo abejas a la discreción de Afrodita”. La Artemisa de Éfeso tenía a sus pies un enjambre.
¿Que queda de esta visión de la abeja en la apicultura moderna? No queda nada. La abeja es una esclava al servicio de la agricultura militarizada. La reina es una esclava sexual inseminada en laboratorios asépticos.
Para Gunther Hauk, director del Centro Pfeiffer en los E.U.A: “En lo que concierne este extraño fenómeno denominado síndrome del colapso de las colonias, en el cual las abejas abandonan la casa y no regresan, desearía sugerir la siguiente línea de reflexión. Cuando el estrés, los venenos, el alimento adulterado, y “prácticas de explotación”, además de una falta de respeto y de consideración, llegan a un cierto nivel, la esencia espiritual, este componente del ser que mantiene la integridad del organismo, desaparece. Cuando miramos un animal, percibimos su cuerpo físico. Los Amerindios, todavía clarividentes, “percibían” esta entidad espiritual quien preside a los instintos vitales del animal con toda sabiduría. Llamaban a esta entidad espiritual el “Gran Oso” o el “Gran Bisonte”. Estaríamos propensos a pensar que cuando la “Gran Abeja” experimenta todas estas fuerzas destructivas, se desprende de la entidad física.
Cuando el centro espiritual de la colmena está así debilitado, la abeja individual toma su vuelo y no regresa más. Porque, de hecho, no tiene ninguna parte a dónde regresar. La “Gran Abeja”, que podríamos llamar el alma-grupo, no puede mantener la integridad de la colonia. (87)”
Es sin duda el mensaje último de las abejas: se apartan de la humanidad, se van a morir por grupo. Por decenas de miles de millones, y hasta tienen la decencia de no atestar con sus cadáveres sus campos de concentración. Última delicadeza.
Trashuman definitivamente ¿Posiblemente hacia otro planeta o hacia otro cosmos? O tal vez ¿hacia otra humanidad, más respetuosa? Trashumancia pudiendo ser interpretado como tras-humus, más allá del territorio, o como tras-humano, más allá del humano.
La apicultura solar de Mauricio Chaudière
No quisiéramos terminar este artículo sin aportar una nota de esperanza ya que existen todavía, por el mundo, apicultores enamorados de sus abejas que pueden comprender que ya no se debe más buscar al exterior productos químicos milagros o nuevas súper-reinas hiper-seleccionadas.
La respuesta está al interior, está dentro del corazón de los apicultores. Mauricio Chaudière, a sus 80 años posee siempre intacto este amor para las abejas que les dio durante 60 años de apicultura. Mauricio es un escultor, un poeta, un pedagogo, un injertador, un apicultor, un criador, un hortelano…En una época en donde el Código Da Vinci invade los anaqueles de nuestras librerías (¿para hacer soñar el pueblo o para prepararlo a una gran revelación?) estaríamos propensos a percibir en Mauricio una expresión magnífica y fértil de esa energía Da Vinci que se estaría focalizando sobre la gestión de los recursos naturales.
“Las abejas y nosotros estamos en el mismo barco. Si nos dedicaríamos a respetar su integridad salvaje, porque nunca fueron domesticadas sino solamente “explotadas”, entonces nuestro comportamiento mismo estaría cambiado. Al vivir al ritmo de las abejas, es decir al ritmo de la naturaleza, tendríamos alguna oportunidad de re-hacernos una salud”.
“Otra enseñanza que proviene de la observación de las abejas y que me convencería, si fuese necesario, de la necesidad imperiosa de proteger la biodiversidad en nuestro entorno, es el período de renuevo que podamos provocar al lado de una colmena deficiente al liberarla de la sujeción a la cual la Apicultura moderna la obligó. Enseguida que la cresa de una colmena se revela irregular o enferma, si se libera el enjambre de sus cuadros armados de panales de cera, de sus hilos metálicos y de su habitáculo más o menos cúbico y lo volvemos a colocar en su “condición de natura”, es decir sin ninguno de esos artificios, dejándolo instalarse en un refugio precario en donde tendrá toda libertad de constituirse en racimo, habrá reencontrada su mejor condición de incubación. Ahora bien, la incubación es la función esencial de la colmena puesto que la colonia tiene que incubar su criadero para asegurar la renovación permanente de su población, cada abeja sobreviviendo poco tiempo a su propia tarea. Aunque es necesario que su entorno esté variado y libre de todos los productos tóxicos que tanto se usan para dar a nuestras campiñas esa “limpieza” que a veces nos enorgullece” (86).
Mauricio desarrollo una forma de apicultura que llama “solar” (108). Creó colmenas de barro que constituyen el prefecto entorno para las abejas. Mauricio es también el inventor de una colmena extensible, cada vez más conocida en Francia, que permite tratar la varroasa de manera muy sencilla, y sin ningún producto tanto natural como de síntesis (89).
“Las ventajas de la colmena extensible son numerosos: eliminamos las varroas, cosechamos jalea real, provocamos y controlamos la enjambrazón, renovamos la mitad de los panales, criamos las reinas en forma natural, hemos manejado un colmena con dos reinas, doblamos el volumen de la cresa y aumentamos lo mismo el volumen de la cosecha. Además, ningún producto tóxico entró en la colmena.”
Liberemos las Abejas
Liberemos las abejas antes que el síndrome del colapso de las colonias no se vuelva el síndrome de colapso de las colonias humanas.
Liberemos las abejas de sus universos carcelarios, de la procreación en laboratorio, de los fungicidas, pesticidas e insecticidas, de las radiaciones electro-magnéticas, y de las quimeras genéticas. Cuando habrán salida de su cautiverio, bien que se liberarán solitas de sus parásitos –o llamados tales, puesto que cuando el terreno es sano, los parásitos no son realmente que “los que comen al lado de otro”, en el sentido griego del término. Y el hombre, sin lugar a dudas, debe ser sumado al número de los parásitos de la abeja, puesto que, desde el alba de los tiempos, ella comparte con él los tesoros de la colmena. Esos tesoros, cuyos nombres es el número de los costados de su celdilla, son la miel, el polen, la cera, la jalea real, el veneno y el propóleos. Esta última sustancia es seguramente una de las sustancias de las más terapéuticas del planeta: es por eso que fue llamada “propolis”, “frente a la ciudad” puesto que aleja los males de la morada de la abeja, por lo menos los males de origen natural. El propóleos se reveló impotente para proteger la abeja de los males de la tecnología humana.
Había en el siglo pasado, sin duda todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena planetaria. En el plazo de algunas decenas de años, muy numerosas especies fueron erradicadas por la agricultura tóxica, por la deforestación, por la desertificación, por la urbanización.
En este millón de especies de insectos, la abeja es única. El poeta pudo decir que la abeja nunca vuela sola: esta siempre acompañada por un espíritu de fuego quien la envuelva de un aura de luz cuya fuente es cósmica. Porque la abeja es, por excelencia, el portador de polen, el mensajero del polen y el polen es un pequeño trozo de sol. Es por eso que las civilizaciones antiguas veneraban la abeja como una emanación solar, una mensajera entre el Cosmos y la Tierra.
¿No es extraño que la abeja, símbolo de fuego, se desata de una humanidad cuyo entusiasmo, en el sentido griego de “fuego interno”, parece marchitarse, asfixiado bajo las cenizas de una tecnología cuyo Tener-más le sirve de bien-estar?
¿No es extraño que la abeja solar desierta la Tierra en el momento mismo en que el planeta empieza a sofocar bajo las angustias de un calentamiento que, ayudado por la locura humana, la convertirá en muy poco tiempo en un desierto ardiente? (109) http://www.ecoportal.net/
Dominique Guillet, de Associacion Kokopelli - Traducción de René Molteni
Notas y Enlaces
1. http://www.aginfo.psu.edu/News/07Jan/HoneyBees.htm
2. http://www.cyberpresse.ca/article/20070503/CPSOLEIL/70503221/6584/CPSOLEIL
3. http://www.earthfiles.com/news/news.cfm?ID=1223&category=Environment
4. http://pittsburghlive.com/x/pittsburghtrib/news/rss/s_501188.html
5. http://www.laterre.fr/article.php3?id_article=333
6. http://www.sciencemag.org/cgi/content/abstract/313/5785/351?
7. http://en.wikipedia.org/wiki/Silent_Spring
8. http://en.wikipedia.org/wiki/William_O._Douglas
9. http://www.dollarsandsense.org/archives/2002/0302orlando.html
10. http:///
11. http://www.centerforfoodsafety.org/
12. http://www.i-sis.org.uk/MobilePhonesVanishingBees.php
13. http://observer.guardian.co.uk/print/0,,4023082-102285,00.html
14. http://www.i-sis.org.uk/horizontal.php
15. http://www.blauen-institut.ch/Pg/pM/pM7/pm1552.html
16. http://www.spiegel.de/international/world/0,1518,473166,00.html
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Según los entomólogos, las abejas estarían sobre el planeta desde por los menos unos cien millones de años puesto que un equipo de investigadores de la universidad de Oregón anunció el año pasado el descubrimiento del más viejo fósil de abeja, de la especie Melittosphex burmensis (82) encontrado en Birmania, en ámbar del período cretácico.
Podemos pensar que la humanidad co-evolucionó con las abejas desde algunos decenas de miles de años y que la apicultura fue practicada, bajo una forma u otra, desde hace unos 10.000 años.
En el espacio de apenas un siglo, la sociedad moderna occidental consiguió casi erradicar la abeja de miel y la suerte de las abejas salvajes no es mejor. ¡Qué proeza!
De hecho, los agresores de la abeja que acabamos de describir no son sus enemigos: son sólo agentes de limpieza encargados de eliminar lo que no está conforme a las leyes de la naturaleza. ¿Y por qué la apicultura moderna no es conforme a las leyes naturales? Porque el hombre moderno perdió todo sentido de lo sagrado. Sólo está obsesionado por la productividad. Tiene que producir, que sacar, mucho y rápido, y en este caso, miel, del estómago de la abeja. Y, claro está, de la fuerza de polinización. John Lennon hubiera podido también cantar: “honeybees is the nigger of the food World”
El único enemigo verdadero de la abeja, su solo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno.
Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, el hombre no tendría más que cuatro años a vivir, no más polinización, no más hierba, no más animales, no más hombres”. (83)
En 1923, Rudolf Steiner anunció el colapso de las abejas.
Mucho antes que Einstein, Rudolf Steiner, el fundador de la agricultura biodinámica, en un ciclo de conferencias que dio a los apicultores en 1923 (84)84condenó firmemente la crianza de las reinas. Durante estas conferencias, impregnadas de poesía y de una verdadera percepción de la naturaleza de la abeja, un apicultor profesional le señalo su total incomprensión en cuanto a la condena, hecha por Steiner, de la crianza de las reinas.
Rudolf Steiner contestó: si se sigue reemplazando las fuerzas orgánicas que obran en las colmenas por fuerzas mecánicas (incluyendo la crianza artificial de las reinas a partir de larvas de obreras) la situación se volverá muy grave para las abejas. Dio una cita al apicultor un siglo más tarde, previniéndole que para esa fecha, si estas prácticas perduraban, no habría más criaderos de reinas, eso es, que las abejas sencillamente habrían desaparecido.En breve, Rudolf Steiner, quien ya en 1924 presintió el advenimiento de la “vaca loca”, anuncia en 1923 el colapso de abejas. Añadió que la sobrevivencia de la humanidad dependía de la sobrevivencia de las abejas.
No ha pasado todavía un siglo, pero el plazo parece acercarse muy rápidamente. Y posiblemente ya está aquí: en otra conferencia Steiner daba un plazo de 80 años. Es ahora.
Una búsqueda obsesiva de reinas de élite
Según Mauricio Chaudière “Desde que el hombre es hombre, parasita la abeja…Lo más sorprendente, en esta relación «hombre-abeja», es que es posible tomar de la colmena parte de sus bienes sin por ello arruinarla”
En efecto, contrariamente a su denominación común, las abejas no son domesticadas (del latino ‘domus’, casa). Por lo menos no lo fueron hasta al principio del siglo 20, época en la cual los apicultores empezaron a criar reinas. Esta época de 1910/1920 es, por otra parte, la época durante la cual los primeros híbridos F1 de maíz fueron introducidos con todo su séquito de conceptos pocos claros: vigor híbrido, semillas elite, líneas puras, etc. Son los primeros intentos de poner en cautiverio semillas (proceso de degeneración) para llegar al gen moderno del Terminator quien esteriliza la planta, lo que le impida llevar semillas fértiles.
¿Puede uno dejar de pensar que la abeja fue realmente puesta en cautiverio cuando el apicultor empezó a criar reinas y a inseminarlas de modo artificial? Fue el principio de la crianza de las reinas en “batería”. (Este término de batería, ¿hace referencia a la “compañía de artillería y su material?”)
Además, uno de los primeras ventajas de la selección de las reinas es evitar el enjambrazón natural, fuente de muchas preocupaciones para los apicultores. En pocas palabras, evitar que las abejas salgan a la aventura, evitar que rompan sus cadenas puesto que, recordémoslo, no son animales domésticos.
En la naturaleza, las reinas se acoplan de 10 a 40 veces en el lapso de algunos días. La cantidad de acoplamientos varía en función de la especie de abejas y de las subespecies. La Asociación Mellifican (86)86 cita las investigaciones del genetista francés Frank. P cuya tesis de doctorado trataba de “El acercamiento genético de las cuestiones evolutivas asociadas a la sociobiología y a la filogeografía de la abeja doméstica”.
En la batería, la espermateca de la reina es inseminada con el esperma de algunas decenas de abejorros. La reina esta anestesiada con Co2 e inmovilizada en un tubo de plástico durante esta intervención quirúrgica.
¿Por qué las abejas del genero Apis escogieron la poliandria?
Es evidente que la respuesta a esta pregunta esencial va más allá del cuadro de este artículo. Sin embargo, posiblemente es una de las claves fundamentales para la sobrevivencia de la abeja de miel, si para ellas sobrevivir todavía puede ser posible.
¿No habría una lección que aprender por la manera en que las “Killer Bees”, las abejas africanizadas, están reapropiándose cierto territorio? Ya están en los E.U.A en 9 estados del sur y, cuando llegan a una región, parece que son capaces de africanizar entre 20 a 30% de los colmenares en un año. Parecería también que se suavizan a medida de su instalación en un territorio. Son también más resistentes naturalmente a la varroase.
En cambio, enjambran cuando quieren y son muy poco cooperadoras en cuanto al uso intempestivo de su fuerza de trabajo para polinizaciones de amplitud industrial.
Según estudios que han sido efectuados, reinas inseminadas con esperma de abejorros africanizados y esperma de abejorros no africanizados tienen tendencia a solicitar de su espermateca el 70 % de esperma de abejorro africanizado. ¿Por qué?
Un último mensaje de las abejas
Todas las civilizaciones han considerado la abeja como un animal sagrado. Los Mayas, quienes consideraban a las abejas como una emanación de la luz solar, hasta tenían una divinidad de la abeja, Ah Muzen Cab.
Para Mauricio Chaudière, “Las flechas de Eros son sólo abejas a la discreción de Afrodita”. La Artemisa de Éfeso tenía a sus pies un enjambre.
¿Que queda de esta visión de la abeja en la apicultura moderna? No queda nada. La abeja es una esclava al servicio de la agricultura militarizada. La reina es una esclava sexual inseminada en laboratorios asépticos.
Para Gunther Hauk, director del Centro Pfeiffer en los E.U.A: “En lo que concierne este extraño fenómeno denominado síndrome del colapso de las colonias, en el cual las abejas abandonan la casa y no regresan, desearía sugerir la siguiente línea de reflexión. Cuando el estrés, los venenos, el alimento adulterado, y “prácticas de explotación”, además de una falta de respeto y de consideración, llegan a un cierto nivel, la esencia espiritual, este componente del ser que mantiene la integridad del organismo, desaparece. Cuando miramos un animal, percibimos su cuerpo físico. Los Amerindios, todavía clarividentes, “percibían” esta entidad espiritual quien preside a los instintos vitales del animal con toda sabiduría. Llamaban a esta entidad espiritual el “Gran Oso” o el “Gran Bisonte”. Estaríamos propensos a pensar que cuando la “Gran Abeja” experimenta todas estas fuerzas destructivas, se desprende de la entidad física.
Cuando el centro espiritual de la colmena está así debilitado, la abeja individual toma su vuelo y no regresa más. Porque, de hecho, no tiene ninguna parte a dónde regresar. La “Gran Abeja”, que podríamos llamar el alma-grupo, no puede mantener la integridad de la colonia. (87)”
Es sin duda el mensaje último de las abejas: se apartan de la humanidad, se van a morir por grupo. Por decenas de miles de millones, y hasta tienen la decencia de no atestar con sus cadáveres sus campos de concentración. Última delicadeza.
Trashuman definitivamente ¿Posiblemente hacia otro planeta o hacia otro cosmos? O tal vez ¿hacia otra humanidad, más respetuosa? Trashumancia pudiendo ser interpretado como tras-humus, más allá del territorio, o como tras-humano, más allá del humano.
La apicultura solar de Mauricio Chaudière
No quisiéramos terminar este artículo sin aportar una nota de esperanza ya que existen todavía, por el mundo, apicultores enamorados de sus abejas que pueden comprender que ya no se debe más buscar al exterior productos químicos milagros o nuevas súper-reinas hiper-seleccionadas.
La respuesta está al interior, está dentro del corazón de los apicultores. Mauricio Chaudière, a sus 80 años posee siempre intacto este amor para las abejas que les dio durante 60 años de apicultura. Mauricio es un escultor, un poeta, un pedagogo, un injertador, un apicultor, un criador, un hortelano…En una época en donde el Código Da Vinci invade los anaqueles de nuestras librerías (¿para hacer soñar el pueblo o para prepararlo a una gran revelación?) estaríamos propensos a percibir en Mauricio una expresión magnífica y fértil de esa energía Da Vinci que se estaría focalizando sobre la gestión de los recursos naturales.
“Las abejas y nosotros estamos en el mismo barco. Si nos dedicaríamos a respetar su integridad salvaje, porque nunca fueron domesticadas sino solamente “explotadas”, entonces nuestro comportamiento mismo estaría cambiado. Al vivir al ritmo de las abejas, es decir al ritmo de la naturaleza, tendríamos alguna oportunidad de re-hacernos una salud”.
“Otra enseñanza que proviene de la observación de las abejas y que me convencería, si fuese necesario, de la necesidad imperiosa de proteger la biodiversidad en nuestro entorno, es el período de renuevo que podamos provocar al lado de una colmena deficiente al liberarla de la sujeción a la cual la Apicultura moderna la obligó. Enseguida que la cresa de una colmena se revela irregular o enferma, si se libera el enjambre de sus cuadros armados de panales de cera, de sus hilos metálicos y de su habitáculo más o menos cúbico y lo volvemos a colocar en su “condición de natura”, es decir sin ninguno de esos artificios, dejándolo instalarse en un refugio precario en donde tendrá toda libertad de constituirse en racimo, habrá reencontrada su mejor condición de incubación. Ahora bien, la incubación es la función esencial de la colmena puesto que la colonia tiene que incubar su criadero para asegurar la renovación permanente de su población, cada abeja sobreviviendo poco tiempo a su propia tarea. Aunque es necesario que su entorno esté variado y libre de todos los productos tóxicos que tanto se usan para dar a nuestras campiñas esa “limpieza” que a veces nos enorgullece” (86).
Mauricio desarrollo una forma de apicultura que llama “solar” (108). Creó colmenas de barro que constituyen el prefecto entorno para las abejas. Mauricio es también el inventor de una colmena extensible, cada vez más conocida en Francia, que permite tratar la varroasa de manera muy sencilla, y sin ningún producto tanto natural como de síntesis (89).
“Las ventajas de la colmena extensible son numerosos: eliminamos las varroas, cosechamos jalea real, provocamos y controlamos la enjambrazón, renovamos la mitad de los panales, criamos las reinas en forma natural, hemos manejado un colmena con dos reinas, doblamos el volumen de la cresa y aumentamos lo mismo el volumen de la cosecha. Además, ningún producto tóxico entró en la colmena.”
Liberemos las Abejas
Liberemos las abejas antes que el síndrome del colapso de las colonias no se vuelva el síndrome de colapso de las colonias humanas.
Liberemos las abejas de sus universos carcelarios, de la procreación en laboratorio, de los fungicidas, pesticidas e insecticidas, de las radiaciones electro-magnéticas, y de las quimeras genéticas. Cuando habrán salida de su cautiverio, bien que se liberarán solitas de sus parásitos –o llamados tales, puesto que cuando el terreno es sano, los parásitos no son realmente que “los que comen al lado de otro”, en el sentido griego del término. Y el hombre, sin lugar a dudas, debe ser sumado al número de los parásitos de la abeja, puesto que, desde el alba de los tiempos, ella comparte con él los tesoros de la colmena. Esos tesoros, cuyos nombres es el número de los costados de su celdilla, son la miel, el polen, la cera, la jalea real, el veneno y el propóleos. Esta última sustancia es seguramente una de las sustancias de las más terapéuticas del planeta: es por eso que fue llamada “propolis”, “frente a la ciudad” puesto que aleja los males de la morada de la abeja, por lo menos los males de origen natural. El propóleos se reveló impotente para proteger la abeja de los males de la tecnología humana.
Había en el siglo pasado, sin duda todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena planetaria. En el plazo de algunas decenas de años, muy numerosas especies fueron erradicadas por la agricultura tóxica, por la deforestación, por la desertificación, por la urbanización.
En este millón de especies de insectos, la abeja es única. El poeta pudo decir que la abeja nunca vuela sola: esta siempre acompañada por un espíritu de fuego quien la envuelva de un aura de luz cuya fuente es cósmica. Porque la abeja es, por excelencia, el portador de polen, el mensajero del polen y el polen es un pequeño trozo de sol. Es por eso que las civilizaciones antiguas veneraban la abeja como una emanación solar, una mensajera entre el Cosmos y la Tierra.
¿No es extraño que la abeja, símbolo de fuego, se desata de una humanidad cuyo entusiasmo, en el sentido griego de “fuego interno”, parece marchitarse, asfixiado bajo las cenizas de una tecnología cuyo Tener-más le sirve de bien-estar?
¿No es extraño que la abeja solar desierta la Tierra en el momento mismo en que el planeta empieza a sofocar bajo las angustias de un calentamiento que, ayudado por la locura humana, la convertirá en muy poco tiempo en un desierto ardiente? (109) http://www.ecoportal.net/
Dominique Guillet, de Associacion Kokopelli - Traducción de René Molteni
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Fuente: ecoportal.net
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